lefevre

🎧 Audio 185

📘 Libro I Un alma en Cristo

3 de julio de 1988

En Oración en mi habitación. Eran las 5:20 de la tarde. Yo le preguntaba por el obispo o arzobispo Lefebvre (no sé qué dignidad tiene ni sé escribir su nombre). Pero una persona de mi confianza tenía interés y por eso le he preguntado acerca de él al Señor:

Hija, es muy grave lo que ha hecho Lefebvre. Se ha separado de la Iglesia y ha sido excomulgado por el Santo Padre sirviéndose éste de todo el derecho y toda la autoridad que le ha sido otorgada.
Lo que él ate en la tierra, está atado en el cielo, y lo que él desate en la tierra, será desatado en el cielo. Todo aquel que no obedece al Santo Padre está cometiendo un grave delito: el delito de Satanás, hecho de soberbia y desobediencia.

No tienen humildad y se proveen de razones que no pueden convencer a nadie; ni siquiera a ellos mismos. Obrando de esta forma van contra la Iglesia, su santa Madre; santa por mi santidad; Madre, porque acoge a todos sus hijos llevándolos hacia Mí a la luz del Evangelio.

¿Quién, hija mía, le ha dado (a Lefebvre) derecho para criticar al Santo Padre y desobedecer sus mandatos?¿Quién se cree que es actuando de esta manera? No está desobedeciendo a Su Santidad, sino que me está desobedeciendo a Mí.
La Iglesia debe estar unida. Sólo estando unida podrá seguir con autoridad su camino a través de los tiempos.
Lefebvre está excomulgado junto con sus obispos y seguidores. Sus comuniones se han convertido en escarnio para Mí, en un burdo teatro que no convence más que a los que, inducidos por mi enemigo, van equivocadamente detrás de ellos.
Quieren una Iglesia sin padre; pues al padre se le respeta y obedece.
Él, mi hijo rebelde, se ha separado de la gran familia y ahora sólo puede volver a ella reconociendo públicamente su error y pidiendo ser acogido de nuevo en el seno de la santa Iglesia. Y esto no lo hará. Son seres equivocados que creen tener a Dios con ellos y, habiendo dedicado toda su vida a Mí, se apartan luego de Mí por soberbia, como lo hizo el ángel de la luz.
Se atreven a juzgar en vez de obedecer. La soberbia les hace creer que ellos tienen la razón y que Yo, su Dios, estoy con ellos. Insensatos, no saben ver que quienes se apartan del Santo Padre, se apartan de Mí; 𝗾𝘂𝗶𝗲𝗻𝗲𝘀 𝗰𝗿𝗶𝘁𝗶𝗰𝗮𝗻 𝘆 𝗱𝗮𝗻 𝗲𝘀𝗰á𝗻𝗱𝗮𝗹𝗼, 𝗽𝗲𝗿𝗷𝘂𝗱𝗶𝗰𝗮𝗻𝗱𝗼 𝗺𝗶 𝗦𝗮𝗻𝘁𝗮 𝗖𝗮𝘀𝗮 𝘆 𝗰𝗮𝘂𝘀𝗮𝗻𝗱𝗼 𝗱𝗶𝘃𝗶𝘀𝗶𝗼𝗻𝗲𝘀 𝗲𝗻𝘁𝗿𝗲 𝗺𝗶𝘀 𝗵𝗶𝗷𝗼𝘀, 𝘆𝗮 𝗲𝘀𝘁á𝗻 𝗰𝗼𝗻𝗱𝗲𝗻𝗮𝗱𝗼𝘀.

Ellos, hija mía, podrán hablar aquí en la tierra, podrán justificarse, pero… ¿y después? ¿Qué pasará cuando lleguen a mi presencia? ¿Qué creen que Yo, hija mía, les diré? 𝗔𝗽á𝗿𝘁𝗮𝘁𝗲 𝗱𝗲 𝗠í 𝗶𝗻𝘀𝗲𝗻𝘀𝗮𝘁𝗼: 𝗵𝗮𝘀 𝗱𝗶𝘃𝗶𝗱𝗶𝗱𝗼 𝗺𝗶 𝗖𝗮𝘀𝗮, has usado una autoridad que no tenías, has atacado a mi fiel hijo, cabeza de mi casa por Voluntad Divina. No sólo le has desobedecido a él, sino a Mí.
Con tu conducta has criticado mi Casa, cuando deberías haberla amado, estimado, honrado. Con humildad, deberías haber seguido a la sombra del Santo Padre, y ahora serías acogido por Mí. Con mucha tristeza, habré de rechazarte de delante de mi Presencia.
Tú, mi pequeña, obedece siempre a tu director espiritual. Pídeme que Yo le dé luz para que así dirija las almas hacia Mí.  Tú se humilde y, lo que no entiendas, no lo juzgues. Ten confianza en Mí; Yo perdono la ignorancia, pero no el orgullo, y menos la soberbia. Siempre cree que tiene razón y se erige en dueño del rebaño llevándolo por caminos tortuosos donde no hay hierba fresca, ni agua abundante. Siempre caminan en círculo, sin ir a ninguna parte y sus almas languidecen por falta de mi gracia; pues, quien no es humilde y sigue mis mandatos, se aleja de Mí, y Yo, en vano, le llamo. No me escucha, hija mía.

7 de julio de 1988

La Voz me dijo, referente a monseñor. Lefebvre, que el Papa no se equivocaba condenando el cisma. Yo no sabía qué quería decir esta palabra «cisma.» Consulté un diccionario y pone: «Ruptura, separación de la Iglesia.» Entonces no comprendía a mi Señor. Él me dice:

El Papa no se equivoca nunca en el cisma. Quiero decir: cuando se produce un hecho que provoca la ruptura, el Papa no cede y deja, con pena, que el hijo se marche, porque aquel sabe que el Espíritu Santo está en sus decisiones. No puede ceder, no debe hacerlo, aunque se produzca la ruptura. Él debe seguir firme. Como sigue firme un árbol al que se le podan las ramas del tronco. Comprende, hija mía, lo que quiero decirte.

▪️ 𝘕𝘰𝘵𝘢 𝘢𝘤𝘭𝘢𝘳𝘢𝘵𝘰𝘳𝘪𝘢

𝘚𝘦 𝘳𝘦𝘧𝘪𝘦𝘳𝘦 𝘢 𝘚𝘢𝘯 𝘑𝘶𝘢𝘯 𝘗𝘢𝘣𝘭𝘰 𝘐𝘐, 𝘲𝘶𝘪𝘦𝘯 𝘧𝘶𝘦 𝘗𝘢𝘱𝘢 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘐𝘨𝘭𝘦𝘴𝘪𝘢 𝘊𝘢𝘵ó𝘭𝘪𝘤𝘢 𝘦𝘯𝘵𝘳𝘦 1978 𝘺 2005; 𝘵𝘶𝘷𝘰 𝘶𝘯𝘰 𝘥𝘦 𝘭𝘰𝘴 𝘱𝘰𝘯𝘵𝘪𝘧𝘪𝘤𝘢𝘥𝘰𝘴 𝘮á𝘴 𝘭𝘢𝘳𝘨𝘰𝘴 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘩𝘪𝘴𝘵𝘰𝘳𝘪𝘢 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘐𝘨𝘭𝘦𝘴𝘪𝘢. 𝘌𝘭 𝘭𝘦𝘨𝘢𝘥𝘰 𝘺 𝘳𝘦𝘤𝘶𝘦𝘳𝘥𝘰 𝘥𝘦 𝘵𝘢𝘯 𝘢𝘮𝘢𝘥𝘰 𝘗𝘢𝘱𝘢 𝘱𝘦𝘳𝘮𝘢𝘯𝘦𝘤𝘦 𝘦𝘯 𝘦𝘭 𝘤𝘰𝘳𝘢𝘻ó𝘯 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘐𝘨𝘭𝘦𝘴𝘪𝘢 𝘦𝘯𝘵𝘦𝘳𝘢 𝘺 𝘥𝘦 𝘵𝘰𝘥𝘢 𝘭𝘢 𝘩𝘶𝘮𝘢𝘯𝘪𝘥𝘢𝘥. 𝘍𝘶𝘦 𝘣𝘦𝘢𝘵𝘪𝘧𝘪𝘤𝘢𝘥𝘰 𝘦𝘭 1º 𝘥𝘦 𝘮𝘢𝘺𝘰 𝘥𝘦 2011, 𝘺 𝘥𝘦𝘤𝘭𝘢𝘳𝘢𝘥𝘰 𝘴𝘢𝘯𝘵𝘰 𝘦𝘭 27 𝘥𝘦 𝘢𝘣𝘳𝘪𝘭 𝘥𝘦 2014.

𝑮𝒓𝒖𝒑𝒐 𝑴𝒂𝒓í𝒂 𝑨𝒖𝒙𝒊𝒍𝒊𝒂𝒅𝒐𝒓𝒂 (1988) 𝑼𝒏 𝒂𝒍𝒎𝒂 𝒆𝒏 𝑪𝒓𝒊𝒔𝒕𝒐. 𝑳𝒊𝒃𝒓𝒐 𝑰

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