- DADO A AGUSTIN DEL DIVINO CORAZON.
- Reparad por la frialdad y la indiferencia de
muchos de Mis hijos.
Hijos Míos, adorad Mi Misterio de Amor
escondido, rendidle toda la gloria y la alabanza
que como Dios Uno y Trino Me merezco. Venid a
este nuevo Getsemaní y reparad por los ingratos
a Mi Magnificencia de Amor, Me he quedado
hasta la consumación de los siglos en el Pan
Consagrado y muchos se niegan a creer; Me he
quedado hasta el fin de los fines y permanezco la
mayor parte del tiempo solitario y abandonado.
Reparad por la frialdad y la indiferencia de
muchos de Mis hijos, pasan de largo frente a un
Templo a sabiendas que Soy el eterno Prisionero
por toda la humanidad. Tengo sed de almas,
almas que Me adoren en espíritu y en verdad,
almas que desde la humilde apariencia del Pan
Consagrado Me reconozcan como a su Amo y
Señor; almas que se consideran necesitadas de Mi
Amor y de Mi Misericordia; almas que no sepan
vivir si no estoy a su lado. Si el mundo entero
comprendiera que verdaderamente vivo en todos
los Sagrarios del mundo, no permanecería en
soledad. Os pido menguar Mi dolor, Mi sufri-
miento, porque de Mi Corazón Eucarístico destilo
gotas de Mi Sangre Preciosa que muchas veces es
despilfarrada y profanada.
Oración:
¡Oh, Santísimo Sacramento! Me postro en Tu
Presencia con el más profundo respeto; y con
todos los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos
y las Dominaciones, con los Querubines y los
Serafines y con toda la milicia del ejército
celestial, canto este himno a Tu Gloria: ¡Qué mil y
mil veces sea alabado el Santísimo Sacramento
del Altar!
- Reparad por todos aquellos que desprecian
Mi Divinidad en el Pan de Ángeles.
Hijos amados, entrad por las puertas de Mi
Templo Santo, los latidos de Mi Corazón Euca-
rístico se aceleran ante vuestra presencia, Mis
rayos de Luz penetran todo vuestro ser, hiero
vuestros corazones de Mi Amor. Quiero que
penséis solamente en Mí; quiero ocupar todo
vuestro corazón para que no sintáis vacíos, para
que no experimentéis soledad, fatigas, o
angustias.
Una vez Me hayáis dado todo vuestro amor,
postraos y uníos a la adoración y alabanza de los
Santos Ángeles. Alabanza y adoración que subirá
ante la Presencia de Mi Padre Eterno como
incienso de amor. Ya que estáis en el Getsemaní
de Mi Sagrario, reparad por todos aquellos que se
entretienen en conversaciones banales frente a
Mi Presencia Eucarística, conversaciones que
laceran Mi Sacratísimo Corazón.
Reparad por todos aquellos que no han
entendido y no han comprendido que Mi Sagrario
es una pequeña porción de Cielo en la Tierra. En
el Sagrario llegáis a encontraros con el Dios Uno y
Trino. En el Sagrario os encontráis con el Hombre-
Dios; Hombre-Dios que multiplicó cinco panes y
dos peces, calmando el hambre de una muche-
dumbre; Hombre-Dios que dio de beber agua viva
a la samaritana; Hombre-Dios que sanó a diez
leprosos y tan sólo uno regresó a agradecerme.
En el Sagrario debéis de regocijaros Conmigo,
descansar en Mí para Yo también descansar en
vosotros.
Reparad por todos aquellos que desprecian
Mi Divinidad en el Pan de Ángeles. Reparad por
todas las veces que he tenido que descender a
corazones manchados y enlodados por el pecado,
corazones que destrozan Mi Agonizante Corazón;
corazones que se asemejan a espadas pun-
tiagudas que Me traspasan de lado a lado.
Ya escuchasteis en este día Mi Lamento
Divino, ahora os escucho a vosotros. Pagaré el
ciento por uno el gesto de amor y de generosidad
que tuvisteis en este día, en venir al Getsemaní de
Mi Sagrario para consolar Mi Corazón Eucarístico
porque ante tanto amor que brindo a las crea-
turas sólo recibo desprecios e ingratitudes.
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Oración:
¡Oh, Santísimo Sacramento! Me postro en Tu
Presencia con el más profundo respeto; y con
todos los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos
y las Dominaciones, con los Querubines y los
Serafines y con toda la milicia del ejército
celestial, canto este himno a Tu Gloria: ¡Qué mil y
mil veces sea alabado el Santísimo Sacramento
del Altar!
- Enjugad Mi Divino Rostro maltratado y abofe-
teado por la maldad de los hombres.
Retoños de Mi Amor Divino, en este Jardín
del Cielo rociaré sobre vosotros Agua Viva para
que germinéis y os convirtáis en esbeltos lirios o
en preciosas azucenas; en este Jardín del Cielo
quiero podar y arrancar la maleza que lleváis
dentro, quiero sembrar frutos de amor, de
esperanza y de fe; quiero fortaleceros para que
recibáis fuerza en la tentación; con actitud de
profundo respeto y profunda admiración aden-
traos en el Getsemaní de Mi Sagrario y escuchad
Mi Lamento Divino.
Cómo es posible que Me haya quedado por
siglos sin fin en el Pan Eucarístico y los hombres
prefieran comer del salvado del mundo, prefieran
beber la hiel amarga del pecado y desprecien el
Alimento que da salvación y vida eterna.
Secad las Lágrimas que fluyen de Mis purí-
simos Ojos, tomad en vuestras manos el lienzo
blanco de vuestros corazones, como lo hizo
Verónica y enjugad Mi Divino Rostro maltratado y
abofeteado por la maldad de los hombres.
Reparad por aquellos pobres hijos Míos que
desprecian Mi Inventiva de Amor, por aquellos
pobres hijos Míos que por mantenerse en situa-
ción de pecado Me arrinconan en sus vidas, Me
excluyen de sus corazones y cierran sus oídos a
Mi Voz, cierran las puertas de sus corazones a Mi
Presencia.
Reparad por aquellos hijos Míos que asisten
al Santo Sacrificio de la Misa, pero no se acercan
con un corazón contrito y humillado a beber de
Mi Sangre, a comer de Mi Cuerpo. A todos les
quiero llevar al festín del Cielo, quiero hacer
partícipe a toda la humanidad de las Bodas del
Cordero. Reparad para que los hombres se
acerquen a Mí, para que decidan purificar sus
corazones en los ríos de la Gracia.
Prestadme vuestro hombro para descargar
una parte del peso de Mi Cruz, sed almas
eucarísticas, sentid necesidad de Mí, sentid
hambre de Mi Cuerpo; sed de Mi Sangre Preciosa,
sed de almas adoradoras del silencio y embria-
gaos de amor Conmigo en Mi Sagrario, en Mi
nuevo Getsemaní.
Oración:
¡Oh, Santísimo Sacramento! Me postro en Tu
Presencia con el más profundo respeto; y con
todos los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos
y las Dominaciones, con los Querubines y los
Serafines y con toda la milicia del ejército
celestial, canto este himno a Tu Gloria: ¡Qué mil y
mil veces sea alabado el Santísimo Sacramento
del Altar!
- Reparad por todas las almas que rechazan a
Mi Madre, almas que rechazándola a Ella Me
rechazan a Mí.
Angelitos Míos, escuchad Mi clamor, abrid
vuestros corazones a Mi Lamento Divino. Venid,
os espero en el Getsemaní de Mi Sagrario, os daré
la Gracia de verme con los ojos de vuestro
espíritu; os daré la Gracia de escuchar los Latidos
de Mi Corazón Eucarístico; os daré la Gracia de
oler Mi Perfume, Nardo purísimo embriagador; os
daré la Gracia de reconocer vuestra miseria,
vuestra nada; os daré la Gracia de llorar por un
instante todas aquellas veces que azotasteis
cruelmente Mi Cuerpo Santísimo; os daré la
Gracia de reconocer la ingratitud, el despotismo
con que muchas veces en vuestro pasado Me
tratasteis; os daré la Gracia de recordar algunos
pecados ocultos no confesados; os daré la Gracia
de reconocer vuestras debilidades, pero también
Mi Sangre Preciosa os purificará, os limpiará por
dentro.
En el Getsemaní de Mi Sagrario se encuentra
Mi Madre, Madre de la Adoración y Reparación.
Ella en ningún momento Me dejó solo, caminó
Conmigo por la calle de la amargura, se mantuvo
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a los pies de Mi Santa Cruz hasta el momento que
exhalé Mi último suspiro; y aquí en Mi Taber-
náculo os encontráis con Ella.
Reparad por todas las almas que rechazan a
Mi Madre, almas que rechazándola a Ella Me
rechazan a Mí. Reparad, porque muchos de Mis
hijos no vienen a visitarme en Mi Tabernáculo de
Amor; llamo y Mi Voz se pierde en el vacío de sus
corazones; llamo y muchos acuden a Mí cuando
ya están cansados, agotados por las faenas y
trabajo del día.
Os pido que os toméis parte de vuestro
tiempo para el Mendigo del Amor; Mendigo del
Amor que busca vuestra salvación; Mendigo del
Amor que os quiere alimentar del Pan Eucarístico
para daros salvación y vida eterna; Mendigo del
Amor que os quiere abrasar con la Llama de Su
Amor Divino y hacer cenizas vuestros pecados,
destruir en un santiamén vuestro pasado tor-
mentoso y borrascoso.
Ya escuchasteis Mi Lamento Divino en este
día, levantad vuestra mirada y ved Mi Cuerpo
extendido en el madero de la Cruz. Tengo sed,
sed de almas. Tengo sed, sed de almas aguerridas
en la fe, decididas a caminar tras Mis huellas de
amor y dejarlo todo por el Todo. Tengo sed, sed
de almas eucarísticas, almas que sientan la
necesidad de silencio, de encontrarse de corazón
a corazón Conmigo en el Sagrario, en Mi nuevo
Getsemaní.
Tengo sed, sed de almas, almas reparadoras
que se asemejen a la intrepidez de la Verónica y
con su lienzo puro y fino, limpien Mi Divino
Rostro ensangrentado y maltratado por el desdén
y maldad de los hombres. Tengo sed, sed de
almas, almas que se dejen arropar bajo el Manto
maternal de Mi Madre María, y se dejen tomar de
Sus Manos seguros de encontrarse Conmigo.
Oración:
¡Oh, Santísimo Sacramento! Me postro en Tu
Presencia con el más profundo respeto; y con
todos los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos
y las Dominaciones, con los Querubines y los
Serafines y con toda la milicia del ejército
celestial, canto este himno a Tu Gloria: ¡Qué mil y
mil veces sea alabado el Santísimo Sacramento
del Altar!
- Cuando estéis en el Sagrario, en Mi nuevo
Getsemaní…
Encantos de Mi Sacratísimo Corazón, cuando
estéis en el Sagrario, en Mi nuevo Getsemaní,
permaneced bien despiertos, no os durmáis, no
divaguéis en pensamientos inútiles, tomad con-
trol de vuestra imaginación y no os dejéis
arrebatar las Gracias que suelo conceder a las
almas eucarísticas, a las almas reparadoras.
Cuando estéis en el Sagrario, en Mi nuevo
Getsemaní, traedme a las almas más pecadoras,
más inmersas en el mundo; escucharé vuestra
oración, Me compadeceré de ellas y desde Mi
Tabernáculo de Amor les mandaré rayitos de Mi
Luz; desde Mi Tabernáculo de Amor saetaré sus
corazones y les atraeré hacia Mí con Mi Mano.
Hoy, que escuchasteis los latidos de Mi
Corazón Eucarístico y lo dejasteis todo para
embriagaros de amor en Mi nuevo Getsemaní,
reparad por todas aquellas almas que estando
llamadas por su vocación religiosa a permanecer
en Mi Presencia Eucarística, pero el trabajo, las
ocupaciones les impiden tener un encuentro
diario de amor Conmigo. Reparad para que Jesús
Hostia ocupe el primer lugar en sus vidas.
Quiero que en este día os asemejéis a María,
aquella mujer que ante Mi llegada lo dejaba todo
y se postraba a Mis Pies para extasiarse con Mi
mirada pura, con Mis coloquios, con Mis conver-
saciones espirituales.
Reparad por aquellas almas duras de cora-
zón, almas a las que les he dado múltiples
oportunidades de salvación y persisten en su vida
de pecado. Reparad por aquellas almas que han
entrado en un activismo y para Mí no hay tiempo,
Yo, que Soy el dador y el creador del tiempo.
Muchas Gracias, muchas dádivas del Cielo os
estoy concediendo a vosotros en este mismo
instante. Mi Lamento Divino hará eco y dejará
una huella imborrable en vuestros corazones para
suscitaros necesidad de adoración, necesidad de
reparación. Quiero que seáis hostias vivas ante Mi
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Presencia, ante Mi Inventiva de Amor para toda la
humanidad.
Oración:
¡Oh, Santísimo Sacramento! Me postro en Tu
Presencia con el más profundo respeto; y con
todos los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos
y las Dominaciones, con los Querubines y los
Serafines y con toda la milicia del ejército
celestial, canto este himno a Tu Gloria: ¡Qué mil y
mil veces sea alabado el Santísimo Sacramento
del Altar!
- Orad por Mis hijos amados, los Sacerdotes.
Siervos amados, Jesucristo, Sumo y Eterno
Sacerdote, os pide que oréis por Mis cristos en la
Tierra. Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, os
pide que reparéis por sus pecados y debilidades,
cerrad vuestros labios a la censura y a la crítica, y
escuchad Mi Lamento Divino en este día, venid a
Mi nuevo Getsemaní, postraos frente a Mi
Presencia Eucarística y pedid por todos los
Sacerdotes del mundo entero. Reparad por todos
aquellos hijos Míos, porción amada de Mi Divino
Corazón, que no han respondido con una vida de
santidad a Mi Llamado Divino.
Haced sacrificios y penitencias por ellos,
entro en agonía profunda por los pecados y
debilidades de Mis Sacerdotes. Orad por ellos, sus
manos deben estar perfumadas de óleo bendito,
sus corazones deben permanecer puros, diáfanos
y cristalinos como el agua; sus conciencias deben
estar irradiadas de Mi Luz, sus miradas deben
estar fijas en el Cielo, en la vida que no tiene fin.
