reparamos Señor . Agustín dc

ACTOS DE ADORACIÓN Y REPARACIÓN

1. Heme aquí Jesús mío.

Heme aquí Jesús mío, adorando vuestra invención de amor.
Heme aquí Jesús mío, adorando vuestra real presencia, presencia
que es deleite para los Santos Ángeles y encanto para los Santos del
Cielo.
Heme aquí Jesús mío, adorando Vuestro Corazón Eucarístico, corazón que se dilata ante mi presencia.
Corazón que se abre invitándome a entrar.
Corazón que destella luces de amor para encender fuego dentro de
mi corazón.
Heme aquí Jesús mío, adorando las Sagradas Especies del Pan y del
Vino, Manjar de Ángeles que fortalece mi espíritu para no decaer.
Manjar de Ángeles que inflama mi corazón para adoraros, para
reconoceros como mi Señor.
Heme aquí Jesús mío, adorando vuestra real presencia en unidad
a la Iglesia Triunfante, Purgante y Militante porque sé que estáis frente a mí. Sé que sois el mismo Dios vestido de sencillez, vestido bajo el delicado traje del Pan Consagrado.
Heme aquí Jesús mío, adorando al Emmanuel Dios con nosotros, prodigio de amor que me cautiva; prodigio de amor que me seduce; prodigio de amor que se ha robado mi corazón y mis pensamientos; prodigio de amor que me eclipsa; prodigio de amor que me eleva por momentos al cielo, porque estando en el Tabernáculo del amor estoy en una de vuestras mansiones celestiales.
Heme aquí Jesús mío, adorando vuestro Misterio Trinitario, misterio que se me revela ante mis ojos. Misterio que es camino que me conduce a vuestro Reino, Reino que hoy está frente a mí.

2. Reparamos, Señor.

Jesús sé que estáis frente a mí. Sé que vuestra mirada penetra mi corazón. Corazón que es escrutado, Corazón que es interpelado, Corazón que es amado.
Jesús sé que estáis frente a mí uniendo cada parte fragmentada de mi corazón, sanando cada herida, llenando sus vacíos con vuestro suave oleaje, con vuestros dulces susurros.
Cómo son los hombres de estultos, al no reconoceros en la simpleza del Pan Eucarístico.
Cómo son los hombres de duro corazón al no creer en vuestra invención de amor.
Jesús sé que estáis frente a mí cubriéndome con vuestros besos y con vuestros abrazos.
Dejadme amado mío limpiar las heridas de Vuestro Corazón con el ungüento sanador de mi oración.
Dejadme amado mío irrumpir con vuestra soledad, he llegado a Vuestro Trono de amor para amaros por los que no os aman. Para adoraros por los que no os adoran y para glorificaros por los que no os glorifican.
Dejadme amado mío postrarme a vuestros pies para rendiros el tributo que como Dios os merecéis, para rendiros el mismo homenaje que vuestros Santos Ángeles os tributan en el cielo.
Dejadme amado mío hablaros de corazón a corazón utilizando un
lenguaje de enamorados, enamorados que no necesitan expresar palabras para manifestar sus sentimientos porque las miradas bastan.
Dulce Ruiseñor, que sois melodía para mis oídos.
Reparo por la frialdad y la dureza de corazón con que muchos de vuestros hijos vienen a visitaros.
Perdonadles por sus extravíos; perdonadles por su ignorancia; aún
no os conocen.
Perdonadles porque, aún, no se han dejado seducir por vuestro amor.
Perdonadles porque, aún, no se han abierto a escuchar vuestra voz, voz que resuena en sus corazones, pero el ruido interior impide que perciban vuestro dulce eco. Permitidme encanto divino, tomar las pulsaciones de Vuestro Sagrado Corazón y hacerlas mías, de tal modo, que mi pobre corazón quede unido al vuestro y repare todo el desamor que recibís diariamente, de cada uno, de vuestros hijos.

