MENSAJE DE JESUS A LAS MUJERES.

La mujer, por su vida más retirada y su facultad afectiva más fuerte que la nuestra, conversa con Dios mejor que el hombre. En Dios encuentra consuelo a sus dolores, alivio en sus fatigas: que son las del hogar, procrear y soportarnos a nosotros los hombres. Y en Dios encuentra lo que enjuga sus lágrimas y la lleva a sonreír, porque ella sabe hablar con Dios.

Los hombres serán los gigantes de la doctrina, las mujeres serán las que, con su oración, sostengan a los gigantes y al mundo, porque se evitarán muchas descenturas por sus oraciones y penitencias. Por eso harán milagros, casi siempre invisibles, pero no menos reales, que Dios conocerá” (Hombre Dios. Vol. 5, pág. 786)

Pregunta Juan: “¿Maestro?, ¿No te parece que fue injusto el castigo que recibió la mujer?, pues el hombre también pecó”.

Jesús contesta: “Y qué vamos a decir del premio?. Está escrito: que por la mujer volverá el bien al mundo y Satanás será vencido (Gen. 3,15). Nosotros, los de Israel, estamos acostumbrados a ver en la mujer a un ser inferior, y no está bien. Si está sujeta al hombre; si ha sido castigada más, por el pecado de Eva; si su misión consiste en que se desenvuelva entre penumbras, sin acciones vistosas, no por eso es menos fuerte e incapaz que los varones.

Os aseguro que en su corazón existe una gran fuerza, como los varones la tienen en la mente. Os aseguro también, que la posición de la mujer va a cambiar, y será justo; porque así como yo obtendré gracias y redención por todos los hombres, así una mujer las obtendrá para ellas de modo especial. Se oyó la voz de Dios en el Paraíso:

»Pondré enemistad entre ti y la mujer… Tú tratarás de morderle el carcañal, pero ella te aplastará la cabeza”.

La mujer tiene en sí lo que vence al adversario, y por lo tanto redime; una redención que se realiza oculta, pero pronto se dejará ver a los ojos del mundo; y las mujeres cobrarán fuerzas en ella” (Hombre Dios. Vol. 7, pág. 692 y vol. 9, pág. 514).

Jesús dice: “La mujer sabe amar, está hecha para amar. Ella ha convertido el amor en hambre de los sentidos; pero en el fondo, está prisionera del verdadero amor. Vosotras, en el futuro de la Iglesia, sois piadosas las que dais hospedaje, ya que tomáis los trabajos más humildes para dejar libres a los Ministros de Dios para que contínuen el oficio del Maestro.

Luego vendrán tiempos difíciles, llenos de sangre, de heroicidad. El hombre no es fuerte en el sufrir; pues en esto la mujer supera al hombre. Enseñadle vosotras. Y vosotros, aprended de las mujeres la humildad y la constancia. Venced la soberbia. Aprended de ellas a amar, a créer, a sufrir por el Señor. Porque en verdad os digo, que ellas, las débiles, serán las más fuertes en la fe, amor y sacrificio por el Maestro, al que aman sin pedir nada. Aman sólo por darme consuelo y alegría. Toda la gracia se ha reunido en una sola mujer; y ella la ha dado al mundo para que fuese redimido” (Hombre de Dios. Vol. 3, págs. 73 y 69).

María decía a las mujeres después de la muerte de Jesús: “Nosotras somos las que hemos quedado; los varones han escapado. Es siempre la mujer la verdadera creadora para el bien y para el mal. Nosotras engendramos la fe, de la que estamos llenas, porque Dios la puso en nuestro corazón, y la damos a luz a la tierra para el bien del mundo. Es siempre la mujer la que procrea» (Hombre Dios. Vol. 11, pág. 633 y 675).

Jesús aconseja a la mujer: Hay que ser justos sin excesivas durezas, ni demasiadas debilidades. Si tenéis que elegir, elegir más bien lo segundo; porque así Dios os dirá: «¿Por qué fuísteis tan buenos?», y no os condenará; porque el exceso de bondad, castiga ya al hombre al hacer que los otros se le suban encima.

La mujer sea justa con su esposo e hijos. Obedezca y respeta, ayude y consuele a su esposo. La mujer debe obedecer, mientras esta obediencia no se convierta en consentimiento al pecado. La mujer debe someterse, pero no degradarse. Recordad, esposas, que el primero que os juzgará después de Dios por ciertas condescendencias, es vuestro marido, el que antes os arrastró a ellas. No siempre son deseos de amor, sino pruebas de vuestra virtud. Si por el momento, vuestro esposo no se paró a pensar en ello, puede llegar un día en que sí lo haga y os diga: “Mi mujer es muy sensual”; y ahí le vaya a nacer alguna sospecha de vuestra fidelidad marital.