En Mi Sagrario y en Mi nuevo Getsemaní
orad por Mis hijos amados, los Sacerdotes, Mi
Sangre Preciosa les bañará, les purificará; Mi
Sangre Preciosa les embriagará de amor y en
ansias de poseer el Cielo.
Oración:
¡Oh, Santísimo Sacramento! Me postro en Tu
Presencia con el más profundo respeto; y con
todos los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos
y las Dominaciones, con los Querubines y los
Serafines y con toda la milicia del ejército
celestial, canto este himno a Tu Gloria: ¡Qué mil y
mil veces sea alabado el Santísimo Sacramento
del Altar!
- Irrumpid con Mi soledad desde Mi Excelso
Trono.
Hijos amados, os espero en Mi Tabernáculo
de Amor Divino, os espero en Mi nuevo Get-
semaní. Me he perpetuado hasta la consumación
de los siglos en la Hostia Consagrada y no
encuentro almas adoradoras del silencio, almas
eucarísticas que sientan el impulso, la necesidad
de pasar largas horas en un coloquio de amor
Conmigo.
Mi Corazón Eucarístico destila gotas de Mi
Sangre Preciosa; Sangre Preciosa que purificará el
corazón, el alma de todos aquellos que escuchen
el eco de Mi Voz. Desde Mi Santuario, hoy, os
dejasteis atraer por Mis rayos de Luz, daos la
oportunidad de vivir una experiencia del Cielo en
la Tierra. Refugiaos en Mi Sacratísimo Corazón y
la Llama de Mi Amor Divino hará cenizas vuestro
pecado. No os conforméis en pasar de largo
frente a una capilla o un templo, visitadme,
llevaos Mi dolor, irrumpid con Mi soledad desde
Mi Excelso Trono y reparad por los pecados de la
humanidad; revestíos de Mis Fuerzas y salid al
mundo, y gritadle que estoy Vivo, que he
Resucitado.
Oración:
¡Oh, Santísimo Sacramento! Me postro en Tu
Presencia con el más profundo respeto; y con
todos los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos
y las Dominaciones, con los Querubines y los
Serafines y con toda la milicia del ejército
celestial, canto este himno a Tu Gloria: ¡Qué mil y
mil veces sea alabado el Santísimo Sacramento
del Altar!
- Jesús, el Pordiosero del Amor.
Amados Míos, si los hombres comprendieran
que verdaderamente Me encuentro en la Hostia
Consagrada, los Sagrarios de la Tierra no perma-
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necerían solitarios, abandonados. Jesús, el
Pordiosero del Amor, busca almas eucarísticas
que den consuelo a Mi Agonizante Corazón;
Corazón que ante tanto amor que ha prodigado a
las almas sólo recibe desprecios e ingratitudes.
Jesús, el Pordiosero del Amor, busca almas
ávidas de la Eucaristía, Invento de Amor para no
dejaros solos y mucho menos huérfanos. Soy un
Padre que os acompaña y os acompañará por
años sin término. Jesús, el Pordiosero del Amor,
desde Su Excelso Santuario, quiere saetar con Sus
rayos de Luz el corazón de todos los hombres.
Vivo en soledad, permanezco en un continuo
abandono por la mayoría de Mis hijos, os reclamo
una gota de amor y de compañía a todos
vosotros.
Jesús, el Pordiosero del Amor, os espera en
el Sagrario con Su Corazón envuelto en Llamas,
dejaos prender fuego de amor para que viváis un
éxtasis de eternidad en la Tierra Conmigo. Jesús,
el Pordiosero del Amor, os pide migajas de cariño;
qué más queréis que haga por vosotros si os he
dado todo. Jesús, el Pordiosero del Amor, vive un
completo abandono y soledad porque los hom-
bres de este tiempo no han entendido y com-
prendido de Mi verdadera Presencia en el Pan
Eucarístico.
Oración:
¡Oh, Santísimo Sacramento! Me postro en Tu
Presencia con el más profundo respeto; y con
todos los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos
y las Dominaciones, con los Querubines y los
Serafines y con toda la milicia del ejército
celestial, canto este himno a Tu Gloria: ¡Qué mil y
mil veces sea alabado el Santísimo Sacramento
del Altar!
- Reparad por la incredulidad y escepticismo de
Mi Misterio Eucarístico.
Hijo amado, Mis Palabras deben llenar vues-
tros corazones de Mi Paz; Mis Palabras os deben
embriagar de amor; Mis Palabras os deben entrar
en un cuestionamiento profundo, porque Mi
Milagro de Amor, Mi Inventiva de Amor está
expuesta frente a vuestro ojos.
Mi Corazón Eucarístico está envuelto en una
Llama de Amor, pero también está cercado y
cercenado de espinas porque la soledad y el
abandono en que Me encuentro en la mayoría de
los Sagrarios del mundo, Me llevan a vivir un
nuevo Getsemaní, los pecados de los hombres
hacen que exude de Mi Cuerpo Santísimo, Sangre.
Cómo quisiera que la humanidad entera, se
acercara a beber de la Fuente Insondable de Mi
Corazón Eucarístico. Cómo quisiera que los ateos
y los científicos doblasen sus rodillas frente a Mi
Misterio de Amor escondido y Me reconociesen
presente en la Hostia Santa.
Reparad por aquellas almas que llevan a la
mayoría de Mis hijos a la incredulidad y
escepticismo de Mi Misterio Eucarístico. Reparad
por todos aquellos que sólo creen en las cosas
que pueden ser verificadas a través de los
sentidos. Reparad por los que se alardean de
sabios y desprecian Mi Sabiduría Divina contenida
en el libro abierto de Mi Eucarístico Corazón.
Adentraos en el espesor de Mi Sagrario, en
Mi nuevo Getsemaní y consolad Mi Agonizante
Corazón, porque muchos de Mis hijos se niegan a
creer en Mi Presencia real y verdadera en este
Misterio de Amor.
En Mi Sagrario recibiréis la fuerza necesaria
para gritarle al mundo entero que estoy Vivo. En
Mi Sagrario Mis Gracias Divinas se derramarán
sobre vosotros como lluvia copiosa. En Mi Sa-
grario recibiréis el discernimiento necesario para
no dejaros seducir por las fascinaciones del
mundo. No estoy muerto, he Resucitado; Me he
quedado con vosotros en todos los Tabernáculos
del mundo.
Oración:
¡Oh, Santísimo Sacramento! Me postro en Tu
Presencia con el más profundo respeto; y con
todos los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos
y las Dominaciones, con los Querubines y los
Serafines y con toda la milicia del ejército
celestial, canto este himno a Tu Gloria: ¡Qué mil y
mil veces sea alabado el Santísimo Sacramento
del Altar!
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- Venid a Mi nuevo Getsemaní.
Hijos amados, Me encuentro solitario y
abandonado en Mi Tabernáculo de Amor Divino.
Los latidos de Mi Eucarístico Corazón son
pulsaciones de Amor para todos vosotros, aun
para aquellos que se resisten a recibir Mi Gracia,
aun para aquellos que ponen en tela de juicio Mi
verdadera Presencia en la Hostia Consagrada.
Venid a Mi nuevo Getsemaní, Mis rayos de
Luz iluminarán vuestras conciencias opacadas por
el pecado. Mi Hálito Divino oxigenará vuestra vida
espiritual. Venid a Mi nuevo Getsemaní, en el
Sagrario os haré sentir Mis besos y Mis abrazos,
desearéis morir de amor, tocaré vuestro corazón
y os haré sensibles a Mis Lamentos Divinos.
Reparad, porque muchas creaturas con su
irreverencia y su falta de recogimiento frente a Mi
Presencia Eucarística laceran Mi Corazón; Mis
hijos no han entendido que en el Sagrario está el
Hombre-Dios que todo lo puede; en el Sagrario
está el Hombre de Galilea que multiplicó cinco
panes y dos peces; en el Sagrario está el Hijo de
Dios que vino, no a abolir la ley, sino a per-
feccionarla.
En Mi Presencia Eucarística obnubilaos de
amor; en Mi Presencia Eucarística entregaos sin
reservas, os pagaré el ciento por uno; en Mi
Presencia Eucarística rendidme la adoración y la
gloria que no recibo de los hombres.
Oración:
¡Oh, Santísimo Sacramento! Me postro en Tu
Presencia con el más profundo respeto; y con
todos los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos
y las Dominaciones, con los Querubines y los
Serafines y con toda la milicia del ejército
celestial, canto este himno a Tu Gloria: ¡Qué mil y
mil veces sea alabado el Santísimo Sacramento
del Altar!
- El abandono de los Sagrarios.
Siervos amados, quiero despertar en voso-
tros sed de Dios, ansias de Cielo. Quiero despertar
en vosotros desapego al mundo, adhesión a Mi
Misterio de Amor. El abandono de los Sagrarios es
un acto de ingratitud de los hombres para con
Dios.
El abandono de los Sagrarios es un acto de
incomprensión a este gran Misterio escondido,
que los humildes y sencillos lo comprenden bajo
la Luz del Espíritu Santo. El abandono de los
Sagrarios Me lleva a un sufrimiento místico, Mi
Corazón Agonizante se desangra de dolor. El
abandono de los Sagrarios Me lleva al mismo
sufrimiento que experimenté en el huerto de los
Olivos.
El abandono de los Sagrarios Me recuerda
cuando iba por la calle de la amargura, camino al
monte Calvario, caminaba solo, tambaleante por
el peso de la Cruz; los que Me seguían ya no
estaban a Mi lado, una muchedumbre se abalan-
zaba contra Mí, queriendo degollarme.
El abandono de los Sagrarios es una muestra
de la frialdad espiritual de muchísimos de Mis
hijos. Qué más manifestación de Amor que Mi
verdadera Presencia en la Hostia Consagrada,
Milagro en la Tierra que sólo las manos consa-
gradas, ungidas, transformarán el pan en Mi
Cuerpo, el vino en Mi Sangre.
Mi Lamento Divino, Mi queja angustiosa es
para que pongáis en alerta a un mundo som-
noliento, mundo que padece de parálisis espiri-
tual. Venid vosotros, en el Sagrario os espero para
que consoléis Mi Eucarístico Corazón, para que os
unáis a la adoración de los Santos en el Cielo y
entonéis himnos de alabanza al Dios Uno y Trino,
Vivo y Presente en la Hostia Consagrada.
Oración:
¡Oh, Santísimo Sacramento! Me postro en Tu
Presencia con el más profundo respeto; y con
todos los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos
y las Dominaciones, con los Querubines y los
Serafines y con toda la milicia del ejército
celestial, canto este himno a Tu Gloria: ¡Qué mil y
mil veces sea alabado el Santísimo Sacramento
del Altar!
- Soy el blanco de contradicción para los
hombres.
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Hijos amados, escuchad Mi Lamento Divino
desde Mi nuevo Getsemaní, Me he quedado
hasta la consumación de los siglos Presente en la
Hostia Consagrada y son muy pocos los que
vienen a visitarme. Los pecados de la humanidad
han cubierto de densas tinieblas la Tierra. Los
pecados de los hombres atan Mis Manos a la
columna y de nuevo soy flagelado, azotado
cruelmente por la maldad de los hombres.
Venid, amados Míos, y postrad vuestro
espíritu a los pies de Mi Corazón Eucarístico,
consolad Mi Agonizante Corazón, enjugad con el
lienzo puro de vuestro corazón Mi Divino Rostro
maltratado, abofeteado por la sevicia de un
mundo sin Dios y sin ley.
Reparad para que todos Mis hijos se postren
en adoración y alabanza frente a Mi Misterio
Eucarístico; Misterio Eucarístico que es contra-
dicción para los hombres, muchos aducen no
creer en Mí, sembrando escepticismo, duda en Mi
Inventiva de Amor.
Soy el blanco de contradicción para los
hombres, Me he quedado en el Sagrario para no
dejaros solos, y permanezco abandonado. Soy el
blanco de contradicción para los hombres; hom-
bres que no han comprendido la magnitud de Mi
Amor. Instituí el Sacramento del Orden Sacerdotal
para perpetuar y prolongar, por años sin fin, Mi
Presencia Eucarística en Mi Milagro de Amor. Soy
el blanco de contradicción para los hombres,
muchas veces el Rey del más alto linaje es bajado
de Su Trono para ser profanado, pisoteado, reba-
jado a la nada.
Venid, amados Míos, y recoged en las tinajas
de vuestro corazón Mi Sangre Preciosa des-
pilfarrada por los pecados de una humanidad que
languidece en el desamor.
Oración:
¡Oh, Santísimo Sacramento! Me postro en Tu
Presencia con el más profundo respeto; y con
todos los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos
y las Dominaciones, con los Querubines y los
Serafines y con toda la milicia del ejército
celestial, canto este himno a Tu Gloria: ¡Qué mil y
mil veces sea alabado el Santísimo Sacramento
del Altar!
- El Eterno Presente en la Sagrada Eucaristía.
Hijo amado, el Eterno Presente, en la Sagra-
da Eucaristía os llama para que consoléis Mi
Agonizante Corazón, muchos de Mis hijos se han
desviado de camino, han caído en los abismos de
la perdición.
El Eterno Presente, en la Sagrada Eucaristía,
os pide actos de reparación; actos de reparación
que mengüen Mi sufrimiento y sanen las Llagas
abiertas de Mi Cuerpo Santísimo.
El Eterno Presente, en la Sagrada Eucaristía,
os pide venir al Getsemaní de Mi Sagrario para
que acabéis con Mi soledad, para que hablemos
de corazón a corazón, para que sequéis también
Mis Lágrimas, porque el pueblo Me ha crucificado
de nuevo, su irreverencia, escepticismo hacia este
Misterio de Amor flagelan Mi Cuerpo Santísimo,
clavan espadas puntiagudas que traspasan de
lado a lado Mi Eucarístico Corazón.
El Eterno Presente, en la Sagrada Eucaristía,
os pide adoración y reparación; rendidme sen-
tidos homenajes al Dios Uno y Trino, Presente en
el Pan de Ángeles. Venid, alimentaos de Mi Cuer-
po y de Mi Sangre, os daré salvación y vida
eterna.
