PRINCESA DEL CIELO..DEL LIBRO APOSENTOS DE REPARACION SACERDOTAL. DADO A AGUSTIN DEL DIVINO CORAZON.
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Cuarto día (4)
No dudéis en decirme: sí
El alma a su Inmaculada Reina:
Princesa del cielo, heme aquí de nuevo postrado ante
vuestros purísimos pies. Gracias Madre mía por acogerme
en vuestro seno Maternal como a uno de vuestros hijos,
hijo ansioso de la Patria Celestial. Hijo con corazón
abierto a vuestro amor, hijo que camina ligero de equipaje
como peregrino del Absoluto, hijo con corazón roto,
remendado, ya que el mundo me ha herido, a sembrado
sus rayos opacos de desolación, hijo que quiere amaros
sin límites, hijo ávido de habitar en uno de los Aposentos
de vuestro Inmaculado Corazón.
Reconozco Madre mía que el verdadero sentido de la vida
sólo se halla a vuestro lado porque sois el Vaso Purísimo
que contuvo al Hijo de Dios en vuestro vientre Virginal.
Siempre has sido modelo digno de imitar; vuestro
Corazón estuvo poseído por Dios. Nada hicisteis a
ocultas, actuasteis como la luz a pleno día, conservasteis
la humildad, aún, sabiendo que eras la Madre del
salvador. Aceptasteis abrazar la cruz desde el, aquel, gran
momento de la anunciación. Comprendo Madre que
seguir radicalmente a Dios implica renuncias, sacrificios;
pero sé que fortaleceréis mi corazón para resistir a la
prueba, prueba que acrisolará mi corazón para refinarlo.
Concededme la gracia de la recta intensión, haced que
todo lo que emprenda, sea para glorificar a Dios, que
jamás pretenda figurar, soy un simple reflejo de la luz real
que es Cristo.
Madre preciosa enseñadme el modo de llegar al cielo, el
mundo me aturde, me satura, me confunde. Sustraedme de
él que temo perderme.
Madre preciosa cerrad mi corazón a la vida perniciosa,
pero abridlo a la vida de santidad.