ORAR. COMO ORAR.

La Necesidad de Orar. dado a CATALINA RIVAS.

PC-38.3
24-Sep-96
El Señor

Más adelante les hablaré de la necesidad que tienen de orar. La oración es omnipotente y, siendo una, todo lo alcanza. Yo dije: pedid y recibiréis. Sin embargo, no olviden que para ser oídos es necesario que pidan como es debido. Muchos piden, no todos reciben, porque no piden como deben hacerlo: Con humildad. Con confianza. Con perseverancia.

Yo no tolero a los soberbios; Me resisto a escuchar sus súplicas. Tengan presente aquellos hombres soberbios, que confían en sus propias fuerzas y se creen mejores que los demás; y sepan que sus oraciones no serán escuchadas.

Por el contrario, oigo las súplicas de los humildes. La oración del humilde traspasará las nubes y no reposará hasta acercarse a Mí. La oración de aquel que se humilla, sube al Cielo y no vuelve sin que Yo la escuche y la atienda. Sepan que cuando se humillan, Yo mismo voy a abrazarlos espontáneamente; pero si se ensoberbecen y se engríen de su sabiduría y de sus acciones, Yo Me aparto de ustedes y los dejo solos.

No desprecio, ni aun a los pecadores que han sido los más disolutos, cuando se arrepienten de corazón de sus pecados y se humillan en Mi presencia, confesando que son indignos de Mis gracias.

Vamos ahora otro punto, hijitos. Nadie que confía en Mí, queda burlado. Sépanlo todos los pecadores. Por muchas iniquidades que haya cometido un pecador, jamás ha habido uno que haya puesto su confianza en Mí y haya sido abandonado. Quien Me ruega con confianza, obtiene cuanto pidió. Cuando las gracias que piden son espirituales y útiles al alma, estén seguros de que las alcanzarán. Por esto Yo les enseñé que cuando pidan alguna gracia, Me llamen con el nombre de Padre, para que recurran a Mí con aquella confianza con la cual recurre un hijo a su padre que lo ama.

Si atienden a la promesa que le He hecho, de escuchar a quien ruega, ¿quién puede desconfiar de que Yo falte a Mi promesa? Yo no Soy semejante a los hombres que prometen y no cumplen, o porque mienten al prometer, o porque cambian de parecer después de haber prometido. Yo no puedo mentir porque Soy la Verdad; no puedo cambiar, porque Soy la justicia, la rectitud, y sé las consecuencias de cuanto dispongo. ¿Cómo He de dejar de cumplir lo que les prometí?

Por lo mismo que deseo su bien, los exhorto e incito a que Me pidan las gracias que necesitan. Por eso les digo: «Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá.» ¿Cómo voy a exhortarlos a que Me pidan gracias, si no tuviese voluntad de dárselas? Deben estar tanto más confiados en que les daré lo que Me piden, en cuanto Yo mismo Me obligué a oír sus súplicas.

Dirá alguno: Yo tengo poca confianza en Dios porque Soy pecador, le he sido ingrato y conozco que no merezco ser oído. Sus súplicas no se apoyan en sus méritos, sino en Mi Divina Misericordia. Siempre que piden cosas útiles a su eterna salvación y Me suplican con confianza, Yo los escucho. He dicho cosas útiles, porque si son cosas nocivas a sus almas, Yo no puedo oírlos. Por ejemplo: si alguno piensa vengarse de una injuria o llevar a cabo una ofensa y pidiese Mi auxilio con este fin, no lo oiría porque Me ofende quien pide cosas malas o injustas.

Del mismo modo, si imploran el auxilio divino y quieren que Yo los ayude, es preciso que no pongan ningún impedimento que los haga indignos de ser oídos. Por ejemplo: si piden que les de fuerzas para no reincidir en el pecado y no quieren evitar las ocasiones de pecar, Yo no los escucharé porque ponen un impedimento para que oiga su plegaria. Si después pecan, no deben quejarse de Mí, diciendo: he pedido que el Señor me diera fuerzas para no recaer en el pecado, más no me ha oído. Porque esto sería desconocer que ustedes pusieron impedimento, no quitando la ocasión, inutilizando de este modo su súplica y haciendo que Yo no la oyera.

Es preciso también advertirles que la promesa que hice de oír al que suplica respecto de gracias temporales que piden, tal como: ganar un pleito, tener una buena cosecha, librarlos de alguna enfermedad o persecución, solamente las concedo cuando son útiles a su salud espiritual pues de otro modo se las niego porque los amo, sabiendo que tales gracias serían desgracias para ustedes y dañarían su alma. Yo niego algunas gracias por Misericordia, lo que concedo a otros por castigo. Es decir que, cuando no consiguen las gracias que piden, deben alegrarse, porque es mejor para ustedes que tales gracias les sean negadas, que concedidas… Sucede que muchas veces piden el veneno que los va a matar. ¡Cuántos se hubieran salvado, si hubiesen muerto durante el estado de aquella enfermedad o pobreza que sufrían! Pero, porque recobraron la salud, o porque consiguieron grandes honores y dignidades, se aumentó su soberbia, se olvidaron de Mí y se condenaron. Por eso deben dejar a Mi Voluntad que les conceda lo que Me piden, si es que les conviene.