El Eterno Presente, en la Sagrada Eucaristía,
llama al mundo entero a una Cruzada de Ado-
ración y Reparación Eucarística. Cruzada en la que
moveré los corazones a un cambio, a una
conversión perfecta y transformante. Cruzada en
la que despertaré a muchísimos de Mis hijos de su
somnolencia espiritual y caminarán tras Mis rayos
de Luz buscando la puerta de oro que los adentra
al Cielo. Cruzada en la que muchos de Mis hijos
Me reconocerán como a un Jesús vivo, liberador y
restaurador, en la Hostia Consagrada.
Oración:
¡Oh, Santísimo Sacramento! Me postro en Tu
Presencia con el más profundo respeto; y con
todos los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos
y las Dominaciones, con los Querubines y los
Serafines y con toda la milicia del ejército
celestial, canto este himno a Tu Gloria: ¡Qué mil y
mil veces sea alabado el Santísimo Sacramento
del Altar!
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- Reparad por todos los pecados de la
humanidad.
Amados Míos, sentisteis en lo profundo de
vuestro ser ansias de encontraros a solas Con-
migo en Mi nuevo Getsemaní, en Mi Sagrario, en
Mi Tabernáculo de Amor. Mi Voz os habló en
vuestro corazón, suspendisteis vuestras habitua-
les ocupaciones, lo dejasteis todo por el Todo.
Vedme en un continuo sufrimiento, escuchad Mi
Lamento Divino en este día. Tanto amor que
prodigo a las almas y pocos vienen a visitarme,
qué más muestra de cariño paternal que el
haberme quedado Presente hasta la consumación
de los siglos, en el Pan Consagrado.
Reparad por la soledad en que Me encuentro
en la mayoría de los Sagrarios del mundo entero.
Reparad por todas las veces que los hombres se
acercan a Mí a beber de Mi Sangre, a comer de
Mi Cuerpo en pecado mortal; hombres que beben
y comen su propia condenación.
Reparad por la ingratitud, el desdén con que
soy tratado por muchos de Mis hijos, pasan de
largo frente a un templo, frente a una capilla;
muchas veces Me dejan para el último momento
del día, el tiempo se les esfuma de sus manos
cuando Soy el Creador y el Dador del tiempo.
Reparad por todos los pecados de la humanidad,
Mi Cuerpo Santísimo se halla lacerado, cruel-
mente azotado.
En Mi nuevo Getsemaní doblad vuestras
rodillas, adoradme, consoladme, glorificadme. Me
valgo de almas valerosas como vosotros para que
seáis antorchas de luz en un mundo cubierto por
densas capas de oscuridad. Me valgo de almas
eucarísticas, almas que no saben vivir si Yo no
permanezco a su lado para que Mi Misericordia
sea extendida sobre una humanidad apática y
renuente a Mis Llamados Divinos.
En Mi nuevo Getsemaní, en Mi Sagrario, lo
encontraréis todo, no andéis de un lado para otro
por el prurito de oír novedades, Jesús Eucaristía
ha de ser para vosotros la gran Novedad, el
Misterio de Dios que se os muestra en toda
plenitud. Con sencillez, con humildad, descu-
bridme; Me haré sentir, os mostraré, os revelaré
Secretos Celestiales que sólo los muestro a los
pequeños, a los de corazón puro.
Todo el tiempo que Me dediquéis en
adoración y en reparación eucarística os lo
recompensaré, dejadlo todo por el Todo. Aban-
donaos a Mi Divina Voluntad, sed santos, como el
Santo de los santos.
Oración:
¡Oh, Santísimo Sacramento! Me postro en Tu
Presencia con el más profundo respeto; y con
todos los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos
y las Dominaciones, con los Querubines y los
Serafines y con toda la milicia del ejército
celestial, canto este himno a Tu Gloria: ¡Qué mil y
mil veces sea alabado el Santísimo Sacramento
del Altar!
- La Adoración Eucarística…
Amados Míos, pequeños Míos, guardad
silencio interior y exterior, conservad espíritu de
recogimiento en Mi nuevo Getsemaní, en Mi
Sagrario. Venid con apertura de escucha, os
hablaré, Mis Palabras caerán en vuestro corazón
como brisa suave; Mis Palabras os rebosarán de
Mi Paz, suspiraréis de amor, anhelareis morir en
este mismo instante para uniros Conmigo en la
eternidad.
La Adoración Eucarística os fortalecerá en los
momentos de tentación, sentiréis deseos de con-
versión, de cambio profundo en vuestras vidas. La
Adoración Eucarística será alimento que os
robustecerá en vuestra fe, caminaréis en línea
recta, no os desviaréis ni derecha, ni a izquierda;
Me dejaré encontrar, Me dejaré sentir por las
almas que se desviven de amor en Mi
Tabernáculo.
La Adoración Eucarística cambia vuestra
semblanza, os asemejáis como a ángeles en la
Tierra. La Adoración Eucarística depurará vuestro
corazón, tornándolo diáfano, cristalino. La Ado-
ración Eucarística os servirá de oxígeno en
vuestra vida espiritual, seréis como un árbol
frondoso que dará cobijo y sombra a muchos. La
Adoración Eucarística os eleva en virtud, en
santidad, siempre y cuando tengáis el firme deseo
de rechazar el pecado.
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La Adoración Eucarística sosegará vuestro
corazón, os dará descanso en el espíritu. La
Adoración Eucarística es una preparación en la
que disfrutáis y gozáis por adelantado una parte
del Cielo en la Tierra. La Adoración Eucarística os
fortalece en la tribulación, la prueba será más
llevadera; abrasaréis la cruz, os asociaréis a Mi
sufrimiento, a Mi Sagrada Pasión.
Quiero despertar en vosotros amor a Mi
Misterio de Amor, a Mi Misterio Escondido.
Quiero despertar en vosotros avidez en perma-
necer en Mi Sagrario, amándome por los que no
Me aman, adorándome por los que no Me
adoran, glorificándome por los que no Me
glorifican. Sed almas eucarísticas, sed peregrinos
en la Tierra en búsqueda del Absoluto; sed
portadores de Mi Luz, mensajeros de Mi Palabra.
Anunciadle al mundo entero que estoy Vivo, que
he Resucitado, que permanezco solitario y aban-
donado en la mayoría de los Tabernáculos del
mundo entero.
Oración:
¡Oh, Santísimo Sacramento! Me postro en Tu
Presencia con el más profundo respeto; y con
todos los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos
y las Dominaciones, con los Querubines y los
Serafines y con toda la milicia del ejército
celestial, canto este himno a Tu Gloria: ¡Qué mil y
mil veces sea alabado el Santísimo Sacramento
del Altar!
- El Pordiosero de las almas os espera en el
Sagrario
Mi Voz, Mi Lamento Divino sale desde Mi
Santuario, desde la dulce prisión en que Me
encuentro. Venid a Mi Tabernáculo de Amor,
consolad Mi Agonizante Corazón, Mis rayos de
Luz se pierden en un mundo de oscuridad, de
tiniebla; Mi Voz, Mi llamado choca y rebota en los
corazones pretenciosos, arrogantes. Venid, pos-
traos a los pies de Mi Sagrario y adoradme, en
unidad con la Iglesia Triunfante.
Traedme a los pecadores, les bañaré en
torrenciales de Amor y de Misericordia. Traedme
a los ciegos espirituales, les daré Luz, les mostraré
el camino a seguir. Traedme a los lisiados, a los
enfermos del alma, como Médico Divino les
sanaré.
Traedme a los leprosos, leprosos del alma, Yo
mismo limpiaré y sanaré sus llagas, les renovaré
interiormente. Traedme a todos aquellos que
dicen no creer en Mí, Yo mismo sembraré en sus
corazones una semilla de fe y de esperanza, sus
pensamiento se volcarán en Mí.
En Mi Sagrario, en Mi Tabernáculo os hablaré
a vuestro corazón, os estrecharé en Mi Regazo
Paterno, no os sentiréis solos, no os sentiréis
abandonados. Os amo con Amor Eterno, os
espero diariamente en Mi nuevo Getsemaní, para
que con vuestra oración reparadora aliviéis Mi
Corazón sufriente, mengüéis Mi soledad. No os
olvidéis de nuestro encuentro diario en Mi
Sagrario, os bendeciré, os pagaré el ciento por
uno; el Mendigo del Amor, el Pordiosero de las
almas os espera en el Sagrario para quemar con la
Llama de Su Amor Divino vuestros pecados e
imperfecciones. Os amo y os bendigo.
Oración:
¡Oh, Santísimo Sacramento! Me postro en Tu
Presencia con el más profundo respeto; y con
todos los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos
y las Dominaciones, con los Querubines y los
Serafines y con toda la milicia del ejército
celestial, canto este himno a Tu Gloria: ¡Qué mil y
mil veces sea alabado el Santísimo Sacramento
del Altar!
- Sed almas eucarísticas.
Hijos amados, Me he perpetuado hasta la
consumación de los siglos pensando en vosotros,
venid a Mi Tabernáculo de Amor Divino, des-
cansad en Mí, abandonaos plenamente en Mí y
vuestro corazón rebosará de Mi Paz. Os necesito
en este día como pequeños pararrayos en la
Tierra, elevad vuestras suplicas y plegarias al
Padre Eterno, vuestra oración será escuchada. El
mundo se encuentra zambullido en el lodazal de
sus pecados, el mundo camina en dirección
opuesta a Mis Leyes, a Mis Mandamientos; el
mundo se halla inmerso en una ola de oscuridad y
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de confusión, Mi Doctrina está siendo cambiada o
tergiversada; muchos de los hombres, muchos de
Mis hijos desprecian Mis Leyes y acogen leyes
inventadas por hombres, leyes que han llevado a
las profundidades del infierno a muchísimas
almas.
Sed almas eucarísticas, sentid hambre de Mi
Cuerpo y de Mi Sangre, embriagaos de amor
Conmigo en la soledad de Mi Santuario. Acoged
con humildad de corazón Mi Lamento Divino,
permanezco en soledad y abandono en la
mayoría de los Sagrarios de la Tierra. Sed
lámparas que arden de amor por Jesús Eucaristía,
sed almas hostias, ofrendas de suave aroma,
exquisito perfume. Ayudadme en la salvación de
las almas, interceded por ellas, haced sacrificios
por ellas, lanzad Mis Redes Vivas en la alta mar,
quiero haceros pescadores de hombres; iluminad
al mundo con vuestro testimonio de vida, predi-
cando con vuestro ejemplo.
Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, os
espera en el Sagrario para bendeciros, para
derramar sobre vosotros efusión del Espíritu
Santo y llevaros a una renovación interior, avivar
vuestra fe y colmar vuestro corazón de Mi Amor y
de Mi Paz.
Oración:
¡Oh, Santísimo Sacramento! Me postro en Tu
Presencia con el más profundo respeto; y con
todos los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos
y las Dominaciones, con los Querubines y los
Serafines y con toda la milicia del ejército
celestial, canto este himno a Tu Gloria: ¡Qué mil y
mil veces sea alabado el Santísimo Sacramento
del Altar!
- Mi Cuerpo es cruelmente despedazado, des-
trozado por la maldad de los hombres.
Amados Míos, heme aquí en soledad y en
abandono, el Mendigo del Amor busca amor, el
Mendigo del Amor arde en sed de almas, el
Mendigo del Amor os habla, os llama para que
mengüéis Mi soledad y aliviéis un poco el
sufrimiento de Mi Agonizante Corazón. No os
extraviéis de camino, venid hacia Mi Santuario,
pequeña porción del Cielo en la Tierra, en la que
os recrearéis, descansaréis en Mí, conoceréis lo
que es el verdadero amor. En Mí hallaréis la
Sabiduría necesaria para ganaros el Cielo, en Mí
disfrutaréis por adelantado las delicias de la
eternidad, en Mí lo encontraréis todo.
Quiero ser el Todo de vuestras vidas, ocupar
en plenitud vuestro corazón, rebosarlo y colmarlo
con la medida de Mi Presencia. En el silencio y
soledad de Mi Sagrario os hablaré, aquietaré
vuestro corazón y os embriagaré de Mi Paz. En el
silencio y soledad de Mi Sagrario os mostraré
vuestras debilidades, vuestras faltas.
Arrepentíos de vuestras culpas y reparad por
vuestros pecados, vivo un nuevo Getsemaní en la
Tierra, soy maltratado, algunas veces soy pro-
fanado, pisoteado, menospreciado, rebajado a la
nada; algunas veces Me veo obligado a descender
en corazones putrefactos, nauseabundos; cora-
zones que se asemejan a una guillotina mortal. Mi
Cuerpo es cruelmente despedazado, destrozado
por la maldad de los hombres.
Escuchad Mi Lamento Divino, venid y
consolad Mi sufriente Corazón. Orad por la
salvación de las almas, orad para que los
pecadores se arrepientan de corazón y reparen
por sus culpas.
La Eucaristía es Invento de Amor para toda la
humanidad, la Eucaristía es el Alimento perdu-
rable que os da salvación y vida eterna, la
Eucaristía os une a Mí y Yo Me uno a vosotros.
Alimentaos de Mi Cuerpo y de Mi Sangre,
purificad vuestro corazón de toda mancha de
todo pecado, sed celosos para recibir Mi Cuerpo
Eucarístico, tened en cuenta que quien come Mi
Cuerpo y bebe Mi Sangre indignamente está
comiendo y bebiendo su propia condenación.
El Alimento que os doy, os nutre, os
robustece en la fe; el Aliento que os doy os
embriaga de amor y os sumerge en adoración y
en contemplación. El Rey de reyes, el Rey del más
alto linaje os espera en Su Santuario para derra-
mar sobre vosotros Su Amor y Su ternura.
Oración:
¡Oh, Santísimo Sacramento! Me postro en Tu
Presencia con el más profundo respeto; y con
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todos los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos
y las Dominaciones, con los Querubines y los
Serafines y con toda la milicia del ejército
celestial, canto este himno a Tu Gloria: ¡Qué mil y
mil veces sea alabado el Santísimo Sacramento
del Altar!
- Uníos a Mi sufrimiento.
Hijos amados, escuchad cómo Mi Voz se
pierde en la soledad de Mi nuevo Getsemaní, en
el Sagrario permanezco abandonado, en el Sa-
grario Mis rayos de Luz chocan con los corazones
soberbios, escépticos a Mi Milagro de Amor.