Sed castas en el matrimonio. Haced que vuestra castidad considere las cosas como algo puro, y por tal os tengan, no como esclavas o concubinas paganas, sólo por “placer”; y después, echadas fuera, cuando no les agrada más. La mujer virtuosa, que después del matrimonio conserva un “qué” virginal en sus acciones, palabras, entregas amorosas, puede llevar al marido a una elevación de sentimientos, y así el esposo se despoja de la lujuria y llega a ser verdaderamente “algo especial” con su mujer; la trata como algo que es parte de sí mismo.

Deben amarse en espíritu, no por su desnudez sensual, y sin humillaciones vergonzosas. La mujer sea pacciente, maternal con su marido; que lo considere como el primero de sus hijos. El hombre siempre tiene necesidad de una madre que sea paciente, prudente, cariñosa, comprensiva.

Feliz la mujer que sabe ser compañera de su esposo y al mismo tiempo madre. La mujer sea laboriosa; el trabajo ayuda a la honestidad más que a tener dinero. No atormenta al marido con celos tontos, que no conducen a nada. ¿Es el marido una persona honesta? ¿Para qué los celos?. Los celos necios lo empujan a que salga de la casa; le ponen en peligro de caer entre las redes de una mala mujer. ¿No es el marido honesto ni fiel?; los berrinches de la mujer celosa no lo curarán. Lo cura una conducta seria, sin pleitos, sin desdenes; una conducta digna y amorosa es lo que logra que el marido reflexione y se corrija. Sabed volver a conquistar a vuestros maridos, cuando alguna pasión lo aleje. Conquistadlo con vuestra virtud como en la juventud lo conquistasteis con vuestra belleza.

Ø Amad a vuestros hijos. La mujer tiene todo en sus hijos: La alegría en las horas felices, cuando sois reina del hogar y del marido; y bálsamo en las horas de dolor, cuando la traición u otras penas de la vida conyugal os azotan.

Si os veis tan oprimidas, que deseáis iros, divorciaros, o encontrar compensación en un amigo fingido. ¡No, mujeres, ¡No! Esos hijos, esos inocentes que han perdido la calma en medio de un ambiente triste, tienen derecho a su madre, a su padre, al consuelo de un lugar donde, si se perdió el amor, se quede el otro a velar por ellos. Esos ojos inocentes os miran y estudian.

La mujer sea justa, hermana y amiga al mismo tiempo que madre, para con sus hijos. Y sobre todo, que sea ejemplo para todos. Que vele por sus hijos, los corrija amorosamente, sostenga, y haga reflexiónar; y todo sin hacer preferencias.

Y si es verdad y natural que a los buenos se les quiere más, por la alegría que proporcionan; también es un deber que sean amados los hijos no buenos, aunque sea un amor bañado en dolor, recordando que el hombre no debe ser más severeo que Dios, quien ama no sólo a los buenos, sino también a los malos, y los ama para tratar de hacerlos buenos; para darles modo y tiempo de serlo, y aguanta hasta la muerte del hombre, reservándose el ser un justo Juez cuando el hombre no pueda ya reparar” (Hombre Dios. Vol. 8, pág. 113).

“Escuchad, mujeres, que calladas y sin castigo, asesináis tantas vidas: matar es sacar también el fruto que crece en el seno, porque es semen culpable, o no se quiso por ser un peso para vuestras espaldas. Hay un solo modo para no tener ese peso: Permaneced castas. No unáis a la lujuria el homicidio. Dios lo ve todo”. (Hombre Dios. Vol., 2, pág. 786)

“En mi primera venida vine a abriros con mi Sangre el Paraíso. Pero en mi segunda venida, vendré a levantar a la mujer caída; vendré a darle su lugar en el mundo. Por eso os he heblado de Eva, para que las mujeres sepan su origen y comprendan mis palabras. Pues vendré a restablecer el equilibrio de la humanidad que fue roto, y la mujer volverá a su instante primero, en donde fue creada para el amor; y al llegar a este estado no sufrirá el desprecio, indiferencia. No volverá a quejarse del dolor y amargura. Pues vienen tiempos que toda lágrima será borrada”. (Guatemala, 15-06-1989)

6 comentarios sobre “MENSAJE DE JESUS A LAS MUJERES.

  1. Oh mujer, mírame a Mí, flagelado y coronado de espinas! ¡Contempla Mis Llagas y Mis heridas…!

    ¡Después escucha y reflexiona!

