🎧 Audio 193
📘 Libro I Un alma en Cristo
27 de septiembre de 1988
Teníamos que ir a un retiro, y las señoras del grupo del Rosario y yo no habíamos dicho nada a una señora que viene al grupo, puesto que habla mucho y cuenta cosas de espiritistas. No la queríamos llevar por miedo a que nos dejara en ridículo. Durante el rezo del Santo Rosario todo eran gestos y medias palabras para que la señora no se diera cuenta. Cuando se fueron, me quedé disgustada: no era ésa la actitud que yo debería haber adoptado. Llamé a las señoras y les dije que no me sentía bien y que la dejaba en manos de la Virgen, ya que nosotras no éramos nadie para decidir quién iba o quién no iba al retiro. Por ello la iba a llamar y decirle lo del retiro. La llamé y ella me dijo que estaba a régimen y que, por ello, no podía asistir.
También habíamos hablado de otra señora que tiene mucha dulzura y mucho recogimiento. Me da pena de mí misma por no ser como ella. El Señor me dice:
Sois como las flores del campo: hay una variedad incalculable. 𝗘𝗻 𝗰𝗮𝗱𝗮 𝘂𝗻𝗮 𝗱𝗲 𝘃𝘂𝗲𝘀𝘁𝗿𝗮𝘀 𝗮𝗹𝗺𝗮𝘀 𝗲𝗻𝗰𝘂𝗲𝗻𝘁𝗿𝗼 𝗮𝗹𝗴𝗼 𝗱𝗶𝗳𝗲𝗿𝗲𝗻𝘁𝗲 𝗾𝘂𝗲 𝗺𝗲 𝗮𝘁𝗿𝗮𝗲: en unas, su alegría y espontaneidad; en otras, su recogimiento, y en otras, otras tantas cualidades. 𝗟𝗮𝘀 𝗮𝗰𝗼𝗷𝗼 𝗮 𝘁𝗼𝗱𝗮𝘀 𝗰𝗼𝗻 𝘂𝗻 𝗮𝗺𝗼𝗿 𝗶𝗻𝗳𝗶𝗻𝗶𝘁𝗼.
El recogimiento y discreción, que tú admiras en otras personas y que tú no tienes, no debe afligirte, pues otras personas admiran en ti tu espontaneidad y alegría.
Ayer hiciste lo que debías al llamar a la señora para invitarla al retiro. Debes guardar tu casa y tu familia de los extraños, pues tienes derecho a tu intimidad; pero en lo referente a Mí, debes compartir, divulgar, escoger, sostener y dar. 𝗖𝗼𝗺𝗼 𝗯𝗶𝗲𝗻 𝗱𝗲𝗰í𝗮𝘀, 𝗻𝗼 𝗲𝗿𝗲𝘀 𝘁ú 𝗻𝗮𝗱𝗶𝗲 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝗱𝗲𝗰𝗶𝗱𝗶𝗿 𝗾𝘂𝗶é𝗻 𝗽𝘂𝗲𝗱𝗲 𝗶𝗿 𝗼 𝗻𝗼 𝗮𝗹 𝗿𝗲𝘁𝗶𝗿𝗼. 𝗬𝗼 𝘀𝗶𝗲𝗺𝗽𝗿𝗲 𝗵𝗮𝗯𝗹𝗮𝗯𝗮 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝘁𝗼𝗱𝗼𝘀, 𝘆 𝘁𝗼𝗱𝗼𝘀 𝗺𝗶𝘀 𝗵𝗶𝗷𝗼𝘀 𝘁𝗶𝗲𝗻𝗲𝗻 𝗶𝗴𝘂𝗮𝗹 𝗱𝗲𝗿𝗲𝗰𝗵𝗼.
Sé siempre fiel a ti misma y, lo que es más importante, sé siempre fiel a Mí. Piensa lo que Yo haría y si dudas, tienes a tu director espiritual. De las manos de los dos llegarás.
𝑮𝒓𝒖𝒑𝒐 𝑴𝒂𝒓í𝒂 𝑨𝒖𝒙𝒊𝒍𝒊𝒂𝒅𝒐𝒓𝒂 (1988) 𝑼𝒏 𝒂𝒍𝒎𝒂 𝒆𝒏 𝑪𝒓𝒊𝒔𝒕𝒐. 𝑳𝒊𝒃𝒓𝒐 𝑰
Espacio de angelica 