Venid, alma reparadora, y consolad Mi
Agonizante Corazón. Orad y reparad por Mis hijos
amados, los Sacerdotes, ellos tienen la gran
misión de perpetuar Mi Presencia Eucarística
hasta la consumación de los siglos; ellos tienen la
tarea de predicar Mi Palabra a tiempo y a
destiempo; ellos están llamados a comportarse
como ángeles, a asemejarse a Mí, Jesucristo,
Sumo y Eterno Sacerdote. Ellos fueron llamados y
consagrados desde el vientre de sus madres para
que fuesen otros cristos en la Tierra.
Uníos a Mi sufrimiento, enjugad Mi Divino
Rostro maltratado y ensangrentado por los peca-
dos de Mis ungidos. Reparad por sus yerros y
equivocaciones, Me compadeceré de esta porción
amada de Mi Divino Corazón; tendré Misericordia
de todas las almas que oran e interceden por
todos los Sacerdotes del mundo entero, porque
salvar a un Sacerdote es salvarse a uno mismo.
Oración:
¡Oh, Santísimo Sacramento! Me postro en Tu
Presencia con el más profundo respeto; y con
todos los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos
y las Dominaciones, con los Querubines y los
Serafines y con toda la milicia del ejército
celestial, canto este himno a Tu Gloria: ¡Qué mil y
mil veces sea alabado el Santísimo Sacramento
del Altar!
- Meditad en los dolores internos de Mi
Agonizante Corazón
Hijos amados de Mi Eucarístico Corazón
escuchasteis Mi Lamento Divino, sentisteis en lo
profundo de vuestro corazón la necesidad de
encontraros a solas Conmigo; comprendisteis que
en el silencio escucháis Mi Voz, que en el silencio
entráis en adoración profunda, que en el silencio
os sumergís en un éxtasis de Amor Divino.
Aquí, en Mi nuevo Getsemaní, en Mi Sa-
grario, saeto vuestro corazón con Mis rayos de
Luz, hago ceniza vuestro pecado, y pasado,
remiendo vuestro corazón roto, sano vuestras
heridas con el óleo bendito de Mis Sagradas
Llagas. Doblad vuestras rodillas, secad las
Lágrimas de Mis Ojos y recoged en un lienzo
blanco y perfumado de santidad, la Sangre
Preciosa que cae al suelo, porque los pecados de
los hombres Me han llevado a un sufrimiento y a
una Pasión mística.
Meditad en los dolores internos de Mi
Agonizante Corazón y clamad Misericordia a Mi
Padre Eterno, porque el mundo se ha olvidado de
Mí, el mundo camina en dirección opuesta a Mi
Evangelio. Siempre los estaré esperando en la
soledad de Mi Getsemaní, la Llama de Amor
Divino que envuelve Mi Sagrado Corazón se
convertirá en fogata de amor cuando estéis a Mi
lado rindiéndome la Gloria que como Dios Uno y
Trino Me merezco.
Quiero despertar en el corazón de todos Mis
hijos hambre de Adoración y Reparación Euca-
rística. Compartid este Tesoro del Cielo con
vuestros hermanos, liberaos de egoísmos y dadlos
a conocer, porque en la medida en que aumente
el número de almas reparadoras, irán sanando las
múltiples Heridas de Mi Cuerpo Santísimo, las
creaturas se irán alejando de las cosas del mundo,
irán perdiendo sentido a las cosas del mundo, irán
perdiendo sentido a lo efímero, a todo aquello
que no trasciende. Bebed del Cáliz de Mi
amargura y dad descanso a Mi sufriente Corazón.
Oración:
¡Oh, Santísimo Sacramento! Me postro en Tu
Presencia con el más profundo respeto; y con
todos los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos
y las Dominaciones, con los Querubines y los
Serafines y con toda la milicia del ejército
celestial, canto este himno a Tu Gloria: ¡Qué mil y
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mil veces sea alabado el Santísimo Sacramento
del Altar!
- Venid, alma reparadora de Mi Corazón
Eucarístico.
Amados Míos, no dejéis solo al que todo os
lo ha dado; no dejéis solo al que se ha quedado
hasta la consumación de los siglos en la Hostia
Consagrada; no dejéis solo al Prisionero del Amor
que con Su Invento Divino no os ha dejado
huérfanos.
Venid, alma reparadora de Mi Corazón
Eucarístico, y mitigad Mi sufrimiento, Mi
Agonizante Corazón se desangra por los pecados
de los impíos. Sed copias vivas de Cristo en la
Tierra, dejad todo lo malo y vivid de acuerdo a Mi
Evangelio y a Mi Palabra. Conservad la pureza de
vuestro corazón, perfumadlo con el aroma del
sacrificio y la penitencia, preocupándoos en no
recibir Mi Cuerpo y Mi Sangre indignamente,
porque estaríais bebiendo y comiendo vuestra
propia condenación. Sed Mis centinelas, custo-
diad el gran Tesoro, la Riqueza de invaluable valor
que está en medio de vosotros.
El Sufriente, el Mártir del Calvario os llama
desde Su nuevo Getsemaní a que permanezcáis a
Su lado, como Juan y como María. En Mi Sagrario
os concederé la Gracia de alcanzar un arre-
pentimiento verdadero de vuestras culpas. En el
Sagrario iréis perdiendo vuestros rasgos huma-
nos, porque Mis pincelazos Divinos os harán
semejantes a los Santos Ángeles del Cielo.
En el Sagrario aprenderéis a amar y
perdonar, vuestro corazón sobreabundará de Mi
Paz y de Mi ternura. En el Sagrario leeréis en el
Libro de Oro de Mi Eucarístico Corazón, la Ciencia
del Cielo que os hace santos, conoceréis los
Misterios Divinos que sólo son revelados a los
humildes, a los pequeños.
Amantísimos de Mi agonizante Corazón, os
espero y os seguiré esperando en Mi nuevo
Getsemaní para que aliviéis un poco Mi su-
frimiento. Haced Cruzadas de Reparación
Eucarística, porque algunas veces Mi Cuerpo es
pisoteado, profanado.
Oración:
¡Oh, Santísimo Sacramento! Me postro en Tu
Presencia con el más profundo respeto; y con
todos los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos
y las Dominaciones, con los Querubines y los
Serafines y con toda la milicia del ejército
celestial, canto este himno a Tu Gloria: ¡Qué mil y
mil veces sea alabado el Santísimo Sacramento
del Altar!
- Venid y enjugad Mi Divino Rostro.
Amados Míos, desde Mi nuevo Getsemaní
lanzo Mis ruegos al Padre, para que tenga
compasión de una humanidad que agoniza, lan-
guidece en el desamor, camina al borde del
peñasco. Desde Mi nuevo Getsemaní despliego a
los Santos Ángeles para que con Su salmodia de
Adoración, ablande los corazones más renuentes
a Mi Amor y a Mis Gracias. Desde Mi nuevo
Getsemaní extiendo el Manto de Mi Misericordia
Divina sobre todos vosotros.
Venid y enjugad Mi Divino Rostro, porque los
pecado de los hombres Me han Crucificado de
nuevo, los pecados de los hombres son flagelo,
azote para Mi Cuerpo Santísimo, aprovechad esta
Reserva de Amor. Jesús Eucaristía os espera en el
Sagrario para verter en vuestros corazones sorbos
de Mi Amor Divino.
Jesús Eucaristía os espera en el Sagrario para
alentaros a caminar por las sendas de la mor-
tificación y de la penitencia; es necesario que
reparéis por vuestros pecados y deis consuelo a
Mi Corazón Agonizante. Jesús Eucaristía os espera
en el Sagrario para que Me deis el amor, la
adoración y la alabanza que los hombres no Me
tributan.
Jesús Eucaristía os espera en el Sagrario para
que descanséis en Mí, y Yo en vosotros, fusio-
nemos nuestros corazones en un idilio de Amor
Divino. Las puertas del Cielo se os abren si sois
santos, como el Santo de los santos; las puertas
del Cielo se os abren si os movéis de acuerdo a Mi
Divina Voluntad.
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Oración:
¡Oh, Santísimo Sacramento! Me postro en Tu
Presencia con el más profundo respeto; y con
todos los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos
y las Dominaciones, con los Querubines y los
Serafines y con toda la milicia del ejército
celestial, canto este himno a Tu Gloria: ¡Qué mil y
mil veces sea alabado el Santísimo Sacramento
del Altar!
- Escuchad Mi Lamento Divino.
Hijos amados, en Mi nuevo Getsemaní os
haré partícipes de Mi sufrimiento, del gran dolor
que embarga Mi Corazón Eucarístico, Mi Corazón
Agonizante. Capas de oscuridad cubren la Tierra,
los hombres se han sumido en los falsos ídolos;
ídolos que les ha separado de Mí, cuando el Dios
Escondido, el Dios Verdadero hace Presencia en la
Hostia Consagrada.
Venid, pues, y escuchad Mi Lamento Divino,
necesito de vuestra reparación, necesito que deis
descanso a Mi sufriente Corazón. Orad por los
que no oran, reparad por los pecadores del
mundo entero, pecadores que tarde o temprano
tendrán que comparecer en Mi Tribunal Divino y
recibir el justo salario por el jornal del día.
En Mi nuevo Getsemaní os espero para llenar
vuestros vacíos, para iluminar con Mi Luz vuestras
sombras. En Mi nuevo Getsemaní os espero para
alentaros a caminar y no dejaros desviar de
camino.
En Mi nuevo Getsemaní os espero para que
juntos elevemos rogativas al Padre Eterno y la
Misericordia Divina se extienda sobre un mundo
apático a Mis Misterios Divinos; sobre un mundo
que yace en la impiedad, en el desamor, en la
miopía espiritual y religiosa.
Oración:
¡Oh, Santísimo Sacramento! Me postro en Tu
Presencia con el más profundo respeto; y con
todos los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos
y las Dominaciones, con los Querubines y los
Serafines y con toda la milicia del ejército
celestial, canto este himno a Tu Gloria: ¡Qué mil y
mil veces sea alabado el Santísimo Sacramento
del Altar!
- Bienaventurados aquellos que han creído en
Mí sin haberme visto.
Hijos amados, estáis frente al que todo lo
puede, el Dios Humanado, el Dios hecho Verbo.
Estáis en una pequeña porción del Cielo en la
Tierra, bebed de Mi Paz, sentid cómo Mi
Presencia os lleva a un recogimiento, a una
contemplación; contemplación en la que podáis
escuchar el murmullo de Mi Voz; contemplación
en la que vuestro corazón se exalte de paz, de
júbilo; contemplación en la que vuestros cinco
sentidos se anonaden frente a Mi Grandeza,
frente a Mi Magnificencia de Amor en todos
vosotros; contemplación que os lleve a recorrer el
camino que os lleva al Cielo; contemplación que
aquiete vuestro interior, porque la zozobra, la
inquietud, la intranquilidad de espíritu no pro-
vienen de Mí; el enemigo suele perturbar vuestro
espíritu para llevaros a tomar decisiones erróneas
en vuestras vidas, para desviaros de las sendas de
Mi Divina Voluntad.
En el silencio y la soledad de Mi nuevo
Getsemaní contemplad Mi Misterio de Amor, Mi
inventiva de Amor para toda la humanidad, sólo
necesitáis creer en Mí para darme por completo a
vosotros.
Bienaventurados aquellos que han creído en
Mí sin haberme visto. Miradme con los ojos del
corazón, palpadme con el tacto de vuestra alma,
oled Mi fragante Nardo, Mi Perfume embria-
gador, escuchad por un instante los latidos de Mi
Sacratísimo Corazón; latidos que son pulsaciones
de Amor y de ternura porque respondisteis a Mi
llamado; latidos que os llevan a experimentar a
un Dios Vivo, a un Jesús Resucitado.
Desde Mi nuevo Getsemaní, reparad por una
humanidad agobiada, esclava del pecado. Re-
parad por unos hombres que clavan lanzas
puntiagudas en Mi Agonizante Corazón; toda
irreverencia, toda ingratitud, todo desamor que
recibo de las creaturas Me llevan a un sufrimiento
místico.
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Me valgo de vosotros en este día para que
sequéis el Sudor y la Sangre Preciosa que brotan
de Mis purísimos poros. Mi Piel se halla completa-
mente bañada, mirad cómo flagelan, azotan Mi
Cuerpo adorable. Sólo vuestra oración, sólo la
reparación que hacéis a favor de vuestros
hermanos y a favor vuestro, dais descanso a Mi
sufriente Corazón. Orad con espíritu de fe y
vuestra oración subirá como incienso ante la
Presencia de Mi Padre Eterno; orad con vuestro
corazón abierto a Mis Manifestaciones Divinas,
orad con un solo propósito, la salvación de
vuestra alma y la salvación de las almas del
mundo entero.
Oración:
¡Oh, Santísimo Sacramento! Me postro en Tu
Presencia con el más profundo respeto; y con
todos los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos
y las Dominaciones, con los Querubines y los
Serafines y con toda la milicia del ejército
celestial, canto este himno a Tu Gloria: ¡Qué mil y
mil veces sea alabado el Santísimo Sacramento
del Altar!
- Reparad por un mundo aturdido, sordo a Mi
Voz.
Amados Míos, dejad una huella de amor en
el corazón de vuestros hermanos, dejad un grato
recuerdo en sus vidas, dejad que Jesús sufriente
os llame a Su nuevo Getsemaní y que seáis tan
dóciles a Mi Voz como aquellas almas que viven
de acuerdo a Mi Divina Voluntad.
Quiero sembrar en lo profundo de vuestros
corazones, ansias de Cielo, añoranzas de que
permanezca siempre a vuestro lado. Quiero que
escaléis la cima que os lleva a un alto grado de
virtud. Quiero que os sintáis morir de amor cada
vez que llegáis a Mi Sagrario solitario, aban-
donado por los hombres. Quiero que desde el
silencio de Mi Tabernáculo de Amor escuchéis los
latidos de Mi Corazón Eucarístico y os donéis, os
consagréis totalmente a Mí. Quiero que desde los
profundo de vuestro corazón sintáis Mis pal-
pitaciones de Amor.
Venid a Mi nuevo Getsemaní y escuchad Mis
Lamentos Divinos, porque el Dios Uno y Trino no
es amado, no es adorado, no es glorificado. El
Dios que se ha quedado hasta la consumación de
los siglos en la Hostia Consagrada no se Le rinde
la gloria y la alanza que Se merece. He puesto Mi
Mirada de Amor sobre vosotros, os he atraído
como imán a Mi dulce Prisión, a Mi Sagrario. Aquí
Me encontraréis, Conmigo podréis hablar, en Mí
podréis descansar, en Mí adquiriréis las fuerzas
que necesitáis para continuar la marcha, vuestro
peregrinaje hacia la Patria Celestial.
