VIRGEN DEL OLVIDO TRIUNFO Y MISERICORDIAS.

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Relato de la aparición de la Virgen María a la Venerable Madre María de los Dolores y Patrocinio, Concepcionista Franciscana, 1811-1891.
La Virgen María entregó esta preciosa imagen a la Madre Patrocinio:

«… a tu solicitud y cuidado dejo el culto y veneración de esta sagrada imagen mía con el título de Olvido, Triunfo y Misericordias. Ella será la consoladora del mundo y todo afligido encontrará en mí por la mediación de esta mi imagen, el consuelo. Al alma que rendida a sus pies me pidiese alguna cosa, jamás se la negará mi amor».

Virgen del Olvido, Triunfo y Misericordias
Abajo, a los pies de la Sagrada Imagen, está la figura del dragón amarrado con una cadena

Libro «Vida Admirable de la Sierva de Dios Madre Patrocinio», Concepcionista Franciscana, escrito por la R.M. Sor María Isabel de Jesús, de la misma Orden y secretaria por muchos años de la Sierva de Dios. (Texto del Capítulo V)

El dia 13 de Agosto de 1831 estando mi Rda. Madre Sor María de los Dolores y Patrocinio en el coro, en la oración de Comunidad, de cinco a seis de la tarde, se le apareció la Santísima Virgen, en una hermosísima y resplandeciente nube, cercada de querubines y la presentó una preciosa Imagen suya, que llevaba el glorioso Príncipe San Miguel con los títulos de Olvido, Triufo y Misericordias. La Virgen Santísima le dijo, que aquelIa imagen venía enriquecida con muchas gracias y privilegios para sus verdaderos devotos, que cuidase de darle culto, que la dejaba en la Comunidad. La dijo también que, desde entonces, le quitaba el permiso a Satanás para atormentarla por sí mismo, y pusiera la figura del dragón amarrada a los pies de la Sagrada Imagen, que ella misma le atara con una cadena y pusiera ésta en las manos de la Santa Imagen, en señal de que quedaba sujeto. El demonio, furioso, bajó a los abismos, asegurando a mi venerada Madre, que ya que no podía perseguirla por sí -como lo había hecho hasta entonces de una manera terrible,- lo haría por los hombres, y no sólo en vida sino después de muerta la perseguiría también. Durante esta admirable visión, el Príncipe San Miguel colocó la Sagrada Imagen en el altar del coro, oyendo la celestial música de los ángeles la ejemplarísima religiosa Sor María Juana de la Santísima Trinidad y otras dos religiosas más; pero, ignorando lo que sucedía, para ellas invisible, guardaron por entonces el más profundo silencio.
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En la noche del día siguiente de la primera aparición, después de Maitines, tuvo su Reverencia otra celestial vísión de la Santísima Virgen con la preciosa Imagen del Olvido en sus purísimas manos; y la dijo, que en las suyas iba a poner, con aquella Sagrada Imagen, todas las misericordías de su Santísimo Hijo; para que las distribuyese en su nombre a los mortales; segura de que, lo que por caridad hiciera a sus hermanos, eso mismo confirmarían la celestial Señora y su divino Hijo en el Cielo.

Todo lo cual se lee en unos apuntes de la Sierva de Dios, donde refiere al detalle esta aparición maravillosa. Dice asi:

