reparad por todas las almas que conversan en los templos. Agustín dc

3.- ACTOS DE REPARACIÓN DEL MES RESPECTIVO

SÉPTIMO ACTO DE REPARACIÓN

Reparad por las almas que conversan en los templos,
por la falta piedad y recogimiento
Noviembre 30/09 (7:20 p.m)

Jesús dice:

Hijo carísimo: es Jesús el que os llama, os recuerda nuestro encuentro de amor. Hoy es primer jueves de mes: Os espero para
cubriros con mis besos y abrazos.
Os espero para remojar la aridez de vuestro corazón.
Os espero para haceros sentir parte de mi sufrimiento.
Os espero para descargaros un poco el peso de mi Cruz. Os espero para sondear vuestro ser con mi mirada.
Os espero para daros la calidez de mi amor. Amor poco correspondido
por los hombres; amor: relegado, excluido, no valorado.
Hijo carísimo: es Jesús el que os llama, os recuerda nuestro encuentro de amor. Hoy es primer jueves de mes: jueves que os llama a reparar por las infames conversaciones que se tienen en los santos templos. Templos que son la Casa de Dios. Templos que os adentran en el espesor del silencio. Templos visitados por los Santos Ángeles del Cielo. Templos que son desahogo del alma y descanso para el espíritu. Templos que son refugio de Amor Divino. Templos
en los que podéis venir a descansar, a reposar en mi seno paterno.
Templos en los que podéis tener elevaciones místicas, desfogues de amor. Templos que os espera como peregrinos en busca del
Absoluto. Templos que os sumerge en el recogimiento espiritual.
Pero muchas almas, tristemente, no sienten mi presencia, no saben reposar en mis brazos de amigo, de hermano; no son capaces de vaciar el corazón y llenarlo de mi amor; les cuesta guardar silencio, compostura, recato en el templo de Dios vivo porque resido en la Hostia Santa. Mi Corazón Eucarístico os salpica con chispitas de amor cuando os siento: recogidos, elevados en un éxtasis, sintiéndoos nada porque Yo soy vuestro todo. Pero sufro cuando veo entrar por las puertas de mi templo: almas disipadas, irreverentes frente al Pan Consagrado, almas que llegan a la Casa de Dios a romper el silencio, a generar malestar: en las almas contemplativas, en los adoradores del silencio.
Reparad, hijo mío, porque muchas almas vienen a mi presencia Eucarística a conversar, mas, no a orar, a abordar temas que nada
tienen que ver con la religión, con la espiritualidad.
Reparad, porque ni, aún, estos temas deben abordarse en el santo
templo.
Reparad, porque muchas almas hieren mi Corazón Eucarístico con sus actitudes mezquinas, con sus conversaciones licenciosas.
Reparad, porque de toda irreverencia en contra de mi Augusto Sacramento, tendrá que rendirme cuentas, cada alma, el día que la llame de esta vida a la verdadera vida.
Reparad para que haya más piedad y fervor en el Sagrario. Sagrario que es mi dulce prisión. Sagrario que es una pequeña porción de
Cielo en la tierra.

Alma Reparadora:
Noviembre 30/09 (8:10 p.m).

Jesús mi delirio de amor: heme aquí entrando por las puertas de vuestro santo templo. Templo en el que reside el Rey de reyes,
el Señor de señores. Templo embellecido por el Rey del más alto linaje. Templo que da sosiego a mi corazón y quietud a mi espíritu.
Templo en el que siento vuestro abrazo. Templo en el que arropáis mi desnudez con vuestra mirada pura, cándida; mirada que me insinúa cambios en mi vida; mirada que me cuestiona, me lleva a la reflexión, a la búsqueda.
Jesús mi delirio de amor: heme aquí entrando por las puertas de vuestro santo templo, añorando este precioso momento; ansiaba
veros expuesto en la imponente custodia, eclipsáis mis ojos, arrobáis
mis sentidos; mi corazón no puede contener tanta dicha de ver, en la Sagrada Hostia, el mismo Hombre-Dios que murió en una cruz para
redimirnos del pecado; el mismo Hombre-Dios que sedujo a María Magdalena, mujer pecadora, que con vuestro encuentro cambió de vida, inició un propósito firme de conversión; el mismo Hombre-Dios que invitó a la samaritana a beber del agua viva, mujer de
corazón resquebrajado, herido, vacío; el mismo Hombre-Dios que dio de comer a una multitud de hombres y mujeres hambrientos, con tan sólo cinco panes y dos peces.
Jesús mi delirio de amor: heme aquí entrando por las puertas de vuestro santo templo para reparar por todas las almas que se deleitan en la conversación, frente a vuestro Misterio Eucarístico. Misterio
que es irrespetado, profanado por las actitudes irreverentes de muchos de vuestros hijos; hijos a los que les faltan buenos modales, delicadeza, espíritu de piedad y recogimiento para permanecer en la Casa de Dios. Casa que exige silencio, anonadamiento frente a vuestra celestial presencia, porque Dios Uno y Trino la habita en compañía de miríadas de Santos Ángeles.
Jesús mi delirio de amor: heme aquí entrando por las puertas de vuestro santo templo porque vuestras palabras conmueven mi
corazón, levantan mi espíritu a la reparación Eucarística porque los hombres os hieren, os maltratan, laceran vuestro Divino Corazón
con sus irreverencias, con sus conversaciones inútiles en los santos templos. Templos que son lugares de oración, mas no de
conversación. Templos que llevan el alma al recogimiento, mas no a
la disipación. Templos que son escuelas del Cielo en la tierra porque en ellas se aprende a ser buen cristiano, a ser hijo que actúa según
el beneplácito de vuestro Sagrado Corazón.

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