GRATITUD A DIOS.

REVELACIONES DADAS POR MARÌA SANTÌSIMA A AGUSTIN DEL DIVINO CORAZÒN . –

Virtud de la Gratitud
Abril 28/08 (3:30p.m.)
María Santísima dice:
Pequeñitos de mi Inmaculado Corazón, como Maestra de

los apóstoles de los últimos tiempos, os llamo a vivir la
Virtud de la Gratitud.
Virtud que os da gozo y beneplácito a vuestro corazón.
Virtud que os lleva a reconocer el bien que os hacen los
demás.
Virtud que os hace generosos para dar gracias, gracias
porque en vuestra tristeza alguien consoló vuestro
corazón.
Gracias porque en vuestra desolación alguien levantó
vuestro ánimo caído.
Gracias porque en vuestras dudas alguien os aclaró el
camino.
Gracias porque en vuestra soledad hubo alguien quien os
acompañó.
Gracias porque alguien os alentó a vivir, a disfrutar de
cada momento, a hacer de vuestra vida una aventura
maravillosa.
Agradeced a Dios por todo lo que Él os ha dado.
Agradecedle porque, a través de vuestros ojos, podéis ver
la obra armoniosa de la creación. Creación multicolor
que os aviva, os enajena ante tanto amor por todas sus
criaturas.
Agradecedle por vuestros oídos, oídos que os permiten
escuchar su tenue voz. Oídos que se deleitan ante el trinar
de los pájaros. Trinar que es un canto de alabanza a Dios.
Agradecedle por vuestra voz. Voz que os lleva a alabarlo,
a hablar de su mensaje, mensaje transformador y
liberador.
Agradecedle por la belleza y delicadeza de una flor, flor
que por su fragilidad enternece vuestro corazón.
Agradecedle por el sol, la luna y las estrellas, astros del
cielo que engalanan el firmamento.
Agradecedle por su permanencia en la Eucaristía, no os
dejó solitarios, pensó en vosotros porque os ama.
Agradecedle por vuestra familia, por vuestro hogar.
Estáis rodeados de seres queridos que os aprecian, que os
aceptan tal como sois.
Agradecedle por vuestro trabajo, por vuestra empresa;
son medios que Él ha dispuesto para vuestro sustento.
Agradecedle por vuestra salud y enfermedad; sois
frágiles, no sois cuerpos gloriosos.
Agradecedle por vuestras pruebas, pruebas que os
acrisolan, os purifican para que retornéis a la Casa del
Cielo.
Haced de vuestra vida perenne gratitud porque sois
únicos, irrepetibles, sois obra perfecta de la creación de
Dios.
Hijitos míos, mi vida fue un continuo himno de gratitud
por la obra que el Altísimo ha hecho en Mí. Gratitud
porque en mi pequeñez me hizo su esclava.

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