TRIDUO EN LA DIVINA VOLUNTAD.

TRIDUO EN LA DIVINA VOLUNTAD

EN LOS ENCUENTROS DE AMOR EN LOS SAGRADOS CORAZONES . MADRID. GRUPO DE ORACION.

Por la señal de la Santa Cruz

Oración Inicial:

Mis pequeños hijos de la paz y del amor de vuestro Dios.

La paz sea con vosotros, con el amor de Mi corazón que vierto a raudales en el día de hoy en el que nos volvemos a ver.

Hijos, Mí alegría se desborda. ¡Dadme vuestros corazones y vuestras almas! Porque es cierto que las gracias os inundan y toda Mi misericordia está sobre vosotros.

Mis pequeños, derramo gracias de santidad en vosotros, gracias para que un día vivamos juntos eternamente en el Cielo como vuestra mente no puede imaginarse. (Jesús. 26 enero 2011)

Acto de Amor en expiación y conversión de las almas

¡Oh mis pequeños, oh! Que vuestro amor sea lo más grande, más grande que vuestro dolor, pequeños, porque si el amor anida en vuestra alma y en vuestro corazón, tendréis fuerza para superar cualquier prueba, cualquier dolor. (Jesús. 2 febrero 2011)

¡Oh mis pequeños! A vosotros también viene a traer su llamada, a vosotros esa conversión cada vez más grande para que sea salvación de vuestras almas y de todas las almas que están a vuestro lado. (María. 2 febrero 2011)

Mis pequeños, Mis hijos del amor, Mis hijos amados, con el Espíritu Santo bendigo vuestra alma. Los rayos del Espíritu Santo están sobre vosotros, blanqueándoos, llegándoos al corazón, penetrando en él. Amén. (Jesús. 2 febrero 2011)

Después se hará la meditación correspondiente al día:

MEDITACIÓN DÍA 1º

¡Pequeños Míos, Mis amados! ¡Cómo me gozo en los que hacen la voluntad de Mi Padre! ¡Cómo me gozo en vuestras pequeñas almas! ¡Sed santos, pequeños! ¡Sed santos! Mi corazón os suplica santidad. ¡Creced en virtud, esforzaos! ¡Pedidme! ¡Pedidme gracias de santidad a Mí! Que soy el Todopoderoso. ¡Pedídmelas pequeños! Que Mi ayuda no os va a faltar. ¡Cómo se derrama el Espíritu Santo en cada uno de vosotros!, con dones cada vez más excelsos, porque el Espíritu Santo es inagotable, pequeños.

¡Tantos dones y tantas gracias, sin medida sobre vosotros y sobre los vuestros, a los que Yo amo más que vosotros!

Abandonaros a Mi voluntad, pequeños, abandonaros a Mi amor, porque soy un Dios de Amor y Mi voluntad es amor para cada una de vuestras almas. (Jesús. 26 enero 2011)

* * *

Mis pequeños, Mi ternura se deshace en vosotros. Mi Corazón es un solo corazón con el vuestro, por esa unión, por esa posesión. Mis pequeños, sois uno en el amor de vuestra Madre.

Mis pequeños, las gracias están ahí, sólo tenéis que alcanzarlas abriendo vuestro corazón y vuestra alma a Mi Amor, al Amor del Espíritu Santo, al Amor de Dios ¡Mis pequeños, qué grandes cosas quiere hacer vuestra Madre por vosotros! Tenéis que ser santos, como dice Mi Hijo: santos entre los santos, porque dónde sobreabundó el pecado, Mis pequeños hijos, sobreabunda la gracia, y vosotros… pobres niñitos humanos, pecadores, llenos de faltas ¡qué gracias no se derraman en vuestro corazón y en vuestra alma!

Pequeños os unjo con el aceite de santidad que se derrama de vuestra Madre, y unjo a vuestras familias. (María. 26 enero 2011)

Rezo del Santo Rosario

Se anuncian los Misterios del día

1 Padre Nuestro, 10 Avemaría y 1 Gloria

Jaculatoria: No olvidéis que vuestra Madre camina siempre junto a vosotros y os lleva de la mano, que estáis dentro de Mi Corazón, pequeños, sois parte de Mí, por eso estáis llamados a la santidad. (María. 26 enero 2011)

Oración final del rosario:

Pequeños, os he iluminado en este Rosario con la Luz de Mí Espíritu Santo. Os he iluminado con una luz especial, porque quiero que todavía estéis más unidos a esta Trinidad, porque quiero que todas vuestras obras, que todas vuestras actitudes, que todos vuestros pensamientos estén en Mí vuestro Dios, conmigo y para Mí pequeño. (Jesús. 2 Febrero 2011) (Petición personal)

LETANÍAS DE LA VIRGEN

Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.

Dios, Padre celestial,
ten piedad de nosotros.