«Clamaba mucho en esta ocasión por las necesidades que tanto afligen a la Santa Iglesia y el Dulce Amor se me manifestó severo, airado y como dando muestras de que quería castigarnos. Díjele: Esposo mío, ¿para cuándo son vuestras misericordias? Díjome: Pide, Esposa mía, que cuanto pidas seré liberal para concedértelo. Pedía sin límites; entonces, mi dulce Amor me manifestó el lastimoso estado en que se hallaba la Santa Iglesia. Moría de dolor y mis angustias crecían sobremanera. Díjome mi dulce Esposo: Paloma mía, mi amor no puede verte afligida; aquí tienes a mi Madre, que siempre será tu guía, consuelo y amparo. Manifestóse de nuevo la Benditísima Virgen con esta preciosísima, potentísima e invictísima imagen en sus soberanas manos. Díjome la Soberana y divina Señora: Hija mía ¿porqué se contrista tu corazón, si todas las misericordias y tesoros de mi Hijo voy a poner en tus manos, por medio de esta mi soberana Imagen, para que las distribuyas en mi nombre a los mortales, segura de que las que hicieses por amor a tus hermanos, esas mismas confirmamos mi Hijo y yo, que soy tu Madre, en el cielo? Díjela: Señora y Reina mía, ¿no veis la España; no veis los males que nos afligen? Hija mía, los veo; pero no puede mi amor ser más benéfico para con los hombres. Ellos se olvidan de mí y retiran las misericordías; y por esto, a esta Imagen le darás el título misterioso del Olvido; para darles a entender, que me han olvidado; pero yo que soy vuestra tierna y amorosa Madre, quiero poner a vista de todos los mortales en esta Imagen mía, que jamás mis misericordias se apartan de ellos. Miraba yo con gran ternura a tan divino simulacro; cuando ví, que mi invictísima Reina cogió un pañuelo de manos del Príncipe San Miguel, y aplicándole a la soberana llaga del costado de nuestro amante Jesús, lo empapó la divina Señora en sangre de aquel divino y déifico Corazón; y después, aquel pañuelo, así empapado, le puso sobre esta encantadora Imagen, y después ví que la soberana Reina rociaba a este pueblo con la sangre preciosísima. Díjome luego: Hija mía, me amas, hasta tres veces. Díjela: Señora mira, Vos sabeis que os amo y deseo ser toda vuestra. Pues a tu solicitud y cuidado dejo el culto y veneración de esta sagrada imagen mía con el título de Olvido, Triunfo y Misericordias. Ella será la consoladora del mundo y todo afligido encontrará en mí por la mediación de esta mi imagen, el consuelo. Al alma que rendida a sus pies me pidiese alguna cosa, jamás se la negará mi amor. Será el consuelo del mundo y la alegría de la iglesia Católica y, por su medio, mi Hijo y yo recibiremos culto. Tú, hija mía, alcanzarás victoria del poder de Satanás, y tu Comunidad perfección en servirme. Entregóme la soberana Reina esta portentísima Imagen, este encanto de los Cielos y la Tierra, y empezó en el Cielo una celestial música entonando la Salve y otros sagrados cánticos; todos los cortesanos del Cielo se daban parabienes. La Santísima Trinidad la bendijo, igualmente la Santísima Virgen María y después todos los cortesanos del Cielo llegaron a adorar a su Reina y Señora en esta soberana y encantadora Madre del Olvido». (De unos apuntes de la Sierva de Dios).

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El texto anterior está tomado del libro «Vida Admirable de la Sierva de Dios Madre Patrocinio»
Concepcionistas Franciscanas
Plaza del Carmen, 2
19001 Guadalajara (España)

Hay otro libro más pequeño sobre la Virgen del Olvido y Madre Patrocinio.

3 comentarios sobre “VIRGEN DEL OLVIDO TRIUNFO Y MISERICORDIAS.