3. Cómo es posible, Amado Mío.

Señor, sé que estáis aquí.
Sé que legiones de Ángeles os adoran.
Sé que los Santos del Cielo os glorifican y cómo es posible, Amado Mío, que los hombres de la tierra seamos tan ingratos a vuestra magnificencia de amor.
Cómo es posible, Amado Mío, que los hombres de la tierra se dejen seducir por el mundo, mundo que les presenta dioses falsos, dioses equívocos.
Cómo es posible, Amado Mío, que los hombres de la tierra, aún, no comprendan de vuestra real presencia en la Sagrada Eucaristía.
Eucaristía que es viático para el cielo.
Eucaristía que el enemigo intenta desaparecer de la faz de la tierra, porque sabe que estáis realmente allí.
Porque sabe que si los hombres se abren a vuestro amor, serán almas que se le escapan de sus manos.
Cómo es posible, Amado Mío, que los hombres de la tierra apetezcan las migajas del mundo y desprecien los manjares del cielo.
Cómo es posible, Amado Mío, que los hombres de la tierra caminen como locos de un lado para otro buscando novedades, cuando la novedad está en la Sagrada Hostia.
Cómo es posible, Amado Mío, que los hombres de la tierra prefieran la sabiduría del mundo a la sabiduría del cielo, que se encuentra escrita en vuestro Misterio Eucarístico.
Cómo es posible, Amado Mío, que los hombres de la tierra os desprecien para caminar por sendas tortuosas, sendas que conllevan a la muerte espiritual.
Gracias por llamarme a ser vuestro adorador del silencio y unirme al Getsemaní de vuestro Tabernáculo y alivianar el dolor a vuestro Divino Corazón.

4. El Milagro de los milagros.

Adorable Jesús presente bajo el Velo Sacramental, os adoro con amor infinito, porque la benevolencia y dulzura de vuestro Divino Corazón os llevó a quedaros eternamente en la Sagrada Hostia y así las almas no miden la magnitud de vuestro amor. Amor que supera la anchura del cielo, la longitud de la tierra y la profundidad del océano, porque una cortina de oscuridad cubre sus ojos al no percataros del Milagro más grande de los milagros que está en medio de nosotros.
La indiferencia de estas almas hieren vuestro puro corazón, corazón que es un mar de misericordia, corazón que arde en sed insaciable de almas, corazón con varios aposentos predispuestos para cada uno de vuestros hijos, hijos que continúan lastimándoos porque la soledad de vuestro tabernáculo os agobia, no encontrando almas
generosas que os visiten y os adoren.
Heme aquí, que he venido consolar vuestro triste corazón, tomad los latidos de mi corazón y unidlos a los vuestros, tomad mi respiración como una alabanza a vuestra divinidad.
Tomad mis miradas como calurosos destellos de sol que os acarician.
Tomad cada palabra como poemas de amor, amor que os enternece porque uno de vuestros hijos ha escuchado el tenue eco de vuestra voz como susurro de brisa suave que ha empapado la aridez de su corazón.
Heme aquí que he venido a llevarme vuestra tristeza porque es injusto que un Dios infinitamente bueno sea maltratado por nuestra
incredulidad al no querer aceptar que realmente sí estáis oculto en vuestro misterio divino, misterio de amor, para los corazones sencillos, pero misterio de contradicción para los corazones soberbios.
Heme aquí que he venido a unirme a la adoración celestial, pocas almas en la tierra os adoran, pero miríadas de Santos Ángeles entonan himnos de júbilo y de alabanza porque os reconocen como al Dios Dueño y Señor de todo cuanto existe.
Heme aquí que me he dejado seducir ante vuestros galanteos divinos, fácilmente me moriría de amor el día en que venga a visitaros y no os encuentre porque os habéis robado mi Corazón, me habéis cautivado con vuestros dulces encantos; no sé vivir si no estáis a mi lado; sin Vos me perdería, como una gota de agua se pierde en la inmensidad del océano.
Sin Vos, el sol dejaría de alumbrar.
Sin Vos el paisaje más hermoso pierde su colorido porque sois mi eterno enamorado y es una necesidad el darme sin reservas porque os amo.