Dios, Hijo, Redentor del mundo,
Dios, Espíritu Santo,
Santísima Trinidad, un solo Dios,

Santa María,
ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las Vírgenes,
Madre de Cristo,
Madre de la Iglesia,
Madre de la divina gracia,
Madre purísima,
Madre castísima,
Madre siempre virgen,
Madre inmaculada,
Madre amable,
Madre admirable,
Madre del buen consejo,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,
Madre de misericordia,
Virgen prudentísima,
Virgen digna de veneración,
Virgen digna de alabanza,
Virgen poderosa,
Virgen clemente,
Virgen fiel,
Espejo de justicia,
Trono de la sabiduría,
Causa de nuestra alegría,
Vaso espiritual,
Vaso digno de honor,
Vaso de insigne devoción,
Rosa mística,
Torre de David,
Torre de marfil,
Casa de oro,
Arca de la Alianza,
Puerta del cielo,
Estrella de la mañana,
Salud de los enfermos,
Refugio de los pecadores,
Consoladora de los afligidos,
Auxilio de los cristianos,
Reina de los Ángeles,
Reina de los Patriarcas,
Reina de los Profetas,
Reina de los Apóstoles,
Reina de los Mártires,
Reina de los Confesores,
Reina de las Vírgenes,
Reina de todos los Santos,
Reina concebida sin pecado original,
Reina asunta a los Cielos,
Reina del Santísimo Rosario,
Reina de la familia,
Reina de la paz.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
perdónanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
escúchanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten misericordia de nosotros.

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

Oración final para cada día del Triduo:

¡Benditos seáis mis pequeños! Vuestra Madre abraza vuestro corazón y vuestra alma; la besa, y os abrazo a cada uno de vosotros con Mi ternura maternal. Beso vuestra mejilla y vuestra frente: Alegre, alegre, porque nos reuniremos otra vez. (María. 26 Enero 2011)

Jesús dice: Pongo mi corazón junto al vuestro que derrama Amor, y hago la señal de la Cruz en cada una de vuestras frentes, dejando Mi beso: la marca de Dios.

En el nombre del Padre, en Mi Nombre, y en el Amor del Espíritu Santo.

¡Benditos y Alabados seáis! ¡Gloria a Dios por los siglos! (Jesús. 26 Enero 2011)

* * * * *

MEDITACIÓN: 2º Día del Triduo

Pequeños, la paz sea con vosotros en este día en el que Mi mirada se posa sobre cada uno.

Mis pequeños, ¿sabéis lo que significa que la mirada de Dios se pose sobre cada uno? Mi mirada, pequeños, es una mirada eterna sin principio y sin final, plena de eternidades, plena de amor por cada uno de vosotros, hijos amados. Mi mirada es la mirada de la Trinidad, es la mirada llena de fecundidad, es la mirada que hace santos, santos como os quiero a cada uno: llenos de virtudes, de perfección, de fecundidades para vuestro Dios.

Esta mirada en ese “Hágase” del principio fecundó todo el Universo haciéndolo, y también a cada uno de vosotros, y a cada uno de los que amáis.

Esta mirada que envuelve el Cielo y la Tierra y llega a los abismos y todo lo penetra, pero a vosotros os une con el Cielo.

Pequeños, todo está unido en ésta mirada: todos los tiempos, todos los siglos, todos los hombres; todos dentro de este amor.

Y como os decía, la mirada del Verbo, la mirada del Jesús, es la mirada de la Trinidad, Mis pequeños. Uniros a ella, uniros al amor, uniros a la pureza que se derrama de ella, uniros a esa limpieza, a esa blancura, pequeños… ¡Oh pequeños!

Y a todos vosotros que estáis deseando escuchar, os bendice también Mi mirada, os bendice la Trinidad, se acerca a vosotros y os mira; y tomo Yo vuestra alma entre Mis brazos, entre Mis manos y la llevo al Corazón del Amor y la tengo ahí: blanqueándola, limpiándola y llenándola de dones y gracias.

Beso vuestro corazón, beso vuestra frente, y os bendigo y doy gracias a los que han venido hoy. Mi mirada tampoco se aparta de ellos; me gusta siempre bendecir de una manera especial, lo diga, o no lo diga, a los que vienen por primera vez, porque Mi amor está también con ellos. (Jesús. 9 febrero 2011)

Os dejo a mi Madre, a vuestra Madre.

Yo la Madre aquí, dando las gracias y la bienvenida a los que llegan ¡Bendito seáis!

Como Virgen de Lourdes bendiciendo de una manera especial a todos, especialmente a los enfermos: ¡Ánimo vuestra Madre está con vosotros! ¡Ánimo, ánimo! Vuestra Madre no os abandona ¡ánimo!

¡Pedid mucho, rogad mucho a Dios por todos los sacerdotes!

Tomo vuestra alma y vuestro corazón, con todo el amor de Madre amorosa.

Os abrazo, y os dejo Mi beso en la frente y en cada mejilla ¡Benditos seáis!