Veamos el otro lado. Las gracias espirituales como: el perdón de los pecados, la perseverancia en la virtud, su amor por Mí, deben pedirlas absolutamente y sin condición, con firme esperanza de obtenerlas.

Cuando se Me pide, no atiendo a si es justo o pecador el que Me ruega por las gracias espirituales. Pecadores: si ustedes no merecen obtener las gracias, Yo tengo grandes méritos ante Mi Padre; pidan en Mi nombre, es decir, por Mis méritos, y Yo les prometo que obtendré cuanto pidan.

Pidan con perseverancia, sobre todo, sin cansarse de hacerlo. Esto les da a entender por qué les He dicho: oren sin cesar, hagan de su vida entera una oración. Que nada los detenga de orar siempre que puedan porque, dejando de orar, se privan de los auxilios divinos y quedan vencidos en las tentaciones. La perseverancia en la gracia es un don absolutamente gratuito que no pueden merecer ustedes, pero este don puede obtenerse por medio de la oración. Pidan por esta gracia diariamente.

Su perseverancia hasta la muerte, no solamente depende de un auxilio, sino de muchos; todos los que esperan alcanzar durante toda la vida, para conservarse en Mi Santa Gracia. Entonces, a esta cadena de los auxilios divinos debe corresponder la cadena de sus súplicas, sin la cual Yo pocas veces dispenso las gracias. Y si ustedes interrumpen la cadena de las súplicas y dejan de pedir, Yo también interrumpiré la cadena de auxilios y perderán la perseverancia. Lean Lucas 11, 5-8.

Los hombres se incomodan cuando se les importuna pidiéndoles alguna cosa, mas Yo los exhorto a que Me pidan repetidamente y no Me incomodo, al contrario, Me complace ver que son perseverantes. Al decirles «buscad, llamad», quise darles a entender que deben ser como los pobres mendigos cuando piden limosna y que, aunque se les despida, no dejan por eso de pedir y de insistir hasta que se les da.

3 comentarios sobre “ORAR. COMO ORAR.

  1. 9 de noviembre de 2012

    CUANDO DESEÉIS QUE UN PECADOR VUELVA A DIOS HABLADLE DE SU BONDAD DE SU MISERICORDIA DE SU AMOR INFINITO

    Es voluntad divina que todas, todas las almas se salven. Yo, Jesús, os hablo.

    Nadie crea que porque un pecador tenga pecados atroces, haya hecho crímenes terribles, haya abusado de menores, o haya robado a los más pobres de entre los pobres, y aun cosas mucho peores, Dios santísimo desea su condenación, porque el que crea esto no conoce ni la paternidad divina de Dios ni su infinita misericordia. Yo, Jesús, os hablo.

    El pecador más empedernido, el más obsceno, el más corrupto, entra en la misericordia de Dios, porque Dios es Padre y cuando un hijo se le tuerce y va por caminos erróneos, llenos de podredumbre y de malicia, El aún así desea recuperarlo y desea que vuelva su rostro a El para salvarlo de la condenación eterna. Yo, Jesús, os hablo.

    Porque si fuera así como creéis vosotros, que Dios desea castigar a todos lo que no le obedecieron o transgredieron Sus leyes, entonces hijos, no os salvaríais ninguno, porque todos sois pecadores, y el más ínfimo de los pecados, el más insignificante, es una abominación a los ojos de Mi Padre Eterno. Yo, Jesús, os hablo.

    Rezad hijos, rezad asiduamente por los pecadores, por vuestros legisladores, por vuestros políticos que tergiversan las leyes divinas por leyes satánicas, rezad una y otra vez y sacrificaros, que la oración hecha de corazón y con amor y fe tiene un poder inmenso, Yo os lo digo, Jesús de Nazaret, que Me pasé la vida rezando por vosotros, por los que ya existían y los que iban a existir, porque Yo Soy el Hijo de Dios Altísimo y Soy uno con el Padre Eterno, y lo que El quiere yo lo quiero, y lo que El piensa yo lo pienso, los dos somos uno en pensamientos y en deseos.