    Durante Mi vida terrenal, viví como manso cordero; fuí al Calvario sin abrir la boca; traté con dulcura a la Samaritana y se convirtió; conmoví el corazón de María Magdalena, la pecadora e hice de ella una predilecta y una santa; al cruzar las calles de Palestina, pronunciaba palabras de luz, de paz y de amor; Mis enseñanzas eran dulce como la miel: pero un día, al echar una Mirada Divina a todos los siglos, viendo como el mal INUNDABA, IMPETUOSO, A TODO EL MUNDO, Y ULTRAJABA MIS TEMPLOS, pronuncié palabras de fuego: ¡Ay del mundo por los escándalos!… ¡y de quién escandaliza! Sería mejor que se le atara una piedra de molino al cuello y se le arrojara al mar. Quien pronuncia este ¡ay! es un Dios abandonado por muchos sacerdotes, religiosas y seglares que no viven realmente lo que Yo les prediqué. Soy Yo, Jesús, que sufrió tanto para salvar a las almas; soy Yo, el Juez Supremo de la Humanidad, de esa humanidad, que entre otros pecados me crucifica nuevamente con sus modas indecentes. Yo, pronunciaré la sentencia eterno para cada alma: PARAÍSO O INFIERNO.

    Reflexiona, mujer, que sigues la moda licenciosa y piensa con seriedad un momento sobre los graves escándalos que provocas a quienes te miran, te desean y te hieren con frases groseras a causa de tus ropas ajustadas, transparentes, escotadas y cortes.

    ¡Oh, mujer: ¿Por qué ultrajas Mis Templos, haciendo exhibición de tu cuerpo?, ¿por qué sólo te ocupas en agradar y tentar a los hombres?, ¿por qué transformas Mi Casa de Oración en una sala de anatomía donde abundan cabezas, troncos, extremidades y hasta la marca de tu ropa interior?

    Mis Templos son profanados a causa de tus ropas sensuales y provocativas.

    Dime, mujer, tus virtudes, ¿dónde están?; tu pudor, tu modestia, tu humildad, ¿dónde están?

    Tus modas que tanto tientan, ¿son distintas a la de una atea? ¡NO, EN ABSOLUTO! Puedes ilusionarte tú misma diciendo: ¿qué mal hay en seguir esta moda? … las demás mujeres también lo hacen y … hay sacerdotes que no lo prohiben y hasta lo aceptan. Esta ilusión es para tí, pero la realidad es otra bien distinta. LA CONDUCTA INCORRECTA de tantas mujeres, aún cristianas, NO JUSTIFICA LA MALA CONDUCTA PROPIA. Si las demás mujeres se quieren condenar siguiendo lo que el mundo les predica, ¿por qué te has de condenar tú?

    Todos los pecados que provocas con tus pantalones, shorts, minifaldas, blusas y vestidos transparentes y escotados, ombligos y espaldas descubiertas, FUERA Y DENTRO DEL TEMPLO, son imputables a quienes te miran, pero más que todo, son imputables a ti que eres la causa voluntaria.

    Yo, Legislador Divino, dije: Si alguien mira a una mujer con malicia, YA PECÓ EN SU CORAZÓN. La Moral que Yo enseñé, ES UNA, INVIOLABLE Y ETERNA, mientras que las modas son muchas. Mi Iglesia no tiene modas, el mundo las tiene todas. Si realmente me amas, debes seguir Mi vida llena de abnegación y sacrificio, por lo tanto, debes abandonar las modas que atentan contra la Moral y la Fe.

    Angosta es la puerte que conduce al Cielo y ancha la que lleva al Infierno, la mayoría elige esta última.

    Estar contra las modas indecentes y NO USARLAS es muy difícil y se necesita mucho amor hacia Mí, PARA NO DEJARSE ARRASTRAR POR ELLAS.

    Hombres y mujeres, se preocupan más en seguir el último grito de la moda que el imitar Mi vida llena de austeridades.

    Yo fuí enviado al mundo, no para hacer Mi Voluntad, sino la de Aquel que me envió.

    Tú fuiste enviada al mundo no para vivir, hacer y usar lo que a tí de dé la gana, sino para realizar Mi Santa Voluntad.

    O estás Conmigo o estás contra Mí; o estás Conmigo o estás con las modas faltas de pudor. Lo que elijas te dará la eternidad de Mi Gloria o la eternidad de las penas.

    Cuando la muerte te arranque, de este mundo lleno de vanidades y de lujos sin razón y llegues a Mi Presencia para ser juzgada, viendo los pecados que los hombres cometieron al mirar tu cuerpo escasamente cubierto, tú misma quedarás avergonzada: ¿Qué pretextos podrás presentarme? ¡Ay de tí, mujer, por tus escándalos! ¡Ay de tí que perdiste el pudor y la vergüenza!, ¿por qué obras así?, ¿por qué me crucificas nuevamente con los clavos de tu inmodestia?