5. Dolor profundo hay en mi corazón.

Pureza infinita que os habéis dignado descender del cielo para
quedaros años sin fin en el Pan de Ángeles, vengo ante vuestra divina presencia para adoraros y reparar por los continuos vejámenes a los que continuamente estáis expuesto.
Dolor profundo hay en mi corazón, porque sé que sois poco amado, sé que sois poco reconocido en el Santísimo Sacramento del Altar.
Dolor profundo hay en mi corazón, al veros tan solo y abandonado; qué caro estáis pagando por vuestra invención de amor.
Dolor profundo hay en mi corazón, porque vuestro Sagrado Cuerpo es lastimado, cuando almas indignas os reciben en sus sucias manos taladrando nuevamente vuestros pies y manos, produciéndoos acérrimos sufrimientos.
Dolor profundo hay en mi corazón, porque pasáis desapercibido para muchas almas, almas que creen que el cielo y el infierno se viven en esta vida, almas que piensan que todo acaba con la muerte.
Dolor profundo hay en mi corazón, al veros solitario y cautivo en el Tabernáculo por amor a todas las almas; pena hay en mi corazón, porque vuestra Preciosísima Sangre es inutilizada, infructuosos son vuestros sacrificios y escarnecido y olvidado vuestro amor.
Hermosura Angelical, ya que me habéis permitido unirme al dolor de vuestro Divino Corazón, os pido perdón por los que os ultrajan, perdón para la multitud de indiferentes y de ingratos, perdón por la inconstancia, imperfección y debilidad de los que os aman.
Aceptad su amor, aunque lánguido, encendedlo cada día más; iluminad las almas de los que no os conocen y ablandad la dureza de los corazones que os resisten.
¡Oh Dios escondido! Haceos amor en la tierra y dejaos ver y poseer en el cielo.

6. Jesús aquí me tenéis.

Jesús, dulce encanto de mi corazón. Jesús, Señor de mi alma. Jesús, barullo de Ángeles.
Heme aquí postrado, ante vuestra presencia Eucarística, para amaros, para adoraros, para glorificaros en unidad con la Iglesia Militante, con la Iglesia Purgante y con la Iglesia Triunfante.
Heme aquí como vuestro vasallo, vasallo que se dona totalmente a vos porque sois mi Señor, porque sois el dueño de mi vida, porque sois mi creador.
Sé que estáis frente a mí; sé que me habéis llamado; sé que me habéis sacado del ruido exterior y me habéis traído a disfrutar de vuestro silencio.
Silencio que habla en la profundidad de mi corazón. Silencio que dulcifica mi espíritu.
Silencio que enaltece mi alma.
Me habéis traído para pedir por toda la humanidad. Humanidad ciega y sorda a vuestra presencia y a vuestra voz.
Humanidad renuente a lo Divino.
Humanidad obstinada en el pecado.
Humanidad ausente de Vos.
Os los presento, a vos Jesús Eucaristía para que tengáis compasión de ellos.
Os los presento, para que los hagáis volver a vuestro camino.
Os los presento, para que ablandéis sus corazones.
Os los presento, para que destapéis sus oídos y aprendan a oíros y a
escucharos y os puedan sentir.
Os los presento, para que les deis sed de vos.
Os los presento, para que os reconozcan vivo y real en vuestro misterio, invención de amor.
Sé, Jesús Eucaristía, que el mundo yace en oscuridad, que muy pocos os aman y muy pocos quieren saber de Vos.
Pero aquí me tenéis, rindiendo el homenaje que los hombres no os rinden.
Aquí me tenéis entrelazando mi mirada con vuestra mirada, fundiendo mi corazón con Vuestro Divino Corazón.
Aquí me tenéis recibiendo de vos, aprendiendo de vos porque sois mi Tutor, sois mi Maestro.
Jesús eucaristía, os agradezco por haberos quedado con todos nosotros, os agradezco por no habernos dejado solos. Porque sé que estáis en mí y en todos los que os aman.
Os agradezco Jesús Eucaristía porque preparáis mi alma, preparáis mi corazón para los albores de vuestro segundo advenimiento.
Predisponedme para estar siempre en vos y vos en mí.