Reparad por un mundo aturdido, sordo a Mi
Voz. Reparad por un mundo que camina en
dirección opuesta a Mi Evangelio, a la Verdad.
Reparad por un mundo que agoniza, languidece.
Reparad por un mundo que debe arrodillarse
frente a Mi Presencia Eucarística para que Mi
Misericordia Divina os abrigue, os acoja a todos.
Oración:
¡Oh, Santísimo Sacramento! Me postro en Tu
Presencia con el más profundo respeto; y con
todos los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos
y las Dominaciones, con los Querubines y los
Serafines y con toda la milicia del ejército
celestial, canto este himno a Tu Gloria: ¡Qué mil y
mil veces sea alabado el Santísimo Sacramento
del Altar!
- Sed consoladores de Mi Eucarístico Corazón.
Angelitos Míos, desde Mi nuevo Getsemaní
Me haré sentir, descubrir como el Dios del Amor y
de la Misericordia. Desde Mi nuevo Getsemaní
Me haré percibir por los sentidos de vuestra alma,
no estoy muerto he Resucitado.
Desde Mi nuevo Getsemaní llamo al mundo
entero a consolar Mi agonizante y sufriente
Corazón, muchos de Mis hijos no Me aman,
muchos de Mis hijos dudan de Mi real Presencia
en la Hostia Consagrada; muchos de Mis hijos
desprecian este Manjar de Ángeles que da
salvación y vida eterna, y caminan tras los halagos
del mundo; muchos de Mis hijos Me cambian por
un momento de placer, por una migaja de cariño
o por los desperdicios que ofrece el mundo.
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Desde Mi nuevo Getsemaní saetearé vues-
tros corazones con Mi Luz, dándoos arrepen-
timiento, mostrándoos el camino a una con-
versión verdadera. Desde Mi nuevo Getsemaní
experimentaréis por adelantado el disfrute del
Cielo y gozo eterno. Sed consoladores de Mi
Eucarístico Corazón, sed almas adoradoras del
silencio, sed centinelas de amor, del Amor de los
amores.
Oración:
¡Oh, Santísimo Sacramento! Me postro en Tu
Presencia con el más profundo respeto; y con
todos los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos
y las Dominaciones, con los Querubines y los
Serafines y con toda la milicia del ejército
celestial, canto este himno a Tu Gloria: ¡Qué mil y
mil veces sea alabado el Santísimo Sacramento
del Altar!
- Llevad Mis Lamentos Divinos a toda
creatura.
Hijos amados, Me valgo de vosotros para que
mengüéis la soledad en la que Me encuentro. Con
Mis Ojos llorosos, con Mi Voz entrecortada os
pido que reparéis Mi Corazón Eucarístico. Muchos
de Mis hijos cercenan Mi Alma con su irreverencia
frente a Mi Magnificencia de Amor; muchos de
Mis hijos Me llevan a una consternación y agonía
profunda porque Mis Palabras, Mis Lamentos
Divinos caen al vacío, al abismo.
Venid a Mi nuevo Getsemaní y que cada
latido de vuestro corazón sea un ‘Te amo’, para el
Pordiosero del Amor que habita en todos los
Sagrarios de la Tierra; que cada latido de vuestro
corazón sea voz de consuelo para Mi sufriente
Corazón; que cada latido de vuestro corazón sea
una pulsación de amor, porque el Mendigo del
Amor tiene sed de almas.
Venid a Mi nuevo Getsemaní, mirad el
estado en que Me encuentro, Mi Cuerpo San-
tísimo azotado, Mi Piel despellejada por los
pecados de los hombres, Mi corona de espinas
clavada en Mi Cabeza con ferocidad por los malos
pensamientos de las creaturas, Mis Huesos
descoyuntados por la sevicia y maldad de muchos
de Mis hijos.
Venid a Mi nuevo Getsemaní y haced un alto
en vuestro caminar, bajad vuestra mirada al
corazón y reconoced vuestras culpas, recordad
por un instante las veces que en vuestro pasado
heristeis, lastimasteis Mi Agonizante Corazón;
deseo derramar gotas de Mi Sangre Preciosa en
vuestras almas para purificárosla, limpiarla de
todo residuo y vestigio de pecado.
Venid a Mi nuevo Getsemaní y desde la
soledad de Mi Excelso Trono llevad Mis Lamentos
Divinos a toda creatura, expandidlos como epi-
demia se expande en el mundo.
Oración:
¡Oh, Santísimo Sacramento! Me postro en Tu
Presencia con el más profundo respeto; y con
todos los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos
y las Dominaciones, con los Querubines y los
Serafines y con toda la milicia del ejército
celestial, canto este himno a Tu Gloria: ¡Qué mil y
mil veces sea alabado el Santísimo Sacramento
del Altar!
- Desde Mi nuevo Getsemaní os pido consolar
Mi Agonizante Corazón.
Hijos amados, desde Mi nuevo Getsemaní os
llamo para que seáis antorchas de luz en la Tierra.
Desde Mi nuevo Getsemaní lanzo Mis rayos de
Luz; rayos de luz que os muestran el camino que
debéis andar, camino angosto, pedregoso pero
camino seguro de entrada al Cielo.
Desde Mi nuevo Getsemaní os pido consolar
Mi Agonizante Corazón, permanezco solitario y
abandonado en la mayoría de los Sagrarios de la
Tierra. Desde Mi nuevo Getsemaní os pido que
seáis almas adoradoras del silencio; sed almas
eucarísticas, visitadme en el Tabernáculo de Mi
Amor Divino para abrasaros con la Llama que
arde Mi Sacratísimo y Eucarístico Corazón.
Desde Mi nuevo Getsemaní os pido reve-
rencia, sublime respeto hacia Mi Presencia
Eucarística; los latidos de Mi Divino Corazón son
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pulsaciones de Amor para todos vosotros. Venid,
bebed en las Fuentes de Aguas Vivas, quiero
purificar vuestros corazones de todo pecado,
quiero perfumarlo con el óleo bendito de la
santidad y de la virtud.
Desde Mi nuevo Getsemaní os pido que
extendáis Mis Lamentos Divinos por todo el
mundo, quiero que el mundo se vuelva euca-
rístico; quiero ser el Centro de vuestras vidas. No
tendréis pérdida si sois dóciles a Mi Voz; no
tendréis pérdida si meditáis en Mi Evangelio, en el
legado que os he dejado para que seáis salvos.
En Mi nuevo Getsemaní experimento dolores
místicos de Mi Sagrada Pasión, diariamente
recibo flagelazos, martillazos, bofetadas de las
almas pecadoras. Reparad por vuestros pecados y
los pecados del mundo entero. Sed peregrinos del
amor que llevan la Buena Nueva, el mensaje
consolador y esperanzador a toda creatura.
Oración:
¡Oh, Santísimo Sacramento! Me postro en Tu
Presencia con el más profundo respeto; y con
todos los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos
y las Dominaciones, con los Querubines y los
Serafines y con toda la milicia del ejército
celestial, canto este himno a Tu Gloria: ¡Qué mil y
mil veces sea alabado el Santísimo Sacramento
del Altar!
- Cómo quisiera que todos los hombres do-
blasen sus rodillas en el Sagrario y Me
reconociesen como al Dios Verdadero en la
Hostia Consagrada.
Hijos amados, os espero en el Sagrario, en Mi
nuevo Getsemaní, allí Me veréis Presente bajo el
velo Sacramental; allí os encontraréis Conmigo de
Corazón a corazón; allí podréis descansar de
vuestras fatigas; allí podréis entregarme el peso
de vuestra cruz; allí os mostraré el camino que
debéis andar; allí os haré sentir Mis palpitaciones
de Amor, cómo os amo porque sois obras
perfectas de Mi creación. En Mi nuevo
Getsemaní, en el Sagrario, muchas veces soy
profanado, excluido del corazón de muchos de
Mis hijos. Allí, en el Sagrario, en Mi nuevo
Getsemaní podréis encontrarme; desde Mi sole-
dad podréis verme, hallarme con vuestros ojos
del alma.
Reparad por todos los pecados de la hu-
manidad, reparad por una humanidad que hace
alarde de ser sabia queriendo escudriñar Mi
Misterio Eucarístico bajo la ciencia, cuando Soy
un Dios ilimitado de Ciencia inabarcable e
inagotable; cuando Soy un Dios desconocido para
la mayoría de las creaturas. Reparad, porque los
hombres corren a una velocidad vertiginosa di-
recto al abismo. Reparad, porque Mi Misterio
Eucarístico es cuestionado, puesto en tela de
juicio.
Cómo quisiera que todos los hombres
doblasen sus rodillas en el Sagrario y Me
reconociesen como al Dios verdadero en la Hostia
Consagrada; al Dios Uno y Trino que se ha
quedado en todos los Tabernáculos del mundo
entero para no dejaros solos y mucho menos
huérfanos. Soy vuestro Padre de Amor, venid que
os estrecharé en Mi Regazo; Soy vuestro Amigo,
en Mí podréis confiar, contadme vuestras cuitas,
tristezas y alegrías; Soy vuestro Hermano, en Mí
podréis encontrar apoyo.
Oración:
¡Oh, Santísimo Sacramento! Me postro en Tu
Presencia con el más profundo respeto; y con
todos los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos
y las Dominaciones, con los Querubines y los
Serafines y con toda la milicia del ejército
celestial, canto este himno a Tu Gloria: ¡Qué mil y
mil veces sea alabado el Santísimo Sacramento
del Altar!
- Soy el Amor de los amores que todo os lo
puede dar.
Os hablo desde Mi Sagrario, Me encuentro
escondido en la simpleza de la Hostia Consagrada,
no busquéis lo extraordinario afuera, buscadlo
dentro. Me encuentro solitario y abandonado en
la mayoría de los Tabernáculos del mundo entero.
Muchos hombres se resisten a creer en Mi ver-
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dadera Presencia Eucarística; muchos hombres se
acercan a Mí con un espíritu racionalista e inves-
tigativo cuando Mis Misterios Divinos son y serán
inescrutables por la ciencia.
Venid a Mi nuevo Getsemaní y reparad por
aquellos que se resisten a Mis Gracias; por
aquellos que cierran sus oídos, cierran sus
corazones a Mi Voz y a Mi Amor. Me valgo de
vosotros, almas adoradoras de Mi Misterio
Eucarístico, menguad Mi soledad, llevaos Mi dolor
con vuestra entrega.
Soy el Amor de los amores que todo os lo
puede dar si os acercáis a Mí con espíritu de fe.
Soy el Dios hecho Hombre que multiplicó cinco
panes y dos peces y hoy os alimenta con el Pan de
Ángeles para que tengáis salvación y vida eterna.
Soy el Médico de vuestra alma y de vuestro
cuerpo, si estáis enfermos venid que os sanaré,
restauraré vuestras fuerzas desgastadas y os daré
vigor y ánimos para que continuéis la marcha
como peregrinos en la Tierra en búsqueda del
Absoluto.
Escuchad Mis Lamentos Divinos, a todos os
quiero recoger en Mi Regazo Paterno, no quiero
perderos. Venid a beber en las Fuentes de Mi
Divino Corazón y quedaréis saciados; venid,
adentraros en la Herida abierta de Mi Sagrado
Costado, podréis llegar a Mi Sacratísimo Corazón
y hallar descanso, quietud de espíritu, desahogo
del corazón.
Oración:
¡Oh, Santísimo Sacramento! Me postro en Tu
Presencia con el más profundo respeto; y con
todos los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos
y las Dominaciones, con los Querubines y los
Serafines y con toda la milicia del ejército
celestial, canto este himno a Tu Gloria: ¡Qué mil y
mil veces sea alabado el Santísimo Sacramento
del Altar!
- La ingratitud de los hombres Me lleva a un
nuevo Getsemaní.
Escuchad cómo el tenue eco de Mi Voz cae
en la profundidad de vuestros corazones y os
embriagan de paz. Escuchad cómo los latidos de
Mi Corazón Eucarístico se aceleran cada vez que
llegáis a Mí dispuestos a rendirme la gloria, el
honor y la alabanza que los hombres no Me dan.
Mirad que el Dios escondido en la Sagrada
Hostia se os muestra vestido de Resplandor y de
Gloria. No dudéis en buscarme en Mi Sagrario, en
Mi nuevo Getsemaní. Tengo sed de almas, vues-
tra mera presencia es un vaso refrescante.
Soy el Pordiosero del Amor, puedo obrar un
prodigio de amor en vuestras vidas si sois dóciles,
si tenéis apertura para recibir Mis Gracias. Soy la
Fuente de todo consuelo, puedo llevarme vuestra
desolación, vuestra tristeza y soledad si os
consideráis ávidos de Mi Amor y necesitados de
Mi Misericordia.
Soy el Eterno Presente que desde el Sagrario,
desde Mi nuevo Getsemaní, saeto vuestros
corazones con Mis rayos de Luz para que os
conmováis, para que os arrepintáis de todos
vuestros pecados y acudáis a Mí dispuestos en
firmar un pacto de amor; pacto de amor en el que
os comprometéis a ser Mis discípulos, Mis siervos,
Mis consoladores.
Soy el Dios humanado hecho Carne, Me he
perpetuado hasta la consumación de los siglos en
la Hostia Consagrada. No quiero dejaros solos,
pero permanezco solitario y abandonado en la
mayoría de los Sagrarios del mundo entero; no
quiero perderos, no quiero que seáis arrancados
bruscamente de uno de los jardines del Cielo.
Venid, os daré gozo; venid, rebosaré la
medida de vuestro corazón de Mi Paz. Venid,
secad Mis Lágrimas que brotan de Mis purísimos
Ojos. Los dardos de desamor atraviesan Mi
Agonizante Corazón, la ingratitud de los hombres
Me lleva a un nuevo Getsemaní.
Oración:
¡Oh, Santísimo Sacramento! Me postro en Tu
Presencia con el más profundo respeto; y con
todos los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos
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y las Dominaciones, con los Querubines y los
Serafines y con toda la milicia del ejército
celestial, canto este himno a Tu Gloria: ¡Qué mil y
mil veces sea alabado el Santísimo Sacramento
del Altar!