Bendigo yo también este rato con gracias especiales y llenando de misericordia vuestros corazones. (María. 9 de febrero 2011)

MEDITACIÓN: 3º Día del Triduo

Aquí estoy con mi mirada otra vez sobre vosotros, crucificado y lleno de amor por cada uno.

Pequeños, hoy os quiero hacer ver y entender el gran amor que se derramó y se sigue derramando de todo un Dios por vosotros, criaturas amadas.

¡Que poco agradecéis tantas veces este amor de vuestro Dios! ¡Qué poco agradecéis el que el Verbo se encarnase y tomase Cuerpo en las Purísimas entrañas de Nuestra Madre!

Mis pequeños amados, Mis pequeños hijos ¿sabéis vosotros lo que a Mi Amor le contasteis?

Pequeños, que me costasteis en Mi Pasión mucho más que las almas que creéis infieles, pequeños; las gracias múltiples en vosotros; más, mucho más que en otras almas, pequeños. Yo me derramaba en vosotros ¡con tanto amor, con tanto dolor! ¡Me constasteis tanto vosotros que me sois fieles, que creéis que me sois fieles! Pequeños ¡cuántas gracias se han derramado en vosotros y no en otros! Agradeced cada uno de Mis sufrimientos porque me derramé. Ya en la eternidad, desde antes de todos los siglos, desde antes, desde ante de todos los principios, porque Dios no tiene principio, ya pensaba con un amor inmenso en vuestra Redención, pequeños, estabais en Mi entendimiento, pequeños Míos.

Los ángeles, que creé espíritu puros, y que después, por un acto de soberbia infinita, que dolió profundamente a Dios se rebelaron. Yo no quería que los hombres pecasen de esa manera ofendiendo tanto a Dios, ofendiendo a la Trinidad, y entonces les hice de la materia más humilde: barro, pequeños, nada sin Mí; para que no tuvieseis vanidad, ni orgullo, ni soberbia de querer ser como Dios; y aun así, el hombre me ofende, y aun así, el hombre se cree Dios.

Y en Mi Amor infinito quise hacerme Yo hombre, tomar en Mi humanidad vuestra materia… ¿Os dais cuenta? El ángel, espíritu puro, quería ser Dios, y Yo, Dios, me hice hombre ¿Os dais cuenta? ¿Entendéis por qué os odia tanto Satanás? No puede soportar Mi Encarnación, no puede soportar al hombre al que amo tanto, por el que quise ser su hermano y su compañero, su amigo cercano, pobre y pequeño….

¡Qué amor el de Dios! ¡Qué amor más grande por cada uno! ¡Que dolor el de Dios Verbo Encarnado! ¡Qué dolor tomar esta carne vuestra! Yo, Dios. ¿Comprendéis Mi Amor pequeños? ¿Entendéis Mi Amor? ¡Oh, pequeños! La locura de vuestro Dios por vosotros no tiene ni principio, ni final.

¡Oh pequeños, pequeños inmortales en Mi amor! Pequeños, Yo os he dado esa semejanza conmigo.

Pequeños… ¿podéis vosotros también sufrir un poco por Mí? Yo, que he sufrido tanto por cada uno de vosotros, llenándoos de gracias y comprando esas gracias reparando y espiando vuestros pecados durante toda Mi vida y especialmente en Mi Pasión.

¡Oh pequeños! ¡Cómo os amo! ¡Cómo se derraman Mis gracias y se seguirán derramando en cada uno de vosotros! Para que seáis santos, porque sois Míos, Resto Mío.

Benditos y alabados seáis, la Trinidad os bendice y os une.

Tomo vuestro corazón, le pongo ternura de Dios, misericordia de Dios; tomo vuestra alma también, la blanqueo y le doy la forma que Mi amor desea.

¡Benditos seáis! En el nombre de Dios Padre Creador, en el Nombre y en el Amor del Espíritu Santo, y en el Amor de vuestro Cristo Crucificado, hermano vuestro. (Jesús. 16 febrero 2011).

Aquí entre vosotros también la Santísima Madre. Yo soy la delicia de la Trinidad, el gozo de la Trinidad. Ellos me crearon con todos sus perfecciones derramándose en Mí, orgullo de vuestra raza y de Mi raza.

¡Pequeños, estoy aquí entre vosotros! Mirándoos abrazándoos, amándoos, enviando gracias para cada uno. Pequeños, Yo os acompaño, Yo voy con vosotros, contad conmigo, contad con vuestra Madre, con la Madre.

Beso vuestra frente, tomo vuestro corazón con tanta ternura, esa ternura del Corazón de la Madre, y miro vuestra alma y me gozo en ella, la pongo en Mi corazón y os cubro con Mi manto derramándome en cada uno, pequeños.

¡Benditos seáis! En el Nombre del Padre, en el Nombre de vuestro hermano Jesús, Hijo Mío, en el Amor del Espíritu Santo, y con San José. Amén, amén, y amén.

En los Sagrado Corazones de Jesús y María, siempre.