    Cuando en forma irrespetuosa me recibes en la Comunión, cuánta amargura siento al entrar a tu cuerpo que es motivo de tantos pecados en los hombres y mal ejemplo a las pocas mujeres que tú, con desdén, y desprecio llamas «anticuadas». Te aseguro que muchas de esas «anticuadas» están Conmigo, mientras que muchas modernas sin pudor, están «gozando» en el Infierno.

    Los matrimonios que se celebran, también abofetean Mi Rostro, cuando las novias y madrinas se acercan al Altar medio desnudas al igual que muchas de sus amistades. Tienen una hipocresía tal, que aún semidesnudas, llevan colgada al cuello una hermosa cruz metálica, signo de su «gran catolicidad». La verdad es que son sepulcros blanqueados, llenos de lujos por fuera y … vacías de humildad y caridad por dentro.

    ¡Ay, ay , ay!, de todos aquellos sacerdotes que TEMEN O NO QUIEREN PROHIBIR que pisoteen y profanen Mis Templos con las desnudeces de las modas.

    Muchos de ellos se dejan seducir por su presencia. NO QUIEREN SER RIGUROSOS EN EL CUMPLIMIENTO DE SUS DEBERES.

    Yo fuí traicionado por un falso apóstol. Y hoy, hay falsos sacerdotes, religiosas y seglares que en forma clandestina están trabajando para destruir Mi Iglesia. Falsean mi Doctrina permitiendo de todo y creando un cristianismo fácil.

    En mis templos se ven las cosas más profanas, por ejemplo: maquillajes, peinados, exóticos, joyas, amuletos, anteojos de sol, finas y escasas telas. Otros, en cambio, se dedican a comer, fumar, mascar chicle, conversar, dormir, estudiar, flirtear, cruzar las piernas, aplaudir, bailar, cantar canciones profanas y el feliz cumpleaños, curiosear, pasear admirando las obras de arte, sacar fotos durante la santa Misa, etc., etc., etc., como si estuvieran de pic.nic. ¡Pobre de ellos! A Mi Casa de Oración la están convirtiendo en lugar de pecado y … NADIE SALE EN MI DEFENSA. TODOS CALLAN Y HUYEN, NADIE VE NADA Y ME NIEGAN COMO CUANDO ME CRUCIFICARON. NADIE SE ARRIESGA POR MI Y TODOS SE LAVAN LAS MANOS COMO PILATOS.

    ¿Dónde están los que darán su vida por Mí?

    Si un político, un deportista o un artista les dicen: «hagan ésto o usen aquello», todos lo imitan. Yo, en cambio, les prometo el Premio Eterno, si cumplen Mis Mandamientos, Y CASI NADIE HACE CASO A MIS INVITACIONES.

    ¡Ay, ay, ay!, de Mis religiosas que en sus Instituciones y Colegios no aconsejan a sus alumnas sobre la sana y correcta manera de vestir. ¡Ay, ay, ay de las monjas que adaptan sus vestimentas a las de las mujeres mundanas: vuestros pecados están terminando Mi Paciencia. ¡Ay, ay, ay! de los padres y madres que siguiendo el ritmo inmoral de las modas, pervierten a sus hijos con el uso de las mismas y los hacen motivo de escándalos.

    ¡Ay, ay, ay! de todos aquellos seglares que no se animan a aconsejar con energía a tantos hermanos equivocados, sobre la NECESIDAD Y OBLIGACIÓN DE ABANDONAR las modas y acciones que desvirtúan Mi Evangelio.

    ¡Ay, ay, ay! de todas aquellas personas que de una u otra manera fomentan, comercializan y permiten toda clase de desnudeces. Sé muy bien que queréis corromper a la mujer, para así con más facilidad destruir Mi Iglesia, la Familia y la Patria.

    A todas las personas les digo: Es responsable del pecado quien lo comete y quien tiene el deber de impedirlo y cobardemente no lo impide.

    «Se toman severes medidas para luchar contra el hambre, las pestes, la pobreza y las impurezas de la atmósfera, pero se contempla, inclusive con complacencia, la contaminación de los espíritus». (S. S. Pablo VI).

    Mi Justicia destruyó las ciudades inmorales de Sodoma y Gomorra. Peor será el Castigo que tendrá lugar dentro de poco tiempo, según lo viene anunciando Mi Santísima Madre en La Salette, Lourdes, Fátima y otros lugares.

