LA SANTA MISA. PROMESAS.

JESÚS NOS EXPLICA

La participación de Mi Madre en el Misterio de la Cruz es único en la historia del género humano y también en la historia del cielo. Mi Madre en la cima del Calvario ofreció al Padre, la Víctima pura y santa, el Cordero de Dios; su hijo y con el Cordero se ofreció a sí misma.

Ella también es víctima por los pecados. Presente, consciente, copartícipe, no sufrió la acción, pero junto a su Hijo Divino, fue verdadera protagonista del drama de la redención en la que se centra la historia del género humano. En este doble ofrecimiento, que se renueva en cada Misa, está la acción por la cual el sacerdote es verdaderamente tal. Nunca el sacerdote es tan sacerdote, como cuando, junto a Mí, me ofrece a Mí mismo y así mismo al Padre. Por esto la Virgen es corredentora.

Para realizar este ofrecimiento mi Madre ha debido anonadarse enteramente a sí misma. La víctima se destruye, la víctima se consume. Ella ha debido destruir su corazón de Madre santa y pura, la más santa entre todas las madres.

Ha debido sacrificar e inmolar todo sentimiento suyo, ha debido y querido repetir su “fiat” y, como Jesús y con Jesús ha dicho: “no se haga, oh Padre, mi voluntad sino la tuya”.

Sólo un amor indescriptible, incomprensible, un amor sin dimensiones humanas la ha hecho capaz de tan grande prodigio.

Mi Madre, ha testimoniado a Dios y a los hombres la más grande prueba de amor que consiste en sacrificar no la propia vida, sino la vida de Aquel a quien más se ama.

Por lo tanto el Misterio de la Cruz se renueva incesantemente; se perpetúa en el Santo Sacrificio de la Misa» Se desconoce que junto a Mí, que estoy presente en la Hostia consagrada, está Mi Madre como en el Calvario, que ofrece al Padre, al mismo tiempo que a Mí, también a sí misma.

En el momento de la consagración, se repite el prodigio de los prodigios: se realiza la Encarnación, de Mí, Verbo de Dios. En ese momento se provoca la intervención de la Santísima Trinidad. La Virgen con su Fiat, provocó la intervención simultánea:

Del Padre que creó en Ella el alma humana de Mí, Verbo.

De Mí, Verbo que me uní al alma creada por el Padre.

Del Espíritu Santo, causa eficiente de mi virginal concepción en el seno purísimo de María.

Entre las manos del sacerdote celebrante, en el momento de la Consagración, se renueva realmente el Misterio de la Encarnación.

En el Sacrificio de la Cruz estuvieron presentes María y Juan, ambos estás presentes también en cada Misa que se celebra: La Santísima Virgen y San Juan (representado por el sacerdote celebrante).

PROMESAS DE CRISTO A SANTA GERTRUDIS PARA AQUELLOS QUE PARTICIPAN EN LA SANTA MISA

Gracias obtenidas por asistir a la Santa Misa.

1. La Misa es la continuación del Calvario.

2. Cada Misa vale tanto como la vida, sufrimientos y muerte de Nuestro Señor Jesucristo, ofrecidos en sacrificio.

3. La Santa Misa es el acto de desagravio más poderoso para expiar los pecados.

4. A la hora de la muerte, el consuelo más grande del alma consistirá de las Misas oídas en vida.

5. Cada Misa bien oída nos acompañará hasta el Tribunal Divino, suplicando perdón.

6. En la Santa Misa, según el fervor con que se asiste, se puede disminuir en grado mayor o menor, la pena temporal debida por los pecados.

7. Al asistir devotamente a la Santa Misa, se rinde el más grande homenaje a la Sagrada Humanidad de Nuestro Señor.

8. En la Santa Misa, Nuestro Señor Jesucristo ofrece expiación y desagravio por muchas omisiones y negligencias nuestras.

9. En la Santa Misa, Jesucristo perdona los pecados veniales que todavía no se han confesado. Además se disminuye el poder de Satanás sobre el alma.

10. Al asistir a la Santa Misa se proporciona a las almas del Purgatorio, el alivio más grande que sea posible.

11. Una Misa bien oída durante la vida, será de más provecho al alma, que muchas que se ofrecieran para su reposo después de la muerte.

12. Por asistir a Misa, el alma se preserva de peligros, desgracias y de calamidades, que de otro modo hubieran sucedido. Además, se abrevia o reduce la duración de su Purgatorio.

13. Cada Misa bien oída obtiene para el alma un grado más elevado de gloria en el Cielo.

14. En la Misa se recibe la bendición del sacerdote que Nuestro Señor ratifica en el Cielo.

15. En la Misa se arrodilla entre una multitud de los santos ángeles, que están presentes en actitud de profunda reverencia, durante el sacrificio adorable de la Santa Eucaristía.

16. En la Santa Misa se reciben bendiciones para todos los bienes y empresas temporales.

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¿POR QUÉ DEBO asistir a Misa todos los días?

-«La Misa es la manera más perfecta de hacer oración» (Papa Paulo Vl).

-«Por cada Misa que se asiste con devoción, nuestro Señor enviará a un santo a consolarnos en la hora de la muerte «(Revelación de Jesucristo a Santa Gertrudes la Mayor).

-El Padre Pío, sacerdote estigmatizado, ha dicho: «Sería más fácil la existencia del mundo sin el sol, que sin la Santa Misa»

-El Curé d´Ars San Juan Vianney afirmó: «Si conociéramos el valor de la Santa Misa, nos moriríamos de alegría»

-Un célebre doctor de la Iglesia llamado San Anselmo, ha declarado: «Una sola Misa ofrecida y oída en vida con devoción, por el bien propio, puede valer más que mil Misas celebradas por la misma intención, después de la muerte».

-San Leonardo de Puerto Mauricio apoya esta declaración, diciendo que: » una Misa antes de la muerte puede ser más provechosa, que muchas después de ella».

-«La celebración de la Misa sería más provechosa para los fieles si la procurarán en vida. Sería mucho mejor que el hecho de esperar hasta más tarde, y pedir entonces que se ofrezca por el eterno descanso del alma, después de la muerte » (El Papa Benedicto XV).

-En cierta ocasión Santa Teresa se sentía inundada de la bondad de Dios. Entonces le hizo esta pregunta a Nuestro Señor: «Señor mío, ¿Cómo os podré agradecer? Nuestro Señor le contestó: «ASISTID A UNA MISA».

-En cierta ocasión, la Santísima Virgen María,, habló a su fiel servidor, Alain, diciéndole: «Tanto ama mi Hijo a los que asisten al Santo Sacrificio de la Misa, que si fuera necesario, volvería a morir por ellos, tantas veces como cuantas Misas hayan oído».(Página 107 del último párrafo de «Explication Du Saint Sacrifice de la Mece» parle R. P..Martín Cochem Friere – Minneur Capucin).

Otro mensaje entregado por Nuestra Señora en Australia:

«Aunque el sacerdote que celebra la Misa esté en pecado, aún así, el es un Ministro de Dios y tiene el poder, dado por el Cielo, para convertir el pan y el vino, en mi Divino Hijo»

8 comentarios sobre “LA SANTA MISA. PROMESAS.

  1. DEVOCIÓN DURANTE LA ELEVACIÓN DE LA HOSTIA

    Luego de la consagración, el sacerdote eleva la Hostia y el Cáliz a la vista de los fieles

    La Transubstanciación es la parte más importante y más esencial de la Misa. He aquí por qué la Iglesia ha dispuesto que el cuerpo de Jesús, oculto bajo las Santas Especies fuese elevado a la vista de los feligreses inmediatamente después de la Consagración.

    En ese momento, todo el Cielo se regocija; los manantiales de salud y de gracia se derraman sobre la tierra; las llamas abrasadoras del Purgatorio se atenúan y los espíritus infernales son poseídos de espanto. Es que jamás se ha ofrecido al Señor un don tan conmovedor ni tan precioso.

    En la Elevación todo el pueblo, con el cuerpo inclinado, debe fijar su vista en el altar y mirar con fervor el Santísimo Sacramento y decir: «Dios mío y Señor mío»

    Jesucristo reveló a Santa Gertrudis, cuán agradable era a Dios esta práctica, y cuán útil al hombre. «Todas las veces, leemos en la vida de la Santa, que se dirija la vista a la Hostia consagrada, se aumenta en méritos para el Cielo, y el goce de la vida eterna, dependerá del amor con que se haya contemplado en esta tierra el precioso Cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo».

    El sacerdote debe tener algunos instantes las Santas Especies elevadas, para presentarlas a las miradas de los fieles. Después de la elevación de la Hostia, el sacerdote se endereza, toma en sus manos el cáliz (que contiene la preciosa sangre de Cristo), lo eleva y lo muestra al pueblo. Tal es la voluntad de la Iglesia.

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  2. ‎2001 Jesús
    La santa misa eucarística.
    Yo, Jesús todopoderoso, te digo, escribe. Aunque tú eres pequeña feligresa, te
    pido de escribir por el bien de la Iglesia de Jesús, muerto y resucitado.
    24
    Hijos míos, vengan a la misa. Todo en mí se consume por colmarlos de amor.
    Yo los espero para darles las fuerzas necesarias para que puedan cumplir sus trabajos
    cotidianos. Sí, hijos míos, yo estoy en la Iglesia para darles un alimento de amor.
    Vengan a verme, hijos míos. Yo estoy presente en el tabernáculo. Sólo yo
    puedo colmarles de gracias que son necesarias para sus vidas. Yo soy la Vida que
    está presente en cada una de las misas dichas por mis santos sacerdotes.
    Mis Iglesias son lugares de reunión para mis hijos de amor. Comprendan que
    todo debe de cumplirse en el amor por mí. Ustedes verán que solamente mi poder
    de amor podrá hacerlos revivir al amor, hijos míos.
    Entre todo lo que ha sido escrito por mis apóstoles y mis discípulos y todo lo
    que ustedes han recibido a través de los mensajes de mis santos mártires y de mis
    almas elegidas, nada es más verídico y más místico que los escritos relativos a mi
    santa misa eucarística. Sean hijos de la luz. Todo lo que emana del Espíritu Santo
    no debe de dejarles dudas en sus corazones. Sólo mi amor vencerá su letargo.
    Todos estos escritos han sido hechos para traerles la sabiduría a fin de que
    sepan que nosotros, la Santa Trinidad, hemos realizado para cada hijo, el más
    grande, el más hermoso de los misterios. Este misterio, hijos míos, es la Vida que les
    ha sido dada para darles la felicidad eterna. Yo soy Jesús, unido a cada uno de ustedes.
    Sí, hijos míos, cada vez que una misa se celebra, yo, el Hijo de Dios, me
    ofrezco al Padre con todos sus pecados para purificarlos. Vengo para traerles las
    gracias que mi Padre les entrega por este Alimento Celestial. Soy Yo, el Amor que
    los alimenta de mi Cuerpo y que los purifica por mi Sangre. Todos aquellos que me
    toman, reciben en ellos el Amor Celestial que los convierte en hijos de Dios. El Espíritu
    Santo los cubre para que estén en unión con nosotros, la Santa Trinidad.
    Hijos míos, cuando comulgan, ustedes están en presencia de mi Ser que es
    Amor. El Amor contiene todo. Yo estoy en cada hijo del mundo entero. Por este
    sacramento, ustedes están en mí con todos sus hermanos y hermanas para ofrecerse
    al Amor. El Amor los toma, él los cubre de su Ser para hacer de ustedes hijos
    del amor.
    Hijos míos, yo los he tenido, aún antes de que estuviesen en el vientre de su
    madre. Cuando vienen a tomarme en la Santa Eucaristía, yo los tomo de nuevo, en
    mí. Ustedes siempre han estado en mí. Por este gesto de amor, ustedes aceptan de
    estar en mí. Es su propia decisión de venir a habitarme. ¡Ah mis pequeños! ,
    ¿cuándo comprenderán mi eterno amor en cada uno de ustedes?
    Hijos míos, sean fieles a mi Presencia en mi Iglesia; soy yo quien los alimenta.
    Lean mi santa Biblia en Lucas, Mateo, Marcos, Juan y Pablo. Estas letras de fuego,
    soy yo quien las ha dictado; todo lo que es humano pasa y todo lo que es de mí, se
    queda para siempre. No duden, mis queridos hijos tan amados. El Alimento Eucarístico
    no es distribuido para los perros, sino para los hijos de mi Iglesia santa y mística.
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    Grande es mi casa en donde habitan ustedes ; nadie se deja de lado; todos
    ustedes tienen un lugar de predilección. Vengan todos a sentarse a mi mesa en la
    cual mi Cuerpo y mi Sangre les son ofrecidos. Mi cuerpo es el Templo en que mi
    Padre ha puesto todas sus complacencias y que todo le pertenece; nada está fuera
    de él. El lugar en donde estoy está mi Padre. El Amor abarca todo, allí en donde
    está mi Cuerpo y mi Sangre. El Amor soy yo, el Amor es mi Padre, el Amor es el
    Espíritu Santo, el Amor somos nosotros, la Santa Trinidad.
    Cada domingo es un día de fiesta. ¿Por qué dudan ustedes? Habría hecho yo
    errores que me impedirían reunirlos hijos míos? ¿No soy acaso Omnipotente?
    Muchos entre ustedes creen que el domingo, el día del Señor, ha perdido su intensidad
    de amor. Es a través de las dificultades de sus jornadas que mi Padre quiere
    tenerlos cerca de él. Él quiere darles el Alimento Celestial para que obtengan las
    gracias necesarias para vivir sus días de la semana.
    Hijos míos, yo los quiero. La misa del domingo, es un encuentro de alegría, un
    encuentro que es bueno para venir a nuestro banquete de amor. Hijos míos, para
    ustedes es necesario de venir a colmar sus vidas terrestres de esta alegría celestial
    que no es reservada sino que a nosotros, en el Cielo. Es una pequeña parte del
    Cielo que nosotros les ofrecemos el domingo en la misa. Ustedes, hijos míos, rechazan
    nuestra alegría de colmarlos. Yo, Jesús, he venido a ofrecerme en el altar de la
    cruz para que ustedes reciban el amor del Padre.
    Hijos míos, ¿realizan ustedes como es de bueno recibir las delicias del Padre?
    Yo soy Jesús vivo en la santa hostia que mi Padre ha querido para ustedes. Mis hijos
    de amor, déjenme alimentarlos de mi Ser de amor. Todo se convertirá en amor
    para ustedes.
    ¡Ah mis hijos ! , el Amor los invita y ¿ustedes se atreven a rechazar mi
    invitación? Todos ustedes que reciben a sus hijos en sus fiestas de aniversario, ¿qué
    harían si dudaran de su comida y de su servicio y, que en la mesa, criticaran sus alimentos,
    después que han pasado tanto tiempo a preparar esta comida con amor, la
    cual, sin embargo, no es que para su cuerpo? Piensen que mi Alimento es éste de
    Jesús, Hijo de Dios, éste que no solamente los alimenta, sino que sustenta su sed de
    amor que falta tanto en sus vidas.
    Hijos míos, sean tales como yo los he hecho: seres volviéndose divinos por
    medio de mi Presencia en ustedes. Estén vigilantes. La carne es débil y el Maligno
    es astuto. Él espera una caída, una debilidad para tomarlos en sus redes engañosas.
    No se dejen cegar por su orgullo. Muchos han perdido su alma a partir de un poco
    de duda. Ellos han dudado de mi palabra que es Verdad. Vengan a mí, ustedes que
    tienen hambre y yo los alimentaré de mi Pan de Vida grato a mi Corazón.
    La misa, hijos míos, es una fuente de alimento que llena sus vidas de gracias.
    Vengan a fortificarse. Amen.

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  3. 22-05-97

    F. Acá estoy, Mamá María. Aburrida.

    M. Mejor que vengas a Mí.

    F. No tengo ganas de ir a la Misa.

    M. Mejor que vayas.

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    27-12-00

    “Quiero que Mi mensaje se publique “todos los días”.
    Es el alimento para Mis hijos. No temas al que dirán.
    Yo sabré llegar a las almas.
    Yo te hablo, al corazón, también a ellos quiero hablarles al corazón.”

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  4. Oración a Jesús solitario en el Santísimo Sacramento

    ¡Oh Divino Jesús! que durante la noche estáis solitario en tanto tabernáculos del mundo, sin que ninguna de vuestras criaturas vaya a visitaros y adoraros. Yo os ofrezco mi pobre corazón, deseando que todos sus latidos sean otros tantos de amor y adoración. Vos, Señor, estáis siempre en vela bajo las especies Sacramentales, vuestro amor misericordioso nunca duerme ni se cansa de velar por los pecadores.

    ¡Oh Jesús amantísimo!, ¡Oh Jesús solitario!, haced mi corazón cual lámpara encendida; en caridad se inflame y arda siempre en vuestro amor. Vela ¡oh centinela Divino!, vela por el mísero mundo, por los sacerdotes, por las almas consagradas, las extraviadas, por los pobres enfermos cuyas noches interminables necesitan tu fortaleza y tu consuelo, por los moribundos y por ésta tu humilde sierva que, para mejor servirte, descansa pero sin alejarse de Ti, de tu Sagrario… donde vives en la soledad y el silencio de la noche.

    Sea siempre bendito, alabado, adorado, amado y reverenciado el Corazón Sagrado de Jesús en todos los Sagrarios del mundo.

    Amén.

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  5. ME HACE TAN FELIZ CONOCER LOS MENSAJES DE NUESTRO SEÑOR Y NUESTRA HERMOSA MADRE Y SABER TANTOS DETALLES DE SUS VIDAS… GRACIAS ADORADO JESUS POR PERMITIRME CONOCERLOS Y GRACIAS A TODOS SUS PORTAVOCES, UN ABRAZO EN CRISTO JESUS.

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  6. El Señor

    Por la Santa Misa Me acerco a los hombres, ya que en el Altar es la verdadera cuna de la Eucaristía donde Me hago presente en la misma realidad que en el pesebre de Belén.

    42 EL ARCA DE LA NUEVA ALIANZA libro catalina rivas.

    Esta debe ser la primera devoción, la suprema devoción y el compendio de toda práctica cristiana ya que el sacrificio de la Cruz, cuya reiteración es la Misa, excede tanto más cualquier otro sacrificio y obra de piedad como cuando comparas el sol a la luz de un cirio… Es el compendio, porque en ella se completan de la forma más sublime los deberes sagrados del alma humana: adorar al Padre, darle gracias, pedir Su perdón y pedirle nuevas gracias. 3) La Santa Misa Soy Yo mismo, prolongando Mi vida y Mi sacrificio de la Cruz entre ustedes. Sin los méritos de Mi vida y Mi sangre, ¿Qué tienen ante Dios Padre? La nada y el pecado. 4) Hija Mía, comprende que la Misa es la única obra en la tierra que glorifica a Dios en toda Su Majestad. Una Misa que sea celebrada por el Sacerdote más joven y sencillo en el lugar más humilde y escondido, da más gloria a Mi Padre que las alabanzas y las oraciones de todos los fieles (millones de personas en la tierra) y más aún que el mérito de los millones de mártires que han dado su vida y aún más que todas las virtudes que puedan practicarse desde el principio al fin de la humanidad. 5) Recuerda que una sola Misa, da más gloria al Altísimo de la que pueden dar las alabanzas de los coros de ángeles por los siglos… Es que no Me ama del todo quien pudiendo, no oye Misa seguido. ¿Cómo amarme si la Misa soy Yo? Es Mi cuerpo, Mi sangre. ¡Mi alma inseparable de Mi cuerpo y Mi sangre…! 6) La Misa es Mi divinidad. Soy Yo el Sacerdote principal que celebra la Misa, por ello, Me ofende quien no la celebra limpio. Soy Yo la verdadera víctima que se ofrece como en el Calvario. El corazón da la vida, un cuerpo no puede vivir sin él. Del mismo modo, el corazón que da vida a la Iglesia, es la Santa Misa. 7) Relaciona: el sol al apagarse, quitaría toda vida de la tierra. Si se quita de la Iglesia la Eucaristía, morirían todas sus actividades. Ese es el pequeño grano de mostaza que extiende sus raíces: la Eucaristía… Por ello debe la Iglesia cuidar la práctica diaria de la Eucaristía… La Iglesia ha nacido de Mi costado abierto y sólo en Mi regazo puede subsistir. 8) No es posible amar a Mi madre sin amar la Eucaristía… El Avemaría es divina alabanza para Ella, y el Rosario es como una diadema de perlas en Su cabeza; mas todo esto junto, es como una flor pequeñita del campo, comparado con la dicha inmensa que proporcionan a Su Inmaculado Corazón cuando le obsequian una Misa. 9) Por todo esto, cuando vuelvas a casa, no faltes a Misa, hijita Mía, ora por quienes quieres hacerlo y ruega por ti. Ofrece Mi sangre por tu salvación y la de tus seres queridos… Ni visitando todos los

    2)

    santuarios del mundo merecerías más que participando de una Misa… ¡Goza de todos los frutos que en ella recibes y encuéntrame!

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