- Sed Mis centinelas, sed portadores de Mi
Luz Divina.
Hijos amados, mientras vosotros Me acom-
pañáis en la soledad de Mi nuevo Getsemaní y
reparáis por vuestros pecados y los pecados del
mundo entero, otros se revuelcan en el fango de
sus pasiones y de sus concupiscencias.
Mientras vosotros consoláis Mi Agonizante
Corazón, otros se dejan manipular como títeres
por satanás en las altas horas de la noche; noche
que es cómplice del pecado, noche mustia y
sombría porque el demonio ataca y seduce a las
almas débiles; almas que no miden las conse-
cuencias de sus actos, almas que hieren y
cercenan Mi Sacratísimo Corazón.
Dejadme descargar un poco el peso de Mi
Cruz, escuchad Mis Lamentos Divinos desde la
soledad de Mi Tabernáculo. Sed Mis centinelas,
sed portadores de Mi Luz Divina en un mundo de
oscuridad y de bullicio; bullicio en el que Mi Voz
es imperceptible.
Todo sacrificio que hagáis a favor de las
almas os lo pagaré con el ciento por uno, todo
desvelo de amor que prodiguéis a Mi Corazón
Eucarístico os lo recompensaré dándoos salvación
y vida eterna.
Oración:
¡Oh, Santísimo Sacramento! Me postro en Tu
Presencia con el más profundo respeto; y con
todos los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos
y las Dominaciones, con los Querubines y los
Serafines y con toda la milicia del ejército
celestial, canto este himno a Tu Gloria: ¡Qué mil y
mil veces sea alabado el Santísimo Sacramento
del Altar!
- Reparad por las comuniones sacrílegas.
Amados Míos, abrid vuestros ojos a una
realidad, despertad de vuestra somnolencia es-
piritual y venid al monte Gólgota para que
consoléis Mi Agonizante Corazón. Me encuentro
en Mi nuevo Getsemaní, crucificado, cercenada
Mi Cabeza con una corona de espinas. Los
pecados de los hombres han sumido Mi Corazón
Eucarístico en una agonía extrema.
Reparad por las comuniones sacrílegas; des-
venturadas aquellas almas que comen Mi Cuerpo
y beben Mi Sangre indignamente; desventuradas
aquellas almas que comen y beben su propia
condenación, su propia destrucción. Tantas veces
se acercan a Mí a recibir las Especies Consagradas
del Pan y del Vino en pecado mortal; pecado
mortal que impregna cada corazón de un olor
nauseabundo, fétido; pecado mortal que hace de
cada corazón nidos de víboras ¿Acaso no son
motivos suficientes para desde Mi nuevo Getse-
maní daros a conocer Mis Lamentos Divinos?
Lamentos Divinos que muchas veces caen al
vacío; Lamentos Divinos que muchas veces se
evaporan como el viento.
No escatiméis en tiempo para el Dueño y
Dador del tiempo, haced que las manecillas del
reloj se suspendan y sumergíos en un éxtasis de
amor frente a Mi Presencia Eucarística. Vale la
pena que sacrifiquéis parte de vuestro sueño, con
tal menguar Mi soledad en el Sagrario; con tal de
consolar Mi Eucarístico Corazón; Corazón que no
es amado, Corazón que es vituperado por muchos
de Mis hijos.
Cada vez que sintáis la inspiración Divina de
venir al Sagrario a hacerme compañía es un
toquecito de Mi Amor, una caricia Divina que os
mueve a irrumpir con Mi silencio, con Mi soledad
desde Mi nuevo Getsemaní.
Oración:
¡Oh, Santísimo Sacramento! Me postro en Tu
Presencia con el más profundo respeto; y con
todos los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos
y las Dominaciones, con los Querubines y los
Serafines y con toda la milicia del ejército
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celestial, canto este himno a Tu Gloria: ¡Qué mil y
mil veces sea alabado el Santísimo Sacramento
del Altar!
- Postrad vuestro espíritu y adorad por un
instante la Sangre Preciosa que exudo de Mi
Cuerpo Santísimo.
Hijos amados, Me valgo de vuestra miseria y
de vuestra nada para glorificarme en vuestras
vidas y demostrarle al mundo entero que suelo
llamar lo que aparentemente es inútil e inservible
a los ojos del mundo.
Vedme en el Huerto de Los Olivos exudando
gotas de Sangre, miradme en un estado de
angustia y de consternación porque estoy próxi-
mo a sufrir y padecer por todos vosotros; estoy
próximo en abrazar el madero de la Cruz y pagar
con Mi propia Vida la deuda que contrajisteis por
el pecado. Estoy próximo en sufrir los rigores de
un pueblo endurecido y enceguecido por satanás.
Estoy próximo en ser aprehendido y presentado
ante los sumos sacerdotes, Pilatos y Herodes,
para ser condenado a muerte. Vedme de rodillas
con Mis brazos en cruz, pidiendo a Mi Padre
Eterno perdón y misericordia por todos los
pecados de los hombres a través del tiempo, a
través de la historia.
Dónde estarán los enfermos que sané, los
endemoniados que liberé, los muertos que re-
sucité. Dónde estarán los hombres que un día lo
dejaron todo para seguirme: escondidos, cami-
nando a ocultas tras el Mártir del Gólgota, para
no sufrir las consecuencias de ser Mis discípulos.
Postrad vuestro espíritu y adorad por un
instante la Sangre Preciosa que exudo de Mi
Cuerpo Santísimo. Sangre Preciosa que purificará
al mundo de todo pecado. Sangre Preciosa que
perfumará los corazones de todas las almas, aún
de las almas más pecadoras. Sangre Preciosa que
dará brillo a todo vuestro ser, llevándoos a una
transformación absoluta a semejanza de Quien os
creó, os formo, os entretejió en el vientre de
vuestras madres.
Reparad por el adormilamiento espiritual de
muchísimos de Mis hijos. Reparad por aquellas
almas a las que llamo por su nombre desde Mi
Sagrario, desde Mi nuevo Getsemaní y ponen
tapones en sus oídos para no escuchar Mi Voz.
Reparad por aquellas almas que habiendo
sido llamadas para ser Mis esclavas de amor en
Mi Sagrario se entretienen en cosas baladíes, y
dejan para el último momento de la jornada del
día, el encuentro Conmigo en Mi Tabernáculo de
Amor. Consolad Mi Agonizante Corazón porque
busco centinelas nocturnos y no los encuentro.
Consolad Mi Agonizante Corazón porque soy
abandonado, arrinconado o excluido del corazón
de muchísimos de Mis hijos.
Oración:
¡Oh, Santísimo Sacramento! Me postro en Tu
Presencia con el más profundo respeto; y con
todos los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos
y las Dominaciones, con los Querubines y los
Serafines y con toda la milicia del ejército
celestial, canto este himno a Tu Gloria: ¡Qué mil y
mil veces sea alabado el Santísimo Sacramento
del Altar!
- Reparad por aquellas almas que Me han
vendido y cambiado por las migajas del
mundo.
Amados Míos, sois privilegiados por la
elección de amor que he hecho en cada uno de
vosotros. Sin mérito alguno frente a Mi Presencia
os llamo para que seáis Mis centinelas en Mi
Sagrario; para que custodiéis y protejáis al Dios
Vivo, al Dios escondido en la Sagrada Hostia.
Venid al Sagrario, a Mi nuevo Getsemaní y
reparad la frialdad y la apatía de muchísimos
hombres hacia Mi Magnificencia de Amor. Venid
y con vuestra adoración al Dios Uno y Trino,
Presente bajo el velo Sacramental, reparad el
adormilamiento de Mis tres discípulos. Mientras
oraba, sufría y padecía por todos vosotros en el
huerto de los olivos, ellos dormían.
En Mi nuevo Getsemaní mirad cómo Judas
Me vende por medio de un beso traidor, y hoy
muchos de Mis hijos venden al Divino Maestro a
costa de un placer o buscando saciar la ambición
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desmesurada del tener, del poseer. Reparad por
aquellas almas que Me han vendido y cambiado
por las migajas del mundo.
En Mi nuevo Getsemaní reparad por la
hipocresía de algunos de Mis hijos; hijos que
aparentemente son muy espirituales, de piedad
profunda pero sus actitudes se asemejan a las de
Judas; hijos que llevan a escondidas la bolsa de la
ambición y del pecado. En Mi nuevo Getsemaní,
con el lienzo blanco y puro de vuestros corazones,
secad Mis Lágrimas porque algunas almas se
acercan a Mí para cercenar y demoler Mi Cuerpo
Santísimo, Presente en la Sagrada Eucaristía.
Desgastaos de amor en Mi Tabernáculo, todo
sacrificio, todo desvelo de amor que hagáis a Mi
favor, os lo recompensaré en el Cielo. Los Santos
Ángeles agitan incensarios y entonan bellos him-
nos frente a Mi Presencia Eucarística; escuchad el
barullo de sus voces, escuchad la armonía
perfecta de las cítaras y de las arpas.
Hijos amados, no Me dejéis solo, aban-
donado en Mi Sagrario, en Mi Getsemaní. Sed
almas adoradoras del silencio y desbocaos de
amor en Mi Inventiva de Amor, desbocaos de
amor con el Amor de los amores.
Oración:
¡Oh, Santísimo Sacramento! Me postro en Tu
Presencia con el más profundo respeto; y con
todos los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos
y las Dominaciones, con los Querubines y los
Serafines y con toda la milicia del ejército
celestial, canto este himno a Tu Gloria: ¡Qué mil y
mil veces sea alabado el Santísimo Sacramento
del Altar!
- En Mi nuevo Getsemaní promoved la
Adoración y Reparación Eucarística.
Hijos amados, escuchad Mi Lamento Divino
desde Mi nuevo Getsemaní. Condoleos de Mi
sufrimiento, venid y enjugad Mi Divino Rostro
ensangrentado y maltratado por los pecados de
los hombres. Venid y removed Mi corona de
espinas. Venid y aplicad bálsamo de amor a Mis
Heridas. Desde Mi silencio, desde Mi soledad,
rogad y suplicad misericordia por unos hombres
que se asemejan a Caín; hombres que no valoran
la vida; vida que es un don de Dios. Venid y
adorad Mis Sagradas Llagas; Llagas que son la
manifestación de Mi Amor para toda la huma-
nidad; Llagas que son la muestra de Mi sufri-
miento y de la crueldad con que soy tratado por
muchísimos de Mis hijos.
En Mi nuevo Getsemaní, reparad e inter-
ceded por las almas pecadoras; almas que si no se
convierten de corazón y vuelven sus ojos a Mí,
caerán como leña verde en el fuego eterno. En Mi
nuevo Getsemaní debilitad las fuerzas de satanás
atrayendo a Mi Sagrario el mayor número de
almas.
En Mi nuevo Getsemaní promoved la ado-
ración y reparación Eucarística, necesito cen-
tinelas, custodios del Santísimo Sacramento del
Altar; necesito almas generosas que sientan arder
sus corazones de Mi Amor; necesito almas que a
imitación de Mi fiel discípulo Juan y de Mi amada
Madre María, permanezcan en Mi Tabernáculo de
amor, amándome y adorándome en reparación
de tantas almas que no Me aman y no Me
adoran. Irrumpid con el silencio del día o de la
noche, os espero en el Sagrario para embellecer
vuestro corazón y adornarlo de perlas y piedras
preciosas.
Os espero en el Sagrario para ceñir en
vuestras cabezas una corona de esbeltas cri-
santemas o claveles. Os espero en el Sagrario
para que juntos extendamos nuestros brazos en
cruz y pidamos al Padre Eterno perdón y
misericordia por un pueblo pecador. Perdón y
misericordia por un pueblo pagano, alejado de
Mis Leyes, de Mis Mandamientos Divinos. Perdón
y misericordia porque Mis Lamentos Divinos no
son escuchados.
Oración:
¡Oh, Santísimo Sacramento! Me postro en Tu
Presencia con el más profundo respeto; y con
todos los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos
y las Dominaciones, con los Querubines y los
Serafines y con toda la milicia del ejército
celestial, canto este himno a Tu Gloria: ¡Qué mil y
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mil veces sea alabado el Santísimo Sacramento
del Altar!
- Busco hombres decididos que no teman
abrazar Mi Cruz.
Hijos Míos, no dudéis en decirme sí en el
mismo instante en que escuchéis Mi Voz, Mi
Lamento Divino en vuestro corazón; venid a Mí:
consolad Mi Corazón sufriente.
Busco almas reparadoras del silencio, almas
eucarísticas que quieran beber un sorbo de Mi
Sangre Preciosa y no las encuentro; busco almas
generosas que sientan deseos de soledad, espíritu
de sacrificio, pero el mundo las tiene ancladas,
amarradas a los placeres fugaces, a las alegrías
momentáneas. Busco hombres decididos que no
teman abrazar Mi Cruz, pero el miedo al su-
frimiento les impide vivir una aventura de amor,
aventura que exige riesgo, desapego a todo lo
terrenal, a lo efímero, a lo transitorio.
Busco almas que se ofrenden en sacrificio
holocausto por todos los pecadores del mundo
entero, pero Mi Cruz les atemoriza, el pensar que
algún día las asociaré a los Misterios de Mi
Sagrada Pasión les produce pánico en su corazón.
Escuchad Mi Lamento Divino en este día. Postraos
ante Mi Presencia Eucarística y reparad por la
indiferencia con que soy tratado, por la renuencia
y dureza de corazón de muchísimos de Mis hijos.
Aceptad vosotros Mi invitación. Ofreceos como
almas víctimas por los pecadores más
empedernidos; ofreceos como almas víctimas por
los profanadores de Mi Misterio de Amor;
ofreceos como almas víctimas y sed pequeños
pararrayos de luz en toda la Tierra.
Oración:
¡Oh, Santísimo Sacramento! Me postro en Tu
Presencia con el más profundo respeto; y con
todos los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos
y las Dominaciones, con los Querubines y los
Serafines y con toda la milicia del ejército
celestial, canto este himno a Tu Gloria: ¡Qué mil y
mil veces sea alabado el Santísimo Sacramento
del Altar!
- No os apartéis ni un instante de Mi lado, en
el Sagrario lo encontráis todo.