    Oh, almas, que vivís en el fango moral, en la vida cristiana fácil, cómoda y libertina, sembrando por doquier la muerte espiritual. Miradme crucificado, meditad sobre el Infierno en donde caen tantas almas que en un tiempo vivieron dándose todos los gustos, placeres, modas, diversiones, etc., etc.. ¿qué será de vosotras?

    ¡Oh, mujeres, que cuando vivían eran halagadas, aplaudidas, admiradas, imitadas y perseguidas por tantos exhibicionismos de sus cuerpos. Ahora, ¿quién se acuerda de ustedes?, ¿dónde están sus conquistas?, ¿dónde sus dineros, joyas y fama?, ¿dónde están los cuerpos que tanto mostraban? FUEGO ETERNO LAS CONSUME, FUEGO QUE DEVORA Y NO MATA. En cambio las que aquí vivían modestamente soportando agrias críticas y bromas hirientes por su pudor y respeto hacia Mí, gozan para siempre de la eternidad de Mi Compañía y la de María, Mi Santísima Madre.

    Si tu mano, tu pie, tu ojo o… tus modas, son motivo de escándalos, CÓRTALOS Y ARRÓJALOS LEJOS DE TI, pues más te vale entrar sin ellos al Reino de los Cielos, que con los mismos al Fuego Eterno.

    Quien teme y respeta a los hombres y a las modas más que a Mí, NO ES DIGNO DE MI.

    A todos los hombres y mujeres les digo: APARTÁOS DE LAS MODAS OFENSIVAS Y PECAMINOSAS, AUNQUE PERDÁIS FAMILIA, AMIGOS, DINERO, FAMA Y LA MISMA VIDA.

    A mis fieles Obispos, sacerdotes, religiosas y seglares, los invito a que con prudente valentía, defiendan Mi causa y Mis Templos del avasallamiento de las modas obscenas y vergonzosas, caso contrario, el brazo de Mi Divina Justicia caerá riguroso sobre todos ustedes que tienen la obligación de dar testimonio de Mi Vida.

    BIENAVENTURADO QUIEN ESCUCHA MIS PALABRAS Y LAS PRACTICA.

    JESÚS Y MARÍA PROMETEN:

    He aquí las palabras mismas de Nuestro Señor a Santa Margarita María de Alacoque: «Yo te prometo en el exceso de la Misericordia de Mi Corazón que su Amor Todopoderoso concederá a cuantos comulgaren nueve primeros viernes de mes seguidos, la gracia de la penitencia final, o sea, que no morirán en desgracia mía y sin recibir los sacramentos y que mi Corazón se constituirá en seguro asilo de ellos en aquel momento».

    La Santísima Virgen a Sor Lucía, la afortunada vidente de Fátima el día 10 de diciembre de 1925, le dijo: «Mira, hija Mía, Mi Corazón todo punzado de espinas que los hombres en todo momento le clavan con sus blasfemias e ingratitudes. Tú, al menos, procura consolarle, y haz saber que Yo prometo asistir a la hora de la muerte, con las gracias necesarias para la salvación eterna, a todos aquellos que en los primeros sábados de cinco meses consecutivos, se confiesen, reciban la Sagrada Comunión, recen la tercera parte del Rosario y me hagan compañía durante un cuarto de hora meditando en los quince misterios del Rosario, con intención de darme reparación».

    ¡SEA UN CATÓLICO RESPONSABLE Y POR AMOR A JESÚS Y MARÍA DIFUNDA ESTAS NOTAS!

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  2. Es maravilloso como Dios Padre, Dios Hijo, Dios E. Santo y nuestra queridisima Madre María, nos instruyen en su doctrina y mandamientos, en estos tiempos tambien, ¡como, aman al género humano! ¡gracias Señor! tu pequeña.amb.

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  3. oh padre pido perdón de corazón y arrepentida estoi por haberme prestado algunas veces con mi forma de vestir hacer pecar a algunos hombres q se fijaran en mi gracias a dios ya no los uso pero si lo hice, gracias padre por ensenarnos como agradarte mejor.

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    1. Y por supuesto tambien a los hombres exhortarles el meditar los sufrimientos del Señor, su pureza y ejemplos y ser menos semejantes al «macho cabrio» con sus machismos que indudablemente hieren y ofenden a la Virgen María y al Señor tambien.
      Y aunque suene fuerte pueden tambien los hombres comportarse más como seres pensantes y menos como «genitales ambulantes», pues visto está como una realidad que no siempre toda mujer abusada está vestida en forma provocativa, como tampoco lo están las niñas, los niños y hasta infantes cuando deciden convertirlos en sus victimas.

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