EL PECADO TRAE SUFRIMIENTO.

¡HIJOS MÍOS! ¡PECADORES MÍOS…! ¡HIJOS DE MI REDENCIÓN…!

(Confidencias del Señor al hermano Antonio de Sevilla)

 

SEÑOR: ¡hijos míos! ¡Pecadores míos…! ¡Hijos de mi redención…! ¿Hacia dónde camináis sin Mí…? ¿Hasta cuándo me vais a estar crucificando en vuestros hermanos…?

 

No queréis el CASTIGO, y os lo estáis ganando con vuestros PECADOS… ¡Sí, hijos míos!, con vuestros PECADOS…, os lo tengo que decir con toda claridad, porque quienes debieran hacerlo no lo hacen.

 

Porque el PECADO es el camino seguro para llegar AL SUFRIMIENTO, sino lo sabías, ya lo sabéis, os lo digo Yo, Jesucristo, el Hijo de Dios vivo, muerto y Resucitado.

 

Yo tome todos vuestros PECADOS…, y ellos me llevaron a una vida de dolores y sufrimientos, de pobreza y privaciones, de incomprensiones, de persecuciones y amarguras…, y finalmente una condena injusta y a una Pasión y Muerte tan dolorosa como la que más… Yo que no tenía PECADO, ni lo podía tener, tome todos vuestros PECADOS, para que no tuvieras que sufrir por ellos, si seguías mi Camino, mis Huellas… (San Juan 8,46).

Pero no creáis que esté hablando de los SUFRIMIENTOS que se pueden padecer aquí en la tierra, que son a los que más pensáis y teméis… Os estoy hablando principalmente del SUFRIMIENTO ETERNO DE LAS ALMAS DE LOS PECADORES QUE VAN AL INFIERNO…, de ese SUFRIMIENTO es, sobre otros, del que os he librado con MIS SUFRIMIENTOS. Por ser HOMBRE a la vez que Dios, nadie podía hacer esto más que Yo, el Unigénito del Padre Dios, en unión con el Espíritu Santo. (Hechos 2, 17-18). (1)

 

Os he regalado generosamente la SALVACIÓN ETERNA DE VUESTRAS ALMAS con mi Redención dolorosa y hasta cruel… Y ahora resulta que muchos no la queréis la despreciáis…, y preferís los impuros placeres que os da el PECADO, a seguir mi Camino y mis Palabras, y vais a tener que sufrir el SUFRIMIENTO indescriptible de vuestras almas en el infierno, en desesperación y odio perpetuo (San Mateo 24,51).

 

No os servirá de nada no creer en el infierno ni en la existencia de los demonios…, todos los que están allí, no han creído sinceramente en el infierno, ni meditaron en la posibilidad de su existencia, ni en las penas que allí sufren los condenados… Pero ya se les acabo el tiempo de la vida y de la Gracia de Dios, ya no tienen ninguna oportunidad ni esperanza, las agotaron y las despreciaron todas, ¡tan fácil y gratuitas como Yo se las puse y ofrecí…! ¡Qué necios son todos los condenados que van al INFIERNO…!

 

¡DESGRACIADOS, porque rechazaron todas las GRACIAS que Dios les ofreció,tanto a los Ángeles (demonios) como a los hombres…! ¡Sois libres, hijos míos! Dios no condena a nadie, es el mismo hombre el que elige su condenación al rechazar a Dios, Bien Sumo e infinito…, y al rechazar a Dios, creyéndose que se han liberado de su Amor y mandamientos, son cogidos en la red de Satanás que los está esperando, como el cazador acecha a su presa para atraparla… ¡No seáis necios, hijos míos!

(1) Solamente un Ser infinito, podía reparar LOS PECADOS contra un Dios infinito, por ser estos infinitos.

 

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