Hijos amados, os he traído a Mi pequeña
porción del Cielo en la Tierra. Sólo quiero em-
briagaros de Mi Paz, estrecharos entre Mis Brazos
para que sintáis los latidos de Mi Sagrado Corazón
y os embriaguéis de Mi Paz. No os apartéis ni un
instante de Mi lado, en el Sagrario lo encontráis
todo. No os apartéis ni un instante de Mi lado,
uníos a la adoración de los Santos Ángeles y
consolad Mi Agonizante Corazón. Adorad Mi
Invención de Amor, reparad por los profanadores
y sacrílegos de Mi augusto Sacramento.
Me he quedado hasta la consumación de los
siglos porque os amo en extremo, por vosotros
ofrendé Mi Vida; por vosotros morí en una Cruz;
por vosotros Me hice Cordero inmolado, pagando
vuestra deuda contraída por el pecado. Me he
quedado hasta la consumación de los siglos para
con Mis rayos de Luz atraer a las almas pecadoras
y llevarlas a un proceso de conversión perfecta y
transformante. En el Sagrario podréis sentirme,
verme y escucharme porque estoy Vivo; en el
Sagrario purificaré todo vuestro ser, embelleceré
vuestros corazones, para que vuestra mera pre-
sencia en el Santísimo Sacramento del Altar sea
consuelo a Mi Corazón sufriente.
Uníos a los Lamentos Divinos de Mi nuevo
Getsemaní y pedid por un mundo alejado de Mis
Leyes; pedid por unas creaturas envueltas en
sombras de oscuridad; pedid para que todos los
hombres doblen sus rodillas en Mi Tabernáculo
de Amor Divino y Me reconozcan como al Rey del
más alto linaje, Presente en la Hostia Santa.
Oración:
¡Oh, Santísimo Sacramento! Me postro en Tu
Presencia con el más profundo respeto; y con
todos los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos
y las Dominaciones, con los Querubines y los
Serafines y con toda la milicia del ejército
celestial, canto este himno a Tu Gloria: ¡Qué mil y
mil veces sea alabado el Santísimo Sacramento
del Altar!
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- Muchos de Mis hijos no Me aman, no creen
en Mi Inventiva de Amor.
Estoy en Mi Sagrario, en Mi nuevo Get-
semaní, esperando de vuestra parte adoración al
Dios Uno y Trino, Presente en la Hostia Con-
sagrada; esperando reparación a Mi Corazón
sufriente. Muchos de Mis hijos no Me aman, no
creen en Mi Inventiva de Amor; muchos de Mis
hijos azotan Mi Cuerpo Santísimo con sus pe-
cados, sus irreverencias; con su irrespeto en el
Santísimo Sacramento del Altar, hacen que exude
de nuevo Sangre Preciosa.
Me valgo de vosotros para que elevéis
vuestras plegarias al Cielo y pidáis por las almas
réprobas del mundo entero; rendidme toda la
adoración y la gloria que los hombres no Me dan,
embriagaos de amor desde el silencio y soledad
del Sagrario. Contempladme y vedme con los ojos
de vuestra alma, porque verdaderamente hago
Presencia en el Pan de Ángeles, en el Manjar del
Cielo que os da salvación y vida eterna.
Quiero que seáis hostias de pureza, para que
reparéis la impureza de muchísimos de Mis hijos.
Quiero que seáis hostias de obediencia, para que
reparéis la rebeldía a Mis Leyes, a Mis Mandatos
Divinos. Quiero que seáis holocausto de amor
divino, para que os asemejéis al Mártir del
Calvario. Quiero que seáis almas eucarísticas,
para que con vuestra presencia mengüéis Mi
soledad y consoléis Mi Agonizante Corazón;
corazón que palpita y late de amor por todos
vosotros en la Hostia Santa.
Oración:
¡Oh, Santísimo Sacramento! Me postro en Tu
Presencia con el más profundo respeto; y con
todos los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos
y las Dominaciones, con los Querubines y los
Serafines y con toda la milicia del ejército
celestial, canto este himno a Tu Gloria: ¡Qué mil y
mil veces sea alabado el Santísimo Sacramento
del Altar!
- Soy herido por las almas ingratas a Mi
Misterio de Amor.
Venid, que os espero en Mi Tabernáculo de
Amor, quiero verter en vuestro corazón algunas
gotas de Mi Sangre Preciosa; quiero daros a beber
del agua viva, agua viva que brota de las Fuentes
de Mi Divino Corazón. Venid, que os espero en Mi
Tabernáculo de Amor, escuchad Mis Lamentos
Divinos, consolad Mi Agonizante Corazón. Las
almas se han olvidado que Yo Existo, que Soy el
Eterno Presente en la Sagrada Hostia, que Soy el
Mendigo del Amor que tiene sed almas.
Venid, que os espero en Mi Tabernáculo de
Amor, los latidos de Mi Eucarístico Corazón se
pierden en la soledad desde Mi excelso Trono. El
Rey del más alto linaje quiere entregar en
vuestras manos Su cetro de oro, quiere ceñir en
vuestras cabezas una corona real de príncipe o de
princesa.
Venid, que os espero en Mi Tabernáculo de
Amor; Tabernáculo que ha pasado a ser un nuevo
Getsemaní, porque aquí soy maltratado, rebajado
a la nada; aquí soy herido por las almas ingratas a
Mi Misterio de Amor. Desde Mi nuevo Getsemaní
os pido reparar por todos los desvaríos de la
humanidad, os pido que sequéis Mis Lágrimas, os
pido que adoréis y recojáis en lienzos blancos
perfumados Mi Sangre Preciosa profanada por
todos los pecados de los hombres.
Oración:
¡Oh, Santísimo Sacramento! Me postro en Tu
Presencia con el más profundo respeto; y con
todos los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos
y las Dominaciones, con los Querubines y los
Serafines y con toda la milicia del ejército
celestial, canto este himno a Tu Gloria: ¡Qué mil y
mil veces sea alabado el Santísimo Sacramento
del Altar!
- En Mi Presencia Eucarística rendidme toda
la adoración que los hombres no Me dan.
Hijos amados, no dejéis para último mo-
mento el encontraros Conmigo. No dejéis para el
último momento el buscar un espacio de silencio,
un espacio de soledad para Yo hablaros desde lo
profundo de vuestros corazones. No dejéis para el
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último momento la oración; oración que es
oxígeno para vuestra vida espiritual; oración que
es alimento que os fortalece, os nutre en la fe.
Venid, amado Mío, y en una actitud de
profunda adoración y alabanza al Dios Uno y
Trino, Presente en la Hostia Consagrada, consolad
Mi Agonizante Corazón. Me he perpetuado hasta
la consumación de los siglos en el Pan de Ángeles
y muchos de Mis hijos no se percatan de Mi
Presencia Celestial en Mi nuevo Getsemaní.
Nuevo Getsemaní, porque desde esta pequeña
porción de Cielo en la Tierra soy maltratado,
profanado, despreciado por muchísimos de Mis
hijos. Nuevo Getsemaní, porque muchas almas
pasan de largo a sabiendas que Soy el Dios de
Amor, escondido pero vivo en el Pan de Ángeles.
Si supierais todo el derroche de amor, toda la
ternura que suelo derramar sobre las almas
eucarísticas, sobre los adoradores del silencio:
hoy mismo tomaríais la decisión de saliros de
vuestras habituales ocupaciones y os internaríais
en el espesor del Sagrario, para escuchar Mi Voz,
para descansar en Mí, para aquietar, amainar las
tormentas impetuosas que bullen dentro de
vosotros.
En Mi Presencia Eucarística reparad por
vuestros pecados y por los pecados de la hu-
manidad. En Mi Presencia Eucarística rendidme
toda la adoración que los hombres no Me dan. En
Mi Presencia Eucarística adorad Mi Sangre Pre-
ciosa profanada, despilfarrada por muchos de Mis
hijos. En Mi Presencia Eucarística reconocedme
como al Rey del más alto linaje que ha ocupado
un Trono en la Tierra para hacer de todos
vosotros, Mis súbditos y esclavos de amor.
Oración:
¡Oh, Santísimo Sacramento! Me postro en Tu
Presencia con el más profundo respeto; y con
todos los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos
y las Dominaciones, con los Querubines y los
Serafines y con toda la milicia del ejército
celestial, canto este himno a Tu Gloria: ¡Qué mil y
mil veces sea alabado el Santísimo Sacramento
del Altar!
- Venid a Mi nuevo Getsemaní, os concederé
la Gracia de deleitaros en Mi Sagrario.
Encantos de Mi Eucarístico Corazón, venid a
Mi nuevo Getsemaní, os espero para saetar
vuestros corazoncitos con Mis rayos de Luz; os
espero para arropar todo vuestro ser con Mi
mirada paternal; mirada cálida, mirada tierna que
os insta a un cambio a una conversión perfecta y
transformante en vuestras vidas.
Venid a Mi nuevo Getsemaní que, desde la
soledad de Mi excelso Santuario, os hablaré, os
mostraré vuestras imperfecciones y os concederé
la Gracia de reivindicaros en vuestras faltas, de
reparar con un arrepentimiento verdadero todas
vuestras equivocaciones. Venid a Mi nuevo Get-
semaní, correré de vuestros ojos velos de
oscuridad y podréis verme con los ojos del alma;
podréis mirar a vuestro alrededor y descubrir un
mundo más justo, más humano.
Venid a Mi nuevo Getsemaní, os concederé
la Gracia de deleitaros en Mi Sagrario, en esta
pequeña parcela del Cielo en la Tierra. Las
manecillas del reloj cesarán, Me rendiréis todo el
tributo, la adoración y la gloria que los hombres
no Me dan. Venid a Mi nuevo Getsemaní, Mi
Corazón Sacratísimo arde en una Llama de Amor
Divino, os quiero envolver suavemente para
quemar con vuestros pecados, para fortaleceros
en vuestra debilidad.
Venid a Mi nuevo Getsemaní y desde Mi
silencio sumergíos en contemplación, en adora-
ción al Rey de reyes que, desde Su Trono, desde
Su Morada os alienta a vivir santamente, porque
son muchos los latigazos, muchas las flagela-
ciones, es mucha la Sangre Preciosa que derramo
de Mis Santas Llagas por la crueldad con que soy
tratado por muchísimos de Mis hijos.
Venid a Mi nuevo Getsemaní y con una ac-
titud de profundo respeto y anonadamiento
frente a Mi Presencia Eucarística, reparad para
que los perversos vuelvan a Mí como hijos
pródigos; reparad para que los tibios se en-
fervoricen; reparad para que los buenos se hagan
más santos.
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Oración:
¡Oh, Santísimo Sacramento! Me postro en Tu
Presencia con el más profundo respeto; y con
todos los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos
y las Dominaciones, con los Querubines y los
Serafines y con toda la milicia del ejército
celestial, canto este himno a Tu Gloria: ¡Qué mil y
mil veces sea alabado el Santísimo Sacramento
del Altar!
- Cómo no lanzar desde Mi nuevo Getsemaní
una dulce queja, un Lamento Divino a toda
la humanidad.
Cómo no lanzar desde Mi nuevo Getsemaní
una dulce queja, un Lamento Divino a toda la
humanidad. Cómo no hacerme sentir, dejarme
descubrir por los pequeños, por los sencillos, por
los humildes cuando un Jueves Santo decidí
quedarme en la Hostia Consagrada para no
dejaros solos, para no dejaros huérfanos.
Cómo no valerme de cada uno de vosotros y
expresaros la tristeza, la desolación que invade Mi
Agonizante Corazón. Cómo no suscitar en las
almas generosas y buenas, hambre de Mi Cuerpo,
sed Mi Sangre, ansias de Cielo, de vida eterna.
Cómo no instar al mundo entero a un cambio de
vida, a un renacer en el espíritu, cuando el Dios
Uno y Trino vive y habita en todos los Sagrarios
de la Tierra.
Almas adoradoras del silencio, almas hostias,
almas eucarísticas, venid en pos de Mí; en Mi
nuevo Getsemaní os encontraréis con el Mártir
del Calvario, Me veréis Crucificado, cruelmente
azotado y flagelado, escucharéis Mi respiración
fatigosa, escucharéis los latidos de Mi Corazón
como balbuceos de amor para todos vosotros.
En Mi nuevo Getsemaní veréis cómo de Mis
Sagradas Llagas fluyen borbotes de Sangre Pre-
ciosa; Sangre Preciosa que purificará a todas las
almas de sus inmundicias, de sus pecados. En Mi
nuevo Getsemaní, quiero saetear con Mis rayos
de Luz y herir de amor a las almas más em-
pecatadas, a las almas de corazón duro como el
pedernal y llevarlas a una oblación, a un aban-
dono excesivo en Mí.
¿Acaso Mis Palabras no os mueven a
incentivar a vuestros hermanos a la adoración y
reparación eucarística? ¿Será que Mis Lamentos
Divinos, desde Mi nuevo Getsemaní se evapo-
rarán como el viento o como el humo se diluye en
medio de las nubes? Algo provechoso sacaré, una
obra magna realizaré, sólo sed vosotros Mis
mensajeros, los propagadores, los enviados a
atraer el mayor número de almas a Mi Sagrario.
Oración:
¡Oh, Santísimo Sacramento! Me postro en Tu
Presencia con el más profundo respeto; y con
todos los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos
y las Dominaciones, con los Querubines y los
Serafines y con toda la milicia del ejército
celestial, canto este himno a Tu Gloria: ¡Qué mil y
mil veces sea alabado el Santísimo Sacramento
del Altar!
- Tomad en vuestras manos Mis Lamentos
Divinos, meditad en ellos.
Angelitos Míos, tomad en vuestras manos
Mis Lamentos Divinos, meditad en ellos porque
haciéndolos oración menguáis Mi soledad; ha-
ciéndolos oración os lleváis Mis sufrimientos;
haciéndolos oración secáis Mis Lágrimas; Lágri-
mas que caen al piso y luego se evaporan;
haciéndolos oración os lleváis el sufrimiento de
Mi Agonizante Corazón.
Un alma eucarística, un alma adoradora de
Mi Misterio de Amor desgasta su vida en dar
gloria y honra a Mi Santo Nombre. Un alma
eucarística, un alma adoradora de Mi Misterio de
Amor siente la necesidad de tener un encuentro
diario a solas Conmigo; encuentro que la sumerge
en un éxtasis de amor, porque Mi Presencia
invade todo su ser, le cautiva, le anonada, le
embelesa.
Un alma eucarística, un alma adoradora de
Mi Misterio de Amor purifica su corazón de todo
pecado, es cautelosa, vigilante para no ofender y
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contristar Mi Agonizante Corazón. Un alma
eucarística, un alma adoradora de Mi Misterio de
Amor renuncia a sí misma, se abandona en Mí y
se esfuerza en el cumplimiento perfecto de Mi
Divina Voluntad.
Un alma eucarística, un alma adoradora de
Mi Misterio de Amor no sabe vivir si Yo no estoy a
su lado, soy la única razón de su existir, la brújula
que le direcciona, la brújula que le da un norte
definitivo en su vida. Un alma eucarística, un alma
adoradora de Mi Misterio de Amor se encuentra a
solas Conmigo en Mi nuevo Getsemaní y su co-
razón se transforma en un lienzo puro y blanco;
lienzo en el que recoge, limpia Mi Sangre Preciosa
para después adorarla, para después beberla,
para después entrar en un éxtasis de amor
Conmigo.
Un alma eucarística, un alma adoradora de
Mi Misterio de Amor no escatima en tiempo, se
abandona y se predispone en el Dueño y Dador
del tiempo. Un alma eucarística, un alma ado-
radora de Mi Misterio de Amor hace del Sagrario
un bello jardín del Cielo; jardín en el que crece y
florece un esbelto lirio blanco.
Oración:
¡Oh, Santísimo Sacramento! Me postro en Tu
Presencia con el más profundo respeto; y con
todos los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos
y las Dominaciones, con los Querubines y los
Serafines y con toda la milicia del ejército
celestial, canto este himno a Tu Gloria: ¡Qué mil y
mil veces sea alabado el Santísimo Sacramento
del Altar!
- En Mi nuevo Getsemaní sentiréis Mi abrigo
paternal.
Amados Míos, escuchad Mis toquecitos de
amor en vuestro corazón. Abridme de par en par
vuestras puertas, el Rey de reyes, el Señor de
señores entrará en lo profundo de vuestro ser y
hará de vuestros corazones Su morada. Una vez
tomándoos como Mi propiedad sentiréis ansias
de dejarlo todo por el Todo; una vez fusionando
Mi Divinidad con vuestra humanidad os eclipsaré
de amor, os embriagaré de amor; ya no viviréis si
no estoy a vuestro lado.
Venid a Mi nuevo Getsemaní, en Mi Sagrario
os podaré, os tallaré, os puliré, haciendo de
vosotros obras perfectas. Venid a Mi nuevo
Getsemaní, en el Sagrario escucharéis Mis sollo-
zos, Mis dulces quejas; quejas que os conmoverán
llevándoos a un arrepentimiento y contrición de
corazón verdadera; quejas que os harán suspirar
de amor por el Dios que hace Presencia en la
Hostia Consagrada.
Venid a Mi nuevo Getsemaní, en el Sagrario
sentiréis Mis besos y Mis abrazos. Venid a Mi
nuevo Getsemaní, en el Sagrario podréis escuchar
el canto melodioso de los Santos Ángeles, os
uniréis en Su adoración, podréis escuchar el
sonido perfecto de las cítaras y de las arpas.
Venid a Mi nuevo Getsemaní, en el Sagrario
os mostraré el camino angosto y pedregoso que
debéis andar, porque los caminos amplios y
espaciosos os llevan a la condenación. Venid a Mi
nuevo Getsemaní, renovaré vuestros corazones y
os lo inflamaré de Mi Amor y de Mi ternura.
Venid a Mi nuevo Getsemaní, sentiréis bur-
bujitas de amor en vuestros corazones que os
llevarán a darme todo el amor que los hombres
no Me dan. Venid a Mi nuevo Getsemaní, os
sentiréis libres para que Me améis con todo el
ímpetu de vuestro corazón. Venid a Mi nuevo
Getsemaní, os asemejaréis a un cirio que arde y
se consume en Mi Tabernáculo de Amor Divino.
En Mi nuevo Getsemaní sentiréis Mi abrigo
paternal. En Mi nuevo Getsemaní consolaréis Mi
Agonizante Corazón con vuestra reparación;
reparación que hará que el manto de Mi
Misericordia infinita se extienda sobre el mundo
entero.
Oración:
¡Oh, Santísimo Sacramento! Me postro en Tu
Presencia con el más profundo respeto; y con
todos los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos
y las Dominaciones, con los Querubines y los
Serafines y con toda la milicia del ejército
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celestial, canto este himno a Tu Gloria: ¡Qué mil y
mil veces sea alabado el Santísimo Sacramento
del Altar!
- Prodigadme todo el amor y la ternura que
no recibo de muchísimos hijos.
Cuando entréis al Sagrario, por unos minu-
tos, por unos instantes, fijad vuestra mirada en
Mí, Me veréis sonreír, escucharéis los latidos
acelerados de Mi Divino Corazón, veréis cómo de
Mis Ojos purísimos fluyen Lágrimas.
Guardad recogimiento de espíritu, conservad
vuestra atención sólo en Mí, pensad sólo en Mí.
Adorad en espíritu y en verdad al Hombre-Dios, a
Jesús el Nazareno, que se os presenta vestido de
humildad, vestido de sencillez y entended que Mi
Custodia es Mi Trono de Gloria en la Tierra; en-
tended que Mi Custodia es la Casa de Oro en la
que habito; entended que en el Sagrario os
encontráis con lo verdaderamente novedoso y
extraordinario. No busquéis afuera lo que no se
os ha perdido, no divaguéis más en una vida sin
sentido y venid a postrar vuestro espíritu o
vuestro cuerpo como homenaje de adoración, de
alabanza.
Una vez vuestros cinco sentidos se en-
cuentren purificados, bañados y limpiados con
Mi Sangre Preciosa, y vuestro corazón se haya
unido a Mi Corazón Sacratísimo y Eucarístico
lanzaos en Mis abrazos paternales y descansad en
Mí, porque Yo descansaré en vosotros.
En Mi Sagrario, en Mi nuevo Getsemaní, no
os olvidéis de aquellos que no Me aman; no os
olvidéis de aquellos que inducen en el corazón de
los hombres escepticismo e incredulidad a Mi
Sacramento de Amor; no os olvidéis de aquellos
que hieren Mi Corazón con su indiferencia, con su
rebeldía y apatía a Mis Leyes Divinas; no os
olvidéis de aquellos que naufragan en una vida de
perdición, de desgracia.
En Mi Sagrario, en Mi nuevo Getsemaní,
reparad y pedid perdón por los ingratos, por los
impíos; pedid perdón por todas aquellas almas
que Me desprecian, almas que Me han sacado
abruptamente de sus corazones y de sus vidas.
Cuando estéis en el Sagrario, en Mi nuevo Get-
semaní, prodigadme todo el amor y la ternura
que no recibo de muchísimos hijos.
Oración:
¡Oh, Santísimo Sacramento! Me postro en Tu
Presencia con el más profundo respeto; y con
todos los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos
y las Dominaciones, con los Querubines y los
Serafines y con toda la milicia del ejército
celestial, canto este himno a Tu Gloria: ¡Qué mil y
mil veces sea alabado el Santísimo Sacramento
del Altar!
- La conversión de corazón es la mejor de la
reparación que una creatura puede prodigar
a Mi sufriente y agonizante Corazón.
Jesús, el dador de vida, Jesús el Hijo de Dios,
el que Murió en una Cruz y se ofreció como
Holocausto Divino por toda la humanidad: hoy os
llama, hoy os habla al oído, susurra en vuestro
corazón un Lamento Divino desde su nuevo
Getsemaní.
Lamento Divino, porque pensando en vo-
sotros Me he quedado en la Hostia Consagrada
por años sin fin, pero Me encuentro solitario y
abandonado. Lamento Divino, porque os he de-
jado el Alimento perdurable que os da salvación y
vida eterna, y muchas veces tengo que descender
en corazones manchados, enlodados de pecado.
Lamento Divino, porque Mi Misterio de
Amor, Mi Inventiva de Amor es cuestionada
llevando a muchas creaturas a la incredulidad, al
escepticismo. Lamento Divino, porque parece ser
que Mi Muerte en Cruz ha sido infructuosa para
muchísimos de Mis hijos.
Lamento Divino, porque los hombres buscan
lo extraordinario y se olvidan que Mi Presencia
Eucarística es lo verdadero extraordinario. La-
mento Divino, porque los hombres andan en un
afán desmedido de buscar la felicidad en las cosas
transitorias y efímeras del mundo.
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Lamento Divino, porque muy pocas almas se
han percatado y comprendido, bajo la luz del
Espíritu Santo, de la gran Reserva, de la gran
Riqueza que se encuentra en todos los Sagrarios
del mundo.
Amados Míos, venid, que desde Mi nuevo
Getsemaní os haré sentir los latidos de Mi Divino
Corazón. Venid, que desde Mi nuevo Getsemaní
os concederé la Gracia de recostar vuestras
cabezas en Mi Pecho Santo, en Mi Regazo
paternal. Venid, que desde Mi nuevo Getsemaní
levantaremos juntos nuestros brazos hacia el
Cielo y clamaremos perdón y misericordia a Mi
Padre Eterno, por una humanidad que agoniza y
languidece en el desamor. Venid, que desde Mi
nuevo Getsemaní lloraremos juntos, sufriremos
juntos por unos hombres que diariamente des-
pedazan Mi Cuerpo Santísimo; por unos hombres
que diariamente cercenan Mi Cabeza con Mi
corona de espinas; por unos hombres que
diariamente agrandan las Sagradas Llagas de Mis
Manos y de Mis Pies.
En Mi nuevo Getsemaní, en Mi Sagrario,
reparad por un pueblo que camina sin Dios y sin
ley. En Mi nuevo Getsemaní, reparad por un
mundo pagano, un mundo que camina a una
velocidad vertiginosa directo al abismo, al des-
peñadero.
Amados Míos, no permitáis que Mi Voz, que
Mis Lamentos Divinos no hagan eco en vuestros
corazones, sensibilizaos ante Mis Palabras. Venid
y menguad Mi soledad, venid y consolad Mi
sufriente Corazón, porque parece ser que el Dios
escondido, que el Dios verdadero en la Hostia
Consagrada carece de importancia para la ma-
yoría de los hombres.
En Mi nuevo Getsemaní tomad el lienzo
blanco de vuestros corazones y con delicadeza y
extremado amor acercaos a Mí, sanad Mis Llagas,
removed los coágulos de Sangre de Mi Divino
Rostro maltratado, abofeteado por la desidia y
apatía de muchísimos de Mis hijos a este Misterio
de Amor; Misterio de Amor que hoy os descubro;
Misterio de Amor que hoy os hago sentir;
Misterio de Amor que hoy os muestro, porque
fuisteis dóciles a la acción del Espíritu Santo;
abristeis y quitasteis de vuestros oídos tapones, y
escucháis Mi Voz, escucháis Mis Lamentos Di-
vinos.
Proponeos una visita diaria en Mi Taber-
náculo de Amor. Proponeos un encuentro a es-
condidas con el Amor de los amores. Proponeos
una vida de santidad, porque la vida de santidad,
la conversión de corazón es la mejor de la re-
paración que una creatura puede prodigar a Mi
sufriente y agonizante Corazón.
Oración:
¡Oh, Santísimo Sacramento! Me postro en Tu
Presencia con el más profundo respeto; y con
todos los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos
y las Dominaciones, con los Querubines y los
Serafines y con toda la milicia del ejército
celestial, canto este himno a Tu Gloria: ¡Qué mil y
mil veces sea alabado el Santísimo Sacramento
del Altar!
- Hoy quiero hacer de vosotros Mis Cirineos,
ayudadme a cargar el peso extenuante de
Mi Cruz.
Os he mirado con ojos de amor, no he tenido
en cuenta vuestras faltas y pecados. Ya he
borrado del libro de vuestras vidas, vuestras
equivocaciones. Ya he quitado de Mi agonizante y
sufriente Corazón los dardos de desamor que un
día clavasteis con vuestros pecados. Ya os he
perdonado desde aquel día en que llegasteis a Mi
Tribunal de Misericordia dispuestos a cambiar de
vida, a saliros de las cosas del mundo y a caminar
en pos de Mí. Y hoy quiero hacer de vosotros
almas eucarísticas, almas adoradoras del silencio.
Hoy quiero hacer de vosotros Mis Cirineos,
ayudadme a cargar el peso extenuante de Mi
Cruz. Hoy quiero saliros a vuestro paso, tomaros
de Mis Manos marcadas por los clavos de la Cruz
y llevaros a Mi humilde Morada, al Escondite
Divino en el que vivo. Una vez hayáis descubierto
el lugar de Reposo, el lugar de las Delicias Ce-
lestiales, no desearéis salir a un mundo saturado
de injusticias, de maldad, de hipocresías. Una vez
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hayáis encontrado la perla de gran valor, consi-
deraos los más ricos entre los ricos.
Aquí, en Mi nuevo Getsemaní, en Mi Sa-
grario, postraos a Mis Divinos Pies y ungidlos con
las lágrimas de vuestro arrepentimiento y con-
trición de corazón. En Mi nuevo Getsemaní, en Mi
Sagrario, desbocaos de amor y en mimos para el
Hijo de Dios, para el Verbo Encarnado que a
cambio de tanto amor y ternura que prodigo a las
creaturas sólo recibo desprecios e ingratitudes.
En Mi nuevo Getsemaní, purificad vuestras
manos en los ríos de agua viva y tomad un lienzo
blanco y puro, y secad la Sangre Preciosa que
fluye de Mis Sagradas Llagas. En Mi nuevo
Getsemaní, tomad la decisión de anunciarle al
mundo entero que los latidos de Mi Sagrado
Corazón se pierden porque muy pocos vienen a
visitarme, muy pocos vienen a adorarme, a
rendirme la gloria que, como Dios, Me merezco.
Oración:
¡Oh, Santísimo Sacramento! Me postro en Tu
Presencia con el más profundo respeto; y con
todos los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos
y las Dominaciones, con los Querubines y los
Serafines y con toda la milicia del ejército
celestial, canto este himno a Tu Gloria: ¡Qué mil y
mil veces sea alabado el Santísimo Sacramento
del Altar!