    No metáis nunca la cizaña de la amenaza a un pecador que vaya por caminos torcidos, por muy torcidos que sean, porque Yo Soy misericordia al igual que Mi Padre, y lo que deseamos es su conversión para salvarlo del Infierno que es eterno. Cuando deseéis que un pecador vuelva a Dios habladle de Su bondad, de Su misericordia, de Su amor infinito, que ya Mi enemigo mortal se encargará de meterle la cizaña del desánimo, de la duda o desesperanza y de imbuirle ideas de que para tanto pecado no hay salvación posible. Yo Jesús, os hablo y os instruyo. Paz a todo aquel que leyendo este mensaje lo pone en práctica. LIBRO DADME DE BEBER.

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  2. 16 de noviembre de 2012

    QUIEN NO ESTA INSTRUIDO EN SU FE CATÓLICA ES CULPABLE DE ELLO Y ES MATERIA DE CONFESIÓN

    Claro que sí alma Mía, el Espíritu Divino da el don de consejo y el don de sabiduría a quienes se lo pidan, pero sobre todo a quienes lo necesiten para el bien de las almas. Pocos sacerdotes Me piden este don, pero Yo lo otorgo en cantidad de ocasiones a quienes viven en las debidas disposiciones aunque no Me lo pidan. Yo, Jesús, os hablo.

    En la vida espiritual debéis estar bien preparados en todos los aspectos, no os conforméis con saber lo mínimo, sino que debéis instruiros con charlas y cursillos adecuados y saber cómo debéis responder a preguntas que os puedan hacer embarazosas. Sí hijos sí, debéis ser auténticos soldados espirituales, armados de toda clase de armas para el bien de quienes se os acerquen, y para que la cortedad o la ignorancia no os hagan callar las verdades de la fe católica a la que pertenecéis. Hay mucha confusión por ahí, mucho error y engaño y, hasta hay sacerdotes que están equivocados e instruyen indebidamente, por tanto hijos, os lo digo una vez más, tenéis que tener sabios libros de la doctrina católica y libros de meditación o lectura espiritual también de santos autores. Yo, Jesús, os hablo.

    No todo el mundo esta preparado para catequizar a las almas, aunque sí para defender la fe católica aunque sea con pobres recursos y puerilmente, porque es peor callar que hablar pobremente, pero es vuestra obligación instruiros, consultar las cosas que no sepáis, leer encíclicas, documentos de la Iglesia, hoy que tenéis tanto medios a vuestro alcanza como Internet, por tanto hijos, quien no esta instruido en su fe católica, es culpable de ello, y eso también es materia de confesión, y si leéis cosas que no os encajan con lo que siempre os han enseñado, consultadlas, aseguraos bien de la respuesta verdadera, no creáis las cosas porque las diga tal o cual persona, sino que debéis estar muy acertados en los puntos de la doctrina de la fe católica. Yo, Jesús, os hablo.

    Hijos, la oración es luz para el alma y debéis hacerla a menudo, allí es Dios mismo quién os instruye porque Mi Santo Espíritu os ilumina y os hace entender lo que está bien o mal, hablo de la oración en condiciones, sin ruidos o agitaciones, sosegada, sin dejar entrar otra preocupación que el querer hacer una oración idónea en esos momentos, una oración que os sirva a vosotros y Me sirva a Mí. Yo, Jesús, os hablo. Paz a todo aquel que leyendo este mensaje lo pone en práctica.

    Pu

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  3. «Un sacerdote, repito, no se pertenece, es MÍO, y de MARÍA, y de LAS ALMAS, como Yo soy de mi Padre, de María y de las almas».

    JESUS HABLA DEL VALOR DE LA ORACION

    Mensaje de Nuestro Señor Jesucristo a J.V.

    Habla Nuestro Señor Jesucristo,

    Sobre: El Valor de la Oración y cómo hacerla. Hijitos Míos, mucho os he venido insistiendo sobre la oración, porque mucho se necesita en éstos tiempos.

    Sé de muchos de vosotros, que al momento en que se os pide más oración, inmediatamente ponéis miles de pretextos. Entre ellos decís: Es que yo no puedo ir a la Iglesia a rezar, es que yo tengo que trabajar, es que yo tengo que hacer los quehaceres del hogar, es que yo tengo que hacer la tarea, etc., etc.

    Ya, en varias ocasiones, os he platicado sobre el valor de la oración y el cómo hacerla. Yo os pido que os hagáis uno Conmigo.

    Yo, vuestro hermano Jesús, al encarnarMe, realizaba casi todas las labores que cada uno de vosotros hacéis y no por ello Me separaba del vivir en oración con Mi Padre. La oración no se tiene que hacer exclusivamente en el templo, la oración es la vida íntima de cada uno de vosotros con vuestro Creador; es vuestra vida unida a la Mía, para que Yo se la pueda ofrecer a Mi Padre; es el tomar en cuenta a Nuestra Santísima Trinidad en todos vuestros actos.

    Os explico, Yo dormía igual que vosotros y Mi despertar era ofrecido inmediatamente a Mi Padre. Me levantaba y agradecía el nuevo día y ofrecía Mis acciones a Mi Padre por la salvación de cada uno de vosotros. Mi aseo, Mi desayuno, Mi trabajo en la carpintería, Mi caminar para ir a comprar la madera y lo necesario para Mis trabajos, Mi caminar para ir a entregarlos, la limpieza diaria de Mi lugar de trabajo, la ayuda que le daba a Mi Madre Santísima, la ayuda a los pobres y afligidos de cuerpo y alma, Mis alimentos, Mi tiempo libre y el tiempo que específicamente apartaba para la oración, Mi tiempo de sueño, etc. todo, todo era tiempo de oración, teniendo siempre a Mi Padre junto a Mí.

    Así como, cuando vosotros no os despegáis ó no os queréis despegar del ser amado y al estar con él le contáis todas vuestras cosas con tal de agradarle el momento y con la finalidad de que sepa más de vosotros, así debe ser y debe buscarse la compañía con Nosotros. Dos personas que se quieren, buscan pasar el mayor tiempo posible juntos, si no se puede personalmente, al menos lo harán por teléfono ó por alguna otra vía, pero la realidad es que no deseáis separaros de la persona querida.

    Mis pequeños, ésa es la oración. Es el caminar perfectamente y si y sin interrupción, “en las buenas y en las malas”, con vuestro Dios. Si os dais cuenta de esto, no necesitaréis, entonces, de un lugar específico para orar con vuestro Dios. Todos vuestros momentos, en donde estéis y lo que estéis haciendo, pueden ser ocasión de oración. ¿Cuál será entonces la diferencia entre que vuestros momentos puedan ser ó no ocasión de oración? Esto es simple, la diferencia estriba en que Nos toméis en cuenta y Nos ofrezcáis de corazón lo que estéis haciendo ó no.

    Todo lo que hagáis, por más pequeño que sea, si Nos tomáis en cuenta, adquiere valore infinitos, sea lo que sea, siempre y cuando sea bueno y sea fortalecedor para vuestra alma.

    Yo os dije que toda mi Vida sobre la Tierra fue ofrecida para vuestra salvación, para todas las almas y para todos los tiempos y que al Yo iniciar la Obra de la Salvación, vosotros la ibais a seguir. Aquí os quiero explicar algo, no sois vosotros solos los que la seguís, sino Soy Yo en cada uno de vosotros cuando unís vuestra vida a Mi Vida.

    Todos vuestros actos, aún los que consideráis muy grandes, realmente son muy pequeños, porque pequeños e imperfectos sois y si estos no los ofrecéis a través Mío, vuestros actos llegan a Mi Padre como pequeñas e insignificantes obras; pero si vuestros pequeños ó grandes actos los ofrecéis a Mi Padre a través Mío, éstos se vuelven Divinos, porque Yo los tomo, los purifico y los llevo a Mi Padre como si fueran Míos, como si Yo todavía estuviera viviendo sobre la Tierra y como si Yo los hubiera realizado. Con esto os quiero hacer entender que vosotros, así, os hacéis UNO Conmigo y de ésta forma Yo vuelvo a caminar, a trabajar, a gozar, a sufrir, a vivir en plenitud en la Tierra a través de cada uno de vosotros. Yo Me encarno en cada uno de vosotros, si así Me lo permitís y, en consecuencia, os volvéis corredentores con vuestro Salvador Jesucristo.

    Explicado esto, ¿No se os hace ahora extraordinaria vuestra vida? Esto es oración y esto es Salvación para todos, para restaurar el Reino de vuestro Dios en toda la Tierra.

    LlevadMe, mis pequeños, a donde vayáis. DejadMe ser vuestro interlocutor. PlaticadMe todas vuestras cosas y, aunque Yo ya las sé de antemano, Me gusta que Me las platiquéis, porque con ello Me estáis invitando a hacerlo.

    Yo siempre estoy con vosotros, es más, estoy en vosotros, pero, puedo ser un huésped al que no se le hace caso, ni al que no se le toma en cuenta para nada ó, puedo ser el amigo, el hermano, el padre, el consejero ó, simplemente, el acompañante, que va a hacer vida con cada uno de vosotros.

    Yo os he dado Mi Vida y Mi Muerte para que viváis eternamente, ¿os puedo pedir que hagáis vida Conmigo, en vuestro corazón, para poder derramar en vosotros todo Mi Amor?

    Yo os bendigo en Nombre de Mi Padre, en Mi Santo Nombre y en el del Amor de Mi Santo Espíritu.

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