  1. 33 MÁXIMASDE LA SIERVA DE DIOS SOR PATROCINIO «BOCADILLOS DE CIELO»
    1. La gloria de Dios es lo que debemos desear en todo y por todo.
    2. Con Dios todo se puede y todo se vence.
    3. Todo es poco para Dios.
    4. A Dios le debemos amar, por Dios sólo y no por lo que nos consuela.
    5. La verdadera virtud consiste en la práctica de las virtudes sólidas y en una perfecta conformidad de nuestra voluntad con la que Dios, no queriendo más que sólo y precisamente aquello que Dios quiere.
    6. La vida interior, que tan poco conocida es en la época presente, es la que más agrada a Dios.
    7. Todo se hará llevadero, esperando que Dios proveerá en todo.
    8. Las cosas exteriores poco son y de poco valen, si no van acompañadas de la vida verdaderamente interior.
    9. Donde se busca a la Madre, se encuentra al Hijo, al Esposo, al Médico, al Consuelo, y al que es nuestra paz y verdadera alegría.
    10. Hágase en todo la santísima, justísima y amabilísima voluntad de Dios, y en lo que permita sea su nombre bendito y glorificado.
    11. Dios es todo providencia y misericordia; no hay más que confiar en Él.
    12. Las dulzuras en la oración no son la mejor prueba de que el alma camina bien.
    13. El camino segurísimo, no sujeto a engaños, es el de padecer, imitando al dulcísimo Jesús en su Pa sión, que, siendo Dios, suspendió todo lo que como Dios podía consolarle.
    14. Las cosas, por muy buenas y santas que sean, si las falta la sal de la prudencia, se echan a perder.
    15. Todo, todo el corazón en Dios.
    16. La gloria de la Esposa de Jesús debe estar en todo interior.
    17. La paz es una de las señales. de que la oración es fructuosa para el alma, y en la que Satanás no tiene parte, porque él lejos de darla, la quita.
    18. El demonio es perro atado y la licencia que le da el divino Esposos, es para probar nuestra fidelidad.
    2
    19. El mundo miente mucho, es muy injusto, y por eso Dios le humilla tanto.
    20. Toda obra de Dios tiene persecuciones, tribulaciones y penas. Es te es el gran
    sello con que su divina misericordia nos dice: Esta obra es mía.
    21. Los hombres son de corazón duro y no atraen con eso más que la justicia de Dios,
    que pesa sobre ellos de un modo terrible.
    22. Dios ve nuestros corazones, sabe lo que somos, lo que pensamos, lo que no
    podernos, nuestras tentaciones, los auxilios que nos comunica, la fuerzas que nos
    da, lo que nos protege en la tribulación, y según todo esto nos juzgará sin que
    pueda servir la disculpa.
    23. Muy alegritas en Dios esperando que sus misericordias sobrepujarán en nosotras
    a todas sus obras, y nuestra Madre Inmaculada ostentará su poder con sus hijas.
    24. Cuanto más aprieten los trabajos, más hay que amar al que bondadoso nos los
    manda.
    25. Los grandes cargos de nada sirven, sino de mayor responsabilidad.
    26. A trueque de que no se cierre un Templo del Dios vivo, pasaría yo todos los
    trabajos del mundo.
    27. La justicia de Dios debe estar sumamente irritada, los pecados se aumentan cada
    día, y nuestro Dios se va desobligando por nuestra misma conducta.
    28. Muy corto es el número de las almas que tratan de veras de desagraviar al Señor
    y de adorarle en espíritu y verdad.
    29. No hay más que unirse cada día más al sacratísimo y pacientísimo Corazón de
    Jesús.
    30. El que confía en Dios, por muy desgraciado que lo crea el mundo, siempre es feliz.
    31. ¡Dichosos trabajos! ¡Dichosos desconsuelos! si llevados con santa resignación y
    amor de Dios, nos acercamos más a aquél divino Esposo que no hizo más que
    padecer y sufrir.
    32. Ánimo, hijas mías, subamos al Calvario y desde allí, protegidas de la sombra de
    nuestro fidelísimo y Divino Esposo y su Virgen Madre, desafiemos al mundo, al
    infierno y todos sus secuaces.
    33. Hagámonos dignos de que Jesús se digne encerrarnos en su Santísimo Corazón

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  2. LAS PALABRAS DE LA SANTÍSIMA

    VIRGEN

    «En tus manos voy a poner esta Sagrada Imagen y con ella
    todas las misericordias de mi Santisimo Hijo»

    «Ha vinculado el Señor en esta portentosa Imagen el
    alivio, consuelo y remedio de todos».

    .

    «Esta Imagen será el consuelo dei mundo y la alegría de
    la Iglesia Católica».

    «Todo afligido hallará en Mí, por mediación de mi
    Imagen, el consuelo».

    «Al alma que rendida a sus pies me pidiera alguna cosa
    jamás se la negará ml amor».

    «Tú, hija mía, alcanzarás la victoria del poder de
    Satanás, y tu comunidad perfección en servirme».

    «No solamente los conventos, sino cualquier población
    que expusiere y venerase a la Virgen del Olvido, Triunfo y Misericordias, se
    verá libre” (de las calamidades con que en otros puntos serian probados; porque
    sería ella como un párarrayos de la Divina Justicia, Arca de Noé y seguro
    refugio para librar a sus devotos del Diluvio)».

    .

    «No puede mi amor ser más beneficioso cón los hombres.
    Ellos se olvidan de mi y retiran las misericordias, y por esto a esta Imagen le
    darás el título misterioso del Olvido para darles a entender que me han
    olvidado; pera yo, que soy vuestra tierna y amorosa Madre, quiero poner a la
    vista de todos los mortales en esta Imagen mía, que jamás mis misericordias se
    apartan de ellos».

    «Por su medio (de la Imagen) mi Hijo y Yo recibiremos
    culto».

    “Al alma que rendida a sus pies (de la imagen) me
    pidiera alguna cosa, jamas se le negara mi amor”

    NOTA:

    Es lo cierto que lo advertido por la Stma. Virgen en este
    punto se ha cumplido escrupulosamente. Nuestra Señora del Olvido recibe hoy culto
    público en la iglesia de la Stma. Trinidad, sita en la plaza del Carmen de
    Guadalajara, al cuidado de las religiosas concepcionistas franciscanas que han
    heredado de su fundadora tan inapreciable tesoro.

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