7. Corazón Misericordioso de Jesús.

Corazón Misericordioso de Jesús, tomad la impureza de mi espíritu y purificadla con los ríos de vuestra gracia, gracia que es derramada en abundancia para todas las almas de corazón arrepentido.
Corazón Misericordioso de Jesús, tomad la oscuridad de mi pasado e iluminadlo con vuestra luz, luz que resplandecerá en medio de la oscuridad que cubre mi vida, porque hoy reconozco que el pecado me desfigura, me opaca.
Corazón Misericordioso de Jesús, tomad mis debilidades y fortalecedme porque eres mi soporte, mi estandarte en el cual puedo apoyarme para no caer, no desplomarme.
Corazón Misericordioso de Jesús, tomad mi casa en ruinas y restauradla porque eres mi constructor, mi Arquitecto Divino que hacéis, de Mí, una mansión de amor, refugio para los desprotegidos, para los abatidos.
Corazón Misericordioso de Jesús, tomad mi corazón herido, desmoronado y acercadlo al vuestro para que lo sanéis, lo restituyáis.
Corazón Misericordioso de Jesús, tomad la desnudez de mi corazón y arropadlo con el manto de vuestro perdón, perdón que me dará alegría, ánimo para seguir viviendo, viviendo en vuestra plenitud, en vuestra presencia.
Corazón Misericordioso de Jesús, tomad el desierto que hay en mi interior y transformadlo en un manantial de aguas limpias, aguas que drenen todo mi ser para ser refrescado, climatizado, para recibir vuestro amor, vuestro hálito Divino.
Corazón Misericordioso de Jesús, tomad la amargura de mi corazón y dulcificadla con vuestra presencia, presencia que dará descanso a mi espíritu perturbado y conturbado.
Corazón Misericordioso de Jesús tomad mi obstinación y mi testarudez y dadme la docilidad de espíritu para vivir en estado de gracia, en vida de santidad.
Corazón Misericordioso de Jesús, tomad mis ojos y purificad mi mirada, mirada que me conlleve a descubriros en el rostro triste, en el rostro sufriente.
Corazón Misericordioso de Jesús, tomad mis oídos y acrecentad decibeles de amor para escucharos, aún, en medio de mi vida borrascosa y tormentosa.
Corazón Misericordioso de Jesús, tomad mis manos y sumergidlas en las fuentes de vuestro perdón, manos que serán bendecidas por torrenciales de misericordia, misericordia que cae como lluvia copiosa del cielo.
Corazón Misericordioso de Jesús, tomad mis pensamientos y transformadlos en pensamientos puros como los vuestros, pensamientos que señalen siempre al cielo, cielo que me espera para darme allí un lugarcito para alabaros y glorificaros por toda la eternidad.
Corazón Misericordioso de Jesús, tomad mis labios y hacedlos bellos como los vuestros, humedeciéndolos con el néctar de vuestro amor
para que siempre os bendigan.
Corazón Misericordioso de Jesús, tomad mis pies cansados, desgastados y adentradlos en las tinajas de vuestra pureza para ser limpiados y siempre caminar en dirección vuestra.
Corazón Misericordioso de Jesús, tomad mi vida y unidla a la vuestra para hacer realidad aquellas palabras del Maestro que dice: venid
a Mí todos los que estáis cansados y agobiados que yo os aliviaré.
Corazón Misericordioso de Jesús, os doy infinitas gracias porque me habéis quitado ropas de pordiosero para vestirme con ropas de reyes, ropas que me dan la entrada a vuestro Reino, Reino adornado con las perlas preciosas de la misericordia y de la justicia
V/ Jesús, manso y humilde de corazón.
R/ Haced nuestro corazón semejante al